Capítulo 1—El
régimen original
Escogido por el
creador
111.
Para saber cuáles son los mejores comestibles tenemos que estudiar el plan
original de Dios para la alimentación del hombre. El que creó al hombre y
comprende sus necesidades indicó a Adán cuál era su alimento. “He aquí—dijo—que
os he dado toda planta que da semilla..., y todo árbol en que hay fruto y que
da semilla; os será para comer”.Génesis 1:29. Al salir del Edén para ganarse el sustento labrando la tierra
bajo el peso de la maldición del pecado, el hombre recibió permiso para comer
también “plantas del campo”.{CRA 95.1}
Los
cereales, las frutas carnosas, los frutos oleaginosos, las legumbres y las
hortalizas constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador.
Preparados del modo más sencillo y natural posible, son los comestibles más
sanos y nutritivos. Comunican una fuerza, una resistencia y un vigor
intelectual que no pueden obtenerse de un régimen alimenticio más complejo y
estimulante.—El Ministerio de Curación, 227,
228 (1905). {CRA 95.2}
112.
Dios dio a nuestros primeros padres los alimentos que él se propuso que debía
comer la raza humana. Era contrario a su plan quitar la vida de ninguna
criatura. No debía haber muerte en el Edén. Los frutos de los árboles del
jardín, constituían el alimento que requerían las necesidades del hombre.—Spiritual Gifts 4:120 (1864). {CRA 95.3}
[Para el contexto véase 639.] {CRA 95.4}
Un llamado a regresar
113.
El Señor se propone que su pueblo vuelva a vivir a base de frutas, hortalizas* y cereales
sencillos... Dios les proveyó a nuestros primeros padres los frutos en su
estado natural.—(Escrito en 1890) E. from U.T. 5, 6 {CRA 96.1}
114.
Dios está obrando en favor de su pueblo. No desea que esté sin recursos. Lo
está haciendo volver al régimen alimenticio originalmente dado al hombre. Este
régimen debe consistir en alimentos hechos con las materias primas que él
proveyó, que son principalmente las frutas, los cereales y las oleaginosas,
aunque también se usarán diversos tubérculos.—Joyas de los Testimonios 3:133 (1902). {CRA 96.2}
115.
Se me ha mostrado reiteradamente que Dios está trayendo a su pueblo de vuelta a
su plan original, esto es, el de no subsistir a base de carne de animales
muertos. El quiere que enseñemos a la gente un método mejor. {CRA 96.3}
Si
se descarta la carne, si el gusto no es educado en esa dirección, y si se
estimula el apetito por las frutas y los cereales, pronto ocurrirá lo que Dios
quiso que fuera en el principio. Su pueblo no usará nada de carne.—Carta 3, 1884. {CRA
96.4}
[Israel traído de vuelta al régimen
original—644] {CRA 96.5}
[El propósito divino al restringir el régimen
de Israel—641, 643, 644] {CRA
96.6}
Capítulo 2—El
régimen sencillo
Una ayuda para
lograr una percepción rápida
116.
Si hubo alguna vez un tiempo en que la alimentación debía ser de la clase más
sencilla, es ahora.—Joyas
de los Testimonios 1:259 (1869). {CRA
96.7}
117.
Dios quiere que los hombres cultiven la fuerza del carácter. Los que son
meramente contemporizadores no son aquellos que recibirán una rica recompensa
día tras día. El quiere que los que trabajan en su causa sean hombres de aguda
inteligencia y rápida percepción. Deben ser temperantes en el comer; los
manjares suculentos no deben encontrar lugar en sus mesas; y cuando al cerebro
se lo carga constantemente y hay falta de ejercicio físico, deben comer con
frugalidad, aun tratándose de alimentos sencillos. La claridad de mente y la
firmeza de propósito de Daniel, su fortaleza de intelecto para adquirir
conocimientos, se debían en extenso grado a la sencillez de su régimen, en
relación con su vida de oración.—Testimonies for the Church 4:515, 516 (1880). {CRA 97.1}
[Un régimen sencillo escogido por Daniel—33,
34, 241, 242] {CRA 97.2}
118.
Mis queridos amigos, en vez de seguir una conducta que previene la enfermedad,
estáis mimando la enfermedad y cediendo a su poder. Debéis evitar el uso de
drogas, y observar cuidadosamente las leyes de la salud. Si tenéis alguna
consideración por vuestra vida, debéis comer alimentos sencillos, preparados de
la manera más simple, y hacer más ejercicio físico. Cada miembro de la familia
necesita los beneficios de la reforma pro salud. Pero el uso de drogas debe ser
abandonado para siempre; porque al paso que no cura ninguna enfermedad,
debilita el sistema, haciéndolo más susceptible a la misma.—Testimonies for the Church 5:311 (1885). {CRA 97.3}
Ahorrando mucho
sufrimiento
119.
