domingo, 15 de mayo de 2016

Sección 16—El régimen alimenticio en los sanatorios



Cuidado racional y buen alimento
419. Han de establecerse instituciones para el cuidado de los enfermos, en donde los que sufren de diversas enfermedades puedan colocarse bajo el cuidado de médicos misioneros temerosos de Dios, y ser tratados sin drogas. A estas instituciones concurrirán los que se han acarreado enfermedades por hábitos indebidos en el comer y beber, de modo que ha de proporcionárseles un régimen alimenticio sencillo, saludable y apetitoso. No debe ser un régimen de hambre. Han de combinarse artículos sanos de alimentación como para preparar platos apetitosos.—Manuscrito 50, 1905{CRA 331.1}
420. Deseamos edificar un sanatorio donde puedan curarse las enfermedades por las propias provisiones de la naturaleza, y donde a la gente pueda enseñársele a tratarse a sí misma cuando está enferma. Donde aprendan a comer en forma temperante alimentos sanos, y sean enseñados a rechazar todos los narcóticos—té, café, vinos fermentados y estimulantes de todas clases—, y a descartar la carne de animales muertos.—Manuscrito 44, 1896{CRA 331.2}
Responsabilidad de médicos, dietólogos y enfermeros
421. Es deber del médico velar para que se proporcione alimento sano, y éste debe prepararse de tal manera que no produzca perturbaciones en el organismo humano.—Carta 112, 1909{CRA 331.3}
422. Los médicos deben velar en oración, al darse cuenta de que se hallan en una posición de gran responsabilidad. Deben prescribirles a sus pacientes los alimentos más adecuados. Estos alimentos deben ser preparados por alguien que se da cuenta de que ocupa una posición muy importante, siendo que se necesita buen alimento para producir buena sangre.—Manuscrito 93, 1901{CRA 332.1}
423. Una parte importante del deber de la enfermera consiste en atender a la alimentación del paciente. Este no debe sufrir o debilitarse por falta de alimento, ni tampoco deben recargarse sus débiles fuerzas digestivas. Téngase cuidado especial de que la comida sea preparada y servida de modo que resulte apetitosa. Debe, sin embargo, ejercerse buen juicio para adaptarla a las necesidades del paciente, tanto en lo que respecta a la cantidad como a la calidad.—El Ministerio de Curación, 168 (1905){CRA 332.2}
Búsquese la comodidad y la buena voluntad de los pacientes
424. A los pacientes ha de proporcionárseles abundancia de alimentos sanos y apetitosos, preparados y servidos en forma tan atractiva que no sientan tentación a desear la carne. Las comidas deben ser el medio de educar en la reforma pro salud. Ha de manifestarse cuidado con respecto a las combinaciones de los alimentos que se darán a los enfermos. El conocimiento con respecto a las combinaciones alimenticias adecuadas es de gran valor, y ha de recibirse como sabiduría de Dios. {CRA 332.3}
Las horas de las comidas deben ser arregladas de tal manera que los pacientes sientan que los que están a cargo de la institución están trabajando para su comodidad y salud. Entonces, cuando abandonan la institución, no se llevarán consigo la levadura del prejuicio. En ningún caso ha de seguirse una conducta que dé a los pacientes la impresión de que la hora de las comidas ha sido fijada por leyes inalterables. {CRA 332.4}
Si, después de suprimir la tercera comida, veis por los resultados que esto está apartando a la gente de la institución, vuestro deber es sencillo. Debemos recordar que aun cuando hay personas para quienes es mejor comer solamente dos veces, hay otras que comen livianamente en cada comida, y que sienten que necesitan algo por la tarde. Ha de comerse lo suficiente como para que dé fuerza a los nervios y a los músculos, y hemos de recordar que es de los alimentos consumidos de donde la mente obtiene su fuerza. Parte de la obra médico-misionera que los obreros de nuestros sanatorios han de hacer es mostrar el valor de los alimentos sanos. {CRA 333.1}
Está bien que no se sirva té, café o carne en nuestros sanatorios. Para muchos, esto constituye un gran cambio y es privarlos de algo importante. Poner en práctica otros cambios, como ser alterar el número de las comidas por día, es posible que en el caso de algunos haga más mal que bien.—Carta 213, 1902{CRA 333.2}
[Véase en la Sección IX, Parte I: “Número de comidas”.] {CRA 333.3}
Exíjase solamente los cambios necesarios en los hábitos y las costumbres
