El
16 de diciembre de 1848, el Señor me dió una visión de la conmoción de las
potestades del cielo. Vi que cuando el Señor dijo “cielo” al anunciar las
señales indicadas por Mateo, Marcos y Lucas, quería decir el cielo, y cuando
dijo “tierra” se refería a la tierra. Las potestades del cielo son el sol, la
luna y las estrellas. Gobiernan en los cielos. Las potestades terrenas son las
que gobiernan en la tierra. Las potestades del cielo se conmoverán a la voz de
Dios. Entonces el sol, la luna y las estrellas se desquiciarán de su asiento.
No se aniquilarán, sino que se conmoverán a la voz de Dios. {PE 41.1}
Sobrevinieron
sombrías y densas nubes que se entrechocaban unas con otras. La atmósfera se
partió, arrollándose hacia atrás, y entonces pudimos ver en Orión un espacio
abierto de donde salió la voz de Dios. Por aquel espacio abierto descenderá la
santa ciudad de Dios. Vi que ahora se están conmoviendo las potestades de la
tierra, y que los acontecimientos ocurren en orden. Guerras, rumores de guerra,
espada, hambre y pestilencia conmueven primero las potestades de la tierra, y
después la voz de Dios sacudirá el sol, la luna, las estrellas y también la
tierra. Vi que la conmoción de las potencias europeas no es, como enseñan
algunos, la conmoción de las potestades del cielo, sino la de las airadas
naciones. {PE
41.2}
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