Ud. necesita llevar a la práctica la reforma pro salud en su vida; negarse a sí
mismo en el comer y beber para la gloria de Dios. Absténgase de los deseos
carnales que batallan contra el alma. Necesita practicar la temperancia en
todas las cosas. He aquí una cruz que Ud. ha rehuido. El conformarse a un
régimen sencillo, que lo preserve en la mejor condición de salud, es la tarea
que le corresponde. Si hubiera vivido de acuerdo con la luz que el cielo
permitió que brillara en su sendero, mucho sufrimiento podría haberse ahorrado
para su familia. Su propia conducta ha acarreado seguros resultados. Mientras
continúe actuando de esta suerte, Dios no vendrá a su familia para bendecirlo
en forma especial, y obrar un milagro a fin de ahorrar sufrimientos a su familia.
Un régimen sencillo, desprovisto de especias, de carnes y grasas de todo
género, resultará una bendición para Ud., y le ahorrará a su esposa una gran
cantidad de sufrimiento, pesar y abatimiento...—Testimonies for the Church 2:45, 46 (1868). {CRA 97.4}
Alicientes para llevar
una vida sencilla
A
fin de prestarle a Dios servicio perfecto, debe Ud. tener conceptos claros de
sus requerimientos. Debe Ud. usar los alimentos más sencillos, preparados en la
forma más simple, a fin de que los nervios delicados del cerebro no sean
debilitados, embotados o paralizados, de tal suerte que le resulte a Ud.
imposible discernir las cosas sagradas, y valorar la expiación, la sangre
expiatoria de Cristo, como un bien incalculable. “¿No sabéis que los que corren
en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio?
Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se
abstiene; ellos a la verdad para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de
esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y
lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:24-27. {CRA
98.1}
Si
los hombres, sin tener un objetivo más alto que el de una corona perecedera
como recompensa de su ambición, se sometían a la temperancia en todas las
cosas, ¡cuánto más deben estar dispuestos a practicar la negación de sí
mismos aquellos que profesan estar buscando no sólo una corona de gloria
inmortal, sino una vida que ha de durar tanto como el trono de Dios, y riquezas
eternas, honores imperecederos y un permanente peso de gloria! {CRA 98.2}
¿No
debieran los estímulos presentados ante los que corren la carrera cristiana,
inducirlos a practicar la negación de sí mismos y la temperancia en todas las
cosas a fin de que puedan mantener sujetas sus propensiones animales, herir el
cuerpo, y controlar el apetito y las pasiones carnales? Entonces podrán ser participantes
de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que está en el mundo
por medio de la concupiscencia. {CRA 99.1}
La recompensa de la
perseverancia
120.
Las personas acostumbradas a un régimen fuerte y muy estimulante tienen el
gusto pervertido y no pueden apreciar de buenas a primeras un alimento
sencillo. Se necesita tiempo para normalizar el gusto y para que el estómago se
reponga del abuso. Pero los que perseveren en el uso de alimentos sanos, los
encontrarán sabrosos al cabo de algún tiempo. Podrán apreciar su sabor delicado
y los comerán con deleite, prefiriéndolos a las golosinas malsanas. Y el
estómago, en condición de salud, es decir, ni febril ni recargado, desempeñará
fácilmente su tarea.—El Ministerio de Curación, 229 (1905). {CRA 99.2}
Avancemos
121.
Una reforma en el comer implicaría ahorrar gastos y trabajos. Las necesidades
de una familia pueden ser fácilmente suplidas, es decir satisfechas, con un
régimen sencillo y sano. Los alimentos fuertes o suculentos quebrantan los
órganos sanos del cuerpo y de la mente.—Spiritual Gifts 4:132 (1864). {CRA 99.3}
122.
Todos nosotros hemos de considerar que no ha de haber extravagancia en ningún
respecto. Debemos estar satisfechos con un alimento puro, sencillo, preparado
de una manera simple. Este debe ser el régimen de los encumbrados y de los
humildes. Deben evitarse las sustancias adulteradas. Nos estamos preparando
para la vida futura e inmortal en el reino de los cielos. Esperamos hacer
nuestra labor de acuerdo con las instrucciones y con el poder del grande y
poderoso Sanador. Todos deben poner de su parte sacrificio propio.—Carta 309, 1905. {CRA 100.1}
123.