425. Los que están relacionados con esta institución han de recordar que Dios desea que ellos vayan al encuentro de los pacientes donde éstos están. Hemos de ser la mano ayudadora de Dios al presentar los grandes problemas de la verdad para este tiempo; pero no debemos tratar de interferir innecesariamente con los hábitos y las costumbres de los que están en los sanatorios como pacientes o huéspedes. Muchas de estas personas vienen a este lugar retirado [uno de los sanatorios] para permanecer solamente unas pocas semanas. El obligarlas, por un tiempo tan corto, a cambiar sus horas de comida, es someterlas a un gran inconveniente. Si hacéis esto, hallaréis, después de la prueba, que habéis cometido un error. Averiguad lo que podáis con respecto a los hábitos de los pacientes, y no exijáis de ellos cambiar estos hábitos cuando no se gana nada especial por ese cambio.{CRA 333.4}
La atmósfera de la institución debe ser agradable y hogareña, y tan sociable como sea posible. Los que vienen para ser tratados deben sentirse en casa. Los cambios abruptos con respecto a las comidas los mantendrán en un estado de intranquilidad mental. Sentimientos de incomodidad serán el resultado de la interrupción de sus hábitos. Sus mentes estarán perturbadas, y esto producirá condiciones antinaturales, en virtud de las cuales se los despojará de las bendiciones que podrían de otra manera recibir. Cuando sea necesario cambiar sus hábitos, hacedlo con tanto cuidado y en forma tan agradable que ellos consideren el cambio como una bendición más bien que como una incomodidad... {CRA 334.1}
Que vuestras reglas sean tan consecuentes que apelen a la razón aun de aquellos que no han sido educados para ver todas las cosas con claridad. A medida que os esforzáis por introducir principios de verdad renovadores y transformadores en la vida práctica de los que vienen al sanatorio para mejorar su salud, haced que ellos no vean ninguna exigencia arbitraria impuesta sobre ellos. No les déis razón alguna para sentir que se los obliga a seguir una conducta que ellos no elegirían.—Carta 213, 1902{CRA 334.2}
Realizad gradualmente los cambios dietéticos
426. En las horas de la noche estaba hablando con vosotros dos. Tenía algunas cosas que deciros sobre el asunto del régimen alimenticio. Hablaba con libertad con vosotros, y os decía que tendríais que hacer cambios en vuestras ideas con respecto al régimen de aquellos que vienen al sanatorio desde el mundo. Estas personas han vivido impropiamente a base de alimentos suculentos. Están sufriendo como resultado de complacer el apetito. Se necesita una reforma en sus hábitos relativos al comer y beber. Pero esta reforma no puede ser hecha de una sola vez. El cambio debe realizarse gradualmente. Los alimentos sanos presentados delante de ellos deben ser apetitosos. Toda su vida, tal vez, han tenido tres comidas por día, y han ingerido alimentos suculentos. Es un asunto importante alcanzar a estas personas con las verdades de la reforma pro salud. Pero a fin de inducirlas a adoptar un régimen razonable, debéis presentarles una provisión abundante de alimentos sanos y apetitosos. Los cambios no deben ser hechos en forma tan abrupta que ellos se vean desviados de la reforma pro salud, en vez de ser inducidos a adoptarla. Los alimentos servidos deben ser agradablemente preparados, y deben ser más suculentos de lo que vosotros o yo comeríamos... {CRA 334.3}
Escribo esto porque estoy segura de que el Señor quiere que nosotros tengamos tacto al ir a encontrar a la gente donde está, en su estado de tinieblas y complacencia propia. En cuanto a mí, personalmente, yo estoy decididamente en favor de un régimen sencillo. Pero no sería lo mejor poner a pacientes mundanos que han estado acostumbrados a complacer el apetito, bajo un régimen tan estricto que ellos se vean disgustados con la reforma pro salud. Esto no los convencerá de la necesidad de un cambio en sus hábitos en cuanto al comer y beber. Presentadles los hechos. Educadlos para que vean la necesidad de un régimen sencillo, y que hagan el cambio en forma gradual. Dadles tiempo para responder al tratamiento y a la instrucción que se les proporcione. Trabajad y orad, y conducidlos tan suavemente como sea posible. {CRA 335.1}
Me acuerdo una vez en _____, cuando en el sanatorio se me instó a que me sentara a la mesa con los pacientes, y comiera con ellos, para que nos llegáramos a conocer. Vi entonces que indudablemente se había cometido un error en la preparación de los alimentos. Estos se habían servido todos juntos de tal manera que resultaban sosos, y no había más que los dos tercios de la cantidad necesaria. Me resultó imposible comer lo suficiente para satisfacer mi apetito. Traté de que las cosas se cambiaran, y creo que el problema fue corregido.—Carta 331, 1904{CRA 335.2}