Muchos me han preguntado: ¿Cuál es el mejor proceder que puedo seguir para
preservar mi salud? Mi respuesta es la siguiente: Dejad de transgredir las
leyes de vuestro ser; dejad de gratificar un apetito depravado; comed alimentos
sencillos; vestíos en forma saludable, lo cual exigirá modesta sencillez;
trabajad en forma sana, y no estaréis enfermos.—The Health Reformer, agosto de 1866. {CRA 100.2}
Régimen alimenticio para las reuniones campestres
124.
No debe llevarse a las reuniones campestres nada fuera de los artículos más
saludables, cocinados de una manera sencilla, libres de toda especia y grasa. {CRA 100.3}
Estoy
convencida de que nadie necesita enfermarse en su preparación para las
reuniones campestres, si observa las leyes de la salud en su forma de cocinar.
Si no hacen tortas o pasteles, sino cocinan pan integral o de graham sencillo,
y dependen para su alimentación de la fruta, conservada o seca, no necesitan
enfermarse al prepararse para las reuniones, y no necesitan estar enfermos
mientras asisten a las mismas. Nadie debe pasar todo el tiempo de las reuniones sin
alguna comida caliente. Siempre hay estufas para cocinar en el campamento,
donde esto puede hacerse. {CRA 100.4}
No
debe haber hermanos y hermanas que lo pasen enfermos en el campamento. Si se
visten debidamente en las horas frías de la mañana y de la noche, y son
cuidadosos como para variar su indumentaria de acuerdo con el cambio del
tiempo, de manera que puedan preservar la debida circulación, y observan
estrictamente la regularidad en las horas de dormir y en el consumo de
alimentos sencillos, no ingiriendo nada entre las comidas, no necesitan estar
enfermos. Pueden estar bien durante las reuniones, con sus mentes claras y
capaces de apreciar la verdad, y pueden regresar a sus hogares refrigerados en
cuerpo y en espíritu. Los que han estado empeñados en un trabajo duro día tras
día, ahoran dejan de hacer ejercicio; por lo tanto no deben comer la misma
cantidad de alimento. Si lo hacen, sus estómagos estarán sobrecargados. {CRA 101.1}
Deseamos
tener las facultades del cerebro especialmente vigorosas en estas reuniones, y
en la más saludable condición posible para escuchar la verdad, apreciarla, y
retenerla, a fin de que todos puedan ponerla en práctica después de volver del
congreso. Si el estómago está cargado con excesivo alimento, aunque sea
sencillo, la fuerza del cerebro es llamada a auxiliar a los órganos digestivos.
Hay una sensación de embotamiento del cerebro. Es casi imposible mantener los
ojos abiertos. Las mismas verdades que debieran escucharse, entenderse y
practicarse, resultan enteramente perdidas debido a la indisposición, o porque
el cerebro está casi paralizado como consecuencia de la cantidad de alimento
ingerido. {CRA
101.2}
Quiero
aconsejar a todos a que tomen alguna clase de alimento caliente, por lo menos
cada mañana. Podéis hacer esto sin mucho trabajo. Podéis preparar cereales
integrales, cocidos con agua en forma de gacha. Si la harina integral está
demasiado áspera, cernidla, y mientras la gacha o cereal cocido está
caliente, añadid leche. Esto proporcionará un plato de lo más sabroso y
saludable para el campamento. Y si vuestro pan está seco, cortadlo en trocitos
y ponedlo en vuestra gacha, y resultará agradable. Yo no apruebo el consumo de
mucho alimento frío, debido a que entonces debe restarse vitalidad al sistema
para calentar el alimento hasta que éste llegue a ser de la misma temperatura
que el estómago antes que la obra de la digestión pueda realizarse. Otro plato
muy sencillo y sin embargo muy sano, es el frijol hervido, o cocinado. Diluid
una porción de frijoles en agua, añadid leche o crema, y haced un caldo; el pan
puede usarse así como se emplea en las gachas integrales.—Testimonies for the Church 2:602, 603
(1870). {CRA 101.3}
[La venta de bombones,
caramelos, helados, etc., en el campamento—529, 530] {CRA 102.1}
[Trabajo de cocina
innecesario para los congresos campestres—57] {CRA 102.2}
La comida para el picnic
125.
Unanse varias familias que vivan en una ciudad o pueblo, y dejen las
ocupaciones que los han sobrecargado física y mentalmente. Hagan una excursión
al campo, a la orilla de un hermoso lago, o a un lindo bosque, donde la escena
natural sea bella. Deben llevar consigo alimento sencillo e higiénico, las
mejores clases de frutas y cereales, y tender la mesa bajo la sombra de algún
árbol o bajo la bóveda del cielo. El viaje, el ejercicio y el escenario
avivarán el apetito, y pueden gozar de una comida que los reyes envidiarían.—Testimonies for the Church 1:514 (1867). {CRA 102.3}
[Evítense los excesos
al cocinar—793] {CRA 102.4}
[Consejo para obreros
sedentarios—225] {CRA 102.5}
[Sencillez en el menú
del sábado—56] {CRA 102.6}
126.
Esfuércense fervientemente los que abogan por la reforma pro salud para hacer
de ésta todo lo que ellos pretenden que es. Descarten todo lo que sea
perjudicial para la salud. Usen alimentos sencillos y sanos. La fruta es
excelente, y ahorra mucho trabajo de cocinar. Descarten los pasteles, las
tortas, los postres, y otros platos preparados para tentar el apetito. Coman
menos clases de alimento en una misma comida, y consúmanlos con
agradecimiento.—Carta
135, 1902. {CRA 102.7}
Sencillez al hospedar a otros
127.
Cristo dio en su propia vida una lección de hospitalidad. Cuando estaba rodeado
por la muchedumbre hambrienta al lado del mar, no la mandó sin refección a sus
hogares. Dijo a sus discípulos: “Dadles vosotros de comer”. Mateo 14:16. Y por un acto de poder creador
proporcionó bastante alimento para suplir sus necesidades. Sin embargo, ¡cuán
sencillo fue el alimento provisto! No había lujo. El que tenía todos los
recursos del cielo a su disposición podría haber presentado a la gente una
comida suculenta. Pero proveyó solamente lo que bastaba para su necesidad, lo
que era el alimento diario de los pescadores a orillas del mar. {CRA 103.1}
Si
los hombres fueran hoy sencillos en sus costumbres y vivieran en armonía con
las leyes de la naturaleza, habría abundante provisión para todas las
necesidades de la familia humana. Habría menos necesidades imaginarias y más
oportunidad de trabajar de acuerdo con los métodos de Dios. Cristo no trató de
atraer a los hombres a sí por la satisfacción del amor al lujo. El menú
sencillo que proveyó era una garantía no sólo de su poder sino de su amor, de
su tierno cuidado por ellos en las necesidades de la vida.—Joyas de los Testimonios 2:571, 572 (1900). {CRA 103.2}
128.
Los hombres y las mujeres que profesan ser seguidores de Cristo, son a menudo
esclavos de la moda, y de un apetito glotón. En la preparación de
reuniones a la moda, se invierten tiempo y energía—que debieran dedicarse a
propósitos más elevados y nobles—para cocinar una variedad de platos
insalubres. Debido a esta moda, muchos que son pobres y que dependen de su
trabajo diario, están dispuestos a incurrir en gastos a fin de preparar
diferentes clases de ricas tortas, conservas, pasteles, y una variedad de
alimentos a la moda para los visitantes. Lo único que hacen estos platos es
perjudicar a los que los consumen. Al mismo tiempo, quienes los preparan
necesitan la suma así gastada para comprar ropa para ellos mismos y para los
niños. Este tiempo empleado para preparar alimentos destinados a gratificar el
gusto a expensas del estómago debe dedicarse a la instrucción moral y religiosa
de los hijos. {CRA
103.3}
El
hacer visitas a la moda es convertido en ocasión para la glotonería. Se
participa de alimentos y bebidas perjudiciales en tal medida que sobrecarga
grandemente los órganos de la digestión. Para procesar esos alimentos se exige
la acción innecesaria de las fuerzas vitales, lo cual produce agotamiento, y
perturba grandemente la circulación de la sangre, y como resultado, la carencia
de energía vital se hace sentir en todo el sistema. Las bendiciones que podrían
resultar de una visita social, se pierden a menudo por el hecho de que la
persona que hospeda, en lugar de beneficiarse con nuestra conversación, trabaja
arduamente en la cocina, preparando una variedad de platos para deleitar a los
invitados. Los cristianos nunca deben permitir que su influencia fomente una
conducta semejante consumiendo alimentos complicados preparados de esta manera.
Comprendan ellos que el objeto que tenéis al visitarlos no es complacer el
apetito, sino el hacer que vuestra asociación mutua y el intercambio de
pensamientos y sentimientos resulte una bendición para todos. La conversación
debe ser de un carácter tan elevado y ennoblecedor que después pueda recordarse
con sentimientos del más alto placer.—(1865) H. to L., cap. 1, 54, 55 {CRA 104.1}
129.
Los que atienden a visitas, deben tener alimentos sanos y nutritivos, a base de
frutas, cereales y vegetales, preparados de una manera sencilla y apetitosa.
Esa forma de cocinar exigirá nada más que un poco de trabajo o gasto extra, y
el consumir esos alimentos en cantidades moderadas, no perjudicará a nadie. Si
los mundanos eligen sacrificar tiempo, dinero y salud para gratificar el
apetito, déjese que ellos lo hagan, y paguen la penalidad de la violación de
las leyes de la salud; pero los cristianos deben tomar una posición definida
con respecto a estas cosas, y ejercer su influencia en la debida dirección.
Pueden hacer mucho para reformar estas costumbres que están de moda, y que
destruyen la salud y el alma.—(1865) H. to L., cap. 1, 55, 56 {CRA 105.1}
[El ejemplo de los
cristianos en la mesa como ayuda para los débiles en el dominio propio—354] {CRA 105.2}
[Las fiestas
complicadas son una carga y un perjuicio—214] {CRA 105.3}
[El efecto de una
complicada atención de huéspedes sobre los propios hijos y la familia—348] {CRA 105.4}
[El pecado de un menú
escaso para la familia y excesivo para las visitas—284] {CRA 105.5}
[Un régimen sencillo es
el mejor para los niños—349, 356, 357, 360, 365] {CRA 105.6}
[Sencillez en la
preparación de alimentos sanos—399, 400, 401, 402, 403, 404, 405, 407, 410] {CRA 105.7}
Listos para el huésped inesperado
130.
Algunas madres de familia escatiman la comida en la mesa para poder obsequiar
opíparamente a sus visitas. Esto es desacertado. Al agasajar huéspedes se
debiera proceder con más sencillez. Atiéndase primero a las necesidades de la
familia. {CRA
105.8}
Una
economía doméstica imprudente y las costumbres artificiales hacen muchas
veces imposible que se ejerza la hospitalidad donde sería necesaria y
beneficiosa. La provisión regular de alimento para nuestra mesa debe ser tal
que se pueda convidar al huésped inesperado sin recargar a la señora de la casa
con preparativos extraordinarios.—El Ministerio de Curación, 248 (1905). {CRA 105.9}
[Práctica de E. G. de
White: ningún trabajo extra de cocina para visitas—Apéndice I:8] {CRA 106.1}
[Alimentos sencillos
servidos en el hogar de los White.—Apéndice I:1, 13, 14, 15] {CRA 106.2}
[El menú ha de variarse
de una comida a otra y ha de prepararse con esmero—320] {CRA 106.3}
Pensad menos en el alimento temporal
131.
Debemos estar constantemente meditando en la palabra, comiéndola, digiriéndola,
y asimilándola al practicarla, de manera que sea llevada a la corriente de la
vida. El que se alimenta de Cristo diariamente enseñará a otros por su ejemplo
a pensar menos en lo que come y a sentir mucho mayor ansiedad por el alimento
que da a su alma. {CRA
106.4}
El
verdadero ayuno que debe recomendarse a todos es la abstinencia de todo
alimento estimulante, y el uso adecuado de los alimentos sanos y sencillos, que
Dios ha provisto en abundancia. Los hombres necesitan pensar menos en lo que
comerán y beberán, en el alimento temporal, y mucho más con respecto al
alimento celestial, que dará tono y vitalidad a toda la experiencia religiosa.—Carta 73, 1896. {CRA 106.5}
La influencia reformadora de una vida sencilla
132.
Si nos vistiéramos de una manera sencilla y modesta sin seguir la moda; si
nuestra mesa fuera provista siempre de alimentos sencillos y saludables,
evitando todo manjar lujoso y suculento, toda extravagancia; si nuestras
casas fueran edificadas con la debida sencillez y amuebladas de la misma
manera, esto mostraría el poder santificador de la verdad, y tendría una
influencia destacada sobre los no creyentes. Pero mientras nos conformamos al
mundo en estas cosas, tratando, aparentemente de superar a veces a los mundanos
en arreglos extravagantes, la predicación de la verdad tendrá poco o ningún
efecto. ¿Quién creerá la solemne verdad para este tiempo, cuando los que ya
profesan creerla contradicen su fe con sus obras? No es Dios el que nos ha
cerrado las ventanas del cielo, sino nuestra propia conformidad a las
costumbres y prácticas del mundo.—Testimonies for the Church 5:206 (1882). {CRA 106.6}
133.
Merced a un milagro del poder divino dio Cristo de comer a la muchedumbre; y
sin embargo, ¡cuán modesto era el manjar provisto! Sólo unos peces y unos panes
que constituían el alimento diario de los pescadores de Galilea. {CRA 107.1}
Cristo
hubiera podido darle al pueblo una suntuosa comida; pero un manjar preparado
únicamente para halago del paladar no les hubiera servido de enseñanza para su
bien. Mediante este milagro, Cristo deseaba dar una lección de sobriedad. Si
los hombres fueran hoy de hábitos sencillos, y si viviesen en armonía con las
leyes de la naturaleza, como Adán y Eva en un principio, habría abundantes
provisiones para satisfacer las necesidades de la familia humana. Pero el
egoísmo y la gratificación de los apetitos trajeron el pecado y la miseria, a
causa del exceso por una parte, y de la necesidad por otra.—El Ministerio de Curación, 30 (1905). {CRA 107.2}
134.
Si los que profesan ser cristianos usasen menos de su fortuna para adornar su
cuerpo y hermosear sus propias casas, y en sus mesas hubiese menos lujos
extravagantes ymalsanos, podrían colocar sumas mucho mayores en la tesorería
del Señor. Imitarían así a su Redentor, quien dejó el cielo, sus riquezas y su
gloria, y por amor de nosotros se hizo pobre, a fin de que pudiésemos tener las
riquezas eternas.—Joyas
de los Testimonios 1:381, 382 (1875). {CRA 107.3}
Capítulo 3—Un régimen alimenticio adecuado
No es un asunto que ha de tratarse con indiferencia
135.
Debido a que es erróneo comer tan sólo para gratificar el gusto pervertido, no
debe sacarse la conclusión de que hemos de ser indiferentes con respecto a
nuestra alimentación. Es un asunto de la mayor importancia. Nadie debe adoptar
un régimen empobrecido. Muchos están debilitados por la enfermedad, y necesitan
alimentos nutritivos y bien preparados. Los reformadores de la salud, por
encima de todos los demás, deben tener cuidado de evitar los extremos. El
cuerpo debe tener suficiente nutrición. El Dios que concede el sueño a sus
amados los ha provisto también de alimentos adecuados para sostener el sistema
físico en una condición saludable.—Christian Temperance and Bible Hygiene,
49, 50; Counsels on Health, 118 (1890). {CRA 108.1}
136.
Para tener buena salud, debemos tener buena sangre, pues la sangre es la
corriente de la vida. Repara los desgastes y nutre el cuerpo. Provista de los
elementos convenientes y purificada y vitalizada por el contacto con el aire
puro, da vida y vigor a todas las partes del organismo. Cuanto más perfecta sea
la circulación, mejor cumplida quedará aquella función.—El Ministerio de Curación, 206 (1905). {CRA 108.2}
[La relación del
régimen adecuado con la sanidad mental—314] {CRA 108.3}
[La relación de una
alimentación adecuada con una experiencia espiritual sólida—324, párr. 4] {CRA 109.1}
La generosa provisión de Dios
137.
Dios le ha provisto al hombre abundantes medios para satisfacer un apetito no
pervertido. Ha extendido delante de él los productos de la tierra: una variedad
abundante de alimentos que son deliciosos al paladar y nutritivos para el
sistema. Nuestro benévolo Padre celestial nos dice que podemos comer libremente
de ellos. Las frutas, los cereales y las legumbres, preparados de una manera sencilla,
libre de especias y grasas en todas sus formas, constituyen, junto con la leche
o la crema, el régimen más saludable. Imparten nutrición al cuerpo, y otorgan
un poder de resistencia y un vigor de intelecto que no son producidos por un
régimen estimulante.—Christian
Temperance and Bible Hygiene, 47;Counsels on Health, 114, 115 (1890). {CRA 109.2}
138.
En los cereales, las frutas, las verduras y legumbres y los frutos oleaginosos
o nueces han de encontrarse todos los elementos alimenticios que necesitamos.
Si acudimos al Señor con sencillez de mente, él nos enseñará cómo preparar
alimentos sanos, libres de la corrupción de la carne usada como alimento.—Manuscrito 27, 1906. {CRA 109.3}
Un régimen pobre desacredita la reforma pro salud
139.
Algunos de nuestros hermanos se abstienen concienzudamente de comer alimentos
impropios, y al mismo tiempo, por descuido, dejan de comer los alimentos
necesarios para el debido sostén del cuerpo. Nunca presentemos un testimonio
negativo contra la reforma pro salud por no usar alimentos sanos y
apetitosos en lugar de los artículos perjudiciales que hemos descartado. Debe
emplearse mucho tacto y discreción en la preparación de alimentos nutritivos
que ocupan el lugar de los que han constituido el régimen de muchas familias.
Este esfuerzo requiere fe en Dios, fervor de propósito, y la voluntad de
ayudarse mutuamente. Un régimen que carezca de los debidos alimentos nutritivos
atrae reproche a la causa de la reforma pro salud. Somos mortales, y debemos
suplirnos de alimentos que le proporcionen el debido sostén al cuerpo.—Carta 135, 1902. {CRA 109.4}
[Un régimen empobrecido
no es recomendable—315, 317, 318, 388] {CRA 110.1}
[Un régimen empobrecido
como resultado de puntos de vista extremos—316] {CRA 110.2}
[El cuidarse de un
régimen empobrecido cuando se descarta la carne—320, 816] {CRA 110.3}
[La experiencia
espiritual no se profundiza con una alimentación pobre—323] {CRA 110.4}
[Ejemplo de miembros de
una familia que perecen por falta de alimento sencillo y nutritivo—329] {CRA 110.5}
140.
Examinad vuestros hábitos relativos a la alimentación. Razonad de causa a
efecto, pero no presentéis falso testimonio contra la reforma pro salud
siguiendo ignorantemente una conducta que milite contra ella. No descuidéis el
cuerpo ni abuséis de él, descalificándolo de esta manera para rendir a Dios el
servicio que se le debe. Sé por seguro que algunos de los obreros más útiles de
nuestra causa han muerto debido a un descuido tal. El cuidar el cuerpo
proveyéndole alimentos sabrosos y fortalecedores, es uno de los primeros
deberes de las amas de casa. Es mucho mejor tener ropa y muebles menos
costosos, que escatimar la provisión de artículos necesarios para la mesa.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 58; Counsels on Health, 155, 156 (1890). {CRA 110.6}
Debe ajustarse el régimen a las necesidades individuales
141.
En el consumo de los alimentos, debemos ejercer buen sentido. Cuando
descubrirnos que cierto alimento no nos asienta bien, no necesitamos escribir
cartas para averiguar la causa de la molestia. Cambiemos el régimen; usemos
menos de ciertos alimentos; proveamos otras preparaciones. Pronto conoceremos
el efecto que tienen sobre nosotros determinadas combinaciones. Como seres
humanos inteligentes, estudiemos individualmente los principios, y hagamos uso
de nuestra experiencia y juicio para decidir cuáles son los mejores alimentos
para nosotros.—Joyas
de los Testimonios 3:137 (1902). {CRA 111.1}
[No todos pueden
subsistir con el mismo régimen—322] {CRA 111.2}
142.
Dios nos ha dado una amplia variedad de alimentos sanos, y cada cual debe
escoger el que más convenga a sus necesidades, conforme a la experiencia y a la
sana razón.{CRA
111.3}
La
abundancia de frutas frescas, frutas oleaginosas y cereales que nos proporciona
la naturaleza es grande, y año tras año se acrecienta la facilidad de
comunicaciones que permite el intercambio de productos de un país con otro.
Como resultado, muchos alimentos que hace pocos años se consideraban lujos
están hoy al alcance de todos para el consumo diario. Esto sucede
principalmente con las frutas desecadas y las puestas en conserva.—El Ministerio de Curación, 228 (1905). {CRA 111.4}
[No hemos de limitar la
alimentación en anticipación del tiempo de angustia—323] {CRA 111.5}
[Variedad y esmero en
la preparación—320] {CRA 111.6}
[Régimen adecuado en
nuestros sanatorios—426, 427, 428, 429, 430] {CRA 111.7}
[En el hogar de los
White no había una alimentación pobre.—Apéndice I:8, 17.] {CRA 111.8}
Capítulo 4—El régimen en diversos países
Adecuado a la estación y al clima
143.
Los alimentos utilizados deben corresponder al clima. Algunos alimentos
adecuados para un país no serían en absoluto propios para otro lugar.—Carta 14, 1901. {CRA 112.1}
144.
Pero no todos los alimentos sanos de por sí convienen igualmente a nuestras
necesidades en cualquier circunstancia. Nuestro alimento debe escogerse con
mucho cuidado. Nuestro régimen alimenticio debe adaptarse a la estación del
año, al clima en que vivimos y a nuestra ocupación. Algunos alimentos que
convienen perfectamente a una estación del año o en cierto clima, no convienen
en otros. También sucede que ciertos alimentos son los más apropiados para
diferentes ocupaciones. Con frecuencia el alimento que un operario manual o
bracero puede consumir con provecho no conviene a quien se entrega a una
ocupación sedentaria o a un trabajo mental intenso. Dios nos ha dado una amplia
variedad de alimentos sanos, y cada cual debe escoger el que más convenga a sus
necesidades, conforme a la experiencia y a la sana razón.—El Ministerio de Curación, 228 (1905). {CRA 112.2}
Hay alimentos nutritivos en todos los países
145.
Hagamos un progreso inteligente en la simplificación de nuestro régimen
alimenticio. En la providencia de Dios, todo país produce artículos de
alimentación que contienen la nutrición necesaria para edificar el organismo.
Estos pueden presentarse en forma de platos saludables y apetitosos.—Carta 135, 1902. {CRA 112.3}
146.
Si procedemos con prudencia, podremos conseguir en casi cualquier país la clase
de alimentos que más favorece a la salud. Las variadas preparaciones de arroz,
trigo, maíz y avena, como también las judías, porotos o frijoles, guisantes y
lentejas se exportan hoy a todas partes. Estos alimentos, junto con las frutas
indígenas o importadas, y con la variedad de verduras propias de cada país,
facilitarán la elección y la composición de comidas, sin necesidad de carnes...
Donde las frutas desecadas, como uvas pasas, ciruelas, manzanas, peras,
melocotones y albaricoques o damascos, puedan obtenerse a precios moderados, se
verá que pueden emplearse como alimentos de consumo corriente mucho más de lo
que se acostumbra, y con los mejores resultados para la salud y el vigor de
todas las clases de personas activas.—El Ministerio de Curación, 229 (1905). {CRA 113.1}
Una sugestión para los trópicos
147.
En los climas cálidos debe darse al obrero, cualquiera sea su ramo de trabajo,
menos labor que en un clima más fortificante. El Señor recuerda que somos
solamente polvo...{CRA
113.2}
Cuanto
menos azúcar se introduce en la preparación de los alimentos, menos dificultad
se experimentará por lo cálido del clima.—Carta 91, 1898. {CRA 113.3}
Se necesita tacto al enseñar la reforma pro salud
148.
A fin de realizar nuestra obra de una manera directa y sencilla debemos
reconocer las condiciones a las cuales está sujeta la familia humana. Dios ha
hecho provisión para los que viven en diferentes países del mundo. Los que
quieren ser colaboradores con Dios deben considerar cuidadosamente cómo enseñan
la reforma pro salud en la gran viña de Dios. Deben avanzar con cuidado al
especificar qué alimentos deben consumirse y qué alimentos no deben usarse. El
mensajero humano debe unirse al Ayudador divino al presentar el mensaje de
misericordia a las multitudes que Dios quiere salvar.—Carta 37, 1901. {CRA 113.4}
[Para el contexto véase
324.] {CRA 114.1}
[Cuidado especial que
se necesita en países nuevos y en distritos pobres con respecto a la carne, la
leche y los huevos—324] {CRA 114.2}
149.
No prescribimos un régimen definido, pero decimos que en los países donde
abundan las frutas, los cereales y las nueces, la carne no es el alimento
adecuado para el pueblo de Dios.—Joyas de los Testimonios 3:359 (1909). {CRA 114.3}
150.
El Señor desea que los que viven en los países donde se pueden obtener frutas
frescas durante gran parte del año, reconozcan la bendición que tienen en
ellas. Cuanto más dependamos de las frutas frescas tal como se las saca del
árbol, tanto mayor será la bendición.—Joyas de los Testimonios 3:134 (1902). {CRA 114.4}
[Para el contexto véase
397.] {CRA 114.5}
Seguridad de ayuda divina
151.
El Señor enseñará a muchos en todas partes del mundo a combinar las frutas, los
cereales y las verduras en alimentos que sostengan la vida y no comuniquen
enfermedad. Personas que nunca han visto las recetas para hacer los alimentos
sanos* que ya están en venta, trabajarán con
inteligencia, experimentarán con los productos alimenticios de la tierra,
y recibirán información acerca del uso de estos productos. El Señor les
mostrará lo que deben hacer. El que da habilidad y comprensión a su pueblo en
una parte del mundo, se la comunicará también a su pueblo en otras partes del
mundo. Es su designio que los tesoros alimenticios de cada país sean preparados
de tal manera que puedan usarse en los países para los cuales son apropiados.
Como Dios dio maná del cielo para sostener a los hijos de Israel, dará a su
pueblo en diferentes lugares habilidad y sabiduría para usar los productos de
esos países en la preparación de alimentos que reemplacen la carne.—Joyas de los Testimonios 3:132 (1902). {CRA 114.6}
152.
El Señor quiere que en todo lugar se estimule a hombres y mujeres a desarrollar
sus talentos en la preparación de alimentos sanos con los productos naturales
de su propia región. Si miran a Dios y ejercen su habilidad e ingenio bajo la
dirección de su Espíritu, aprenderán a transformar los productos naturales en
alimentos sanos. Así podrán enseñar a los pobres a proveerse de alimentos que
reemplacen la carne. A su vez los que reciban esta ayuda podrán instruir a
otros. Una obra tal se ha de hacer todavía con celo y vigor consagrados. Si se
hubiese hecho antes, habría hoy muchas más personas en la verdad, y muchos más
instructores. Aprendamos cuál es nuestro deber, y luego hagámoslo. No debemos
ser incapaces ni depender de otros para que hagan la obra que Dios nos ha
confiado.—Joyas de los Testimonios 3:136,
137 (1902). {CRA 115.1}
[Véase también 401, 407.] {CRA 115.2}
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