La educación debe acompañar a las reformas
Al tratar con los pacientes en nuestros sanatorios, debemos razonar de causa a efecto. Debemos recordar que los hábitos y las prácticas de toda una vida no pueden ser cambiados en un momento. Con una cocinera inteligente, y con una provisión abundante de alimentos sanos, pueden realizarse reformas que funcionen bien. Pero puede tomar tiempo el lograrlas. No debe hacerse un esfuerzo excesivo a menos que éste resulte en realidad necesario. Debemos recordar que los alimentos que serían apetitosos para un seguidor de la reforma pro salud pueden ser muy insípidos para los que no están acostumbrados a alimentos muy sazonados. Deben darse conferencias para explicar por qué se necesita una reforma en el régimen alimenticio, mostrando que el uso de alimentos sumamente sazonados produce la inflamación de las delicadas membranas de los órganos digestivos. Demuéstrese por qué nosotros, como pueblo, hemos cambiado nuestros hábitos de alimentación y bebida. Explíquese por qué descartamos el tabaco y todas las bebidas alcohólicas intoxicantes. Sentad los principios de la reforma pro salud clara y sencillamente, y con esto, póngase sobre la mesa una abundancia de alimento sano, apetitosamente preparado; y el Señor os ayudará a hacer impresionante la urgencia de la reforma, y los inducirá a ellos a ver que esta reforma es para su más alto bien. Extrañarán los alimentos muy sazonados a los cuales han estado acostumbrados, pero debe hacerse un esfuerzo para darles alimentos que sean tan sanos y tan apetitosos que dejen de extrañar los platos perjudiciales. Mostradles que el tratamiento que les fue dado no los beneficiará
a menos que realicen los cambios necesarios en sus hábitos de comer y beber. {CRA 337.0}
427. En todos nuestros sanatorios debe arreglarse un amplio menú para el comedor de los pacientes. No he visto nada muy extravagante en ninguna de nuestras instituciones médicas, pero he visto algunas mesas decididamente pobres en la provisión de alimentos de buena calidad, atractivos y sabrosos. A menudo los pacientes de esas instituciones, después de permanecer por un tiempo, han decidido que estaban pagando una gran suma de dinero por la pieza, la pensión y el tratamiento, sin recibir mucho como recompensa, y por lo tanto se han ido. Por supuesto, pronto hubo en circulación quejas para gran descrédito de la institución.—Carta 45, 1903{CRA 337.1}
Dos extremos
Existen dos extremos, y debemos evitarlos. Que el Señor ayude a todos los que están relacionados con nuestras instituciones médicas a no abogar por una provisión escasa de alimentos. Los hombres y las mujeres del mundo que vienen a nuestro sanatorio, a menudo tienen apetitos pervertidos. No pueden hacerse cambios radicales en forma repentina para todas estas personas. Algunos no pueden ser colocados de inmediato a base de un régimen tan sencillo, según la reforma pro salud, como sería aceptable en una familia privada. En una institución médica hay apetitos variados que satisfacer. Algunos requieren verduras bien preparadas para hacer frente a sus necesidades peculiares. A otros no les ha sido posible usar hortalizas sin sufrir las consecuencias. Los pobres enfermos dispépticos necesitan recibir muchas palabras de ánimo. Que la influencia religiosa de un hogar cristiano sature el sanatorio. Esto conducirá a la salud de los pacientes. Todas estas cosas han de ser manejadas con cuidado y oración. El Señor comprende las necesidades que deben superarse, y él será vuestro ayudador... {CRA 337.2}
Variad el menú
Ayer os escribí algunas cosas que espero que de ninguna manera os confundan. Puedo haber escrito demasiado con respecto a la importancia de tener una provisión liberal de alimento en nuestros sanatorios. He estado en diversas instituciones médicas donde la provisión de alimentos no era tan abundante como debía haber sido. Como bien sabéis, al proveer para los enfermos no debemos seguir un régimen establecido, sino que debemos con frecuencia variar el menú, y preparar alimentos de diferentes maneras. Creo que el Señor os dará a todos buen juicio en la preparación de los alimentos. {CRA 338.1}
428. A aquellos que vienen a nuestros sanatorios para recibir tratamiento debe proporcionárseles una provisión abundante de alimentos bien cocinados. El alimento colocado delante de ellos debe ser necesariamente más variado en calidad que lo que se necesitaría en un hogar. Que el régimen sea tal que produzca buena impresión en los huéspedes. Esto es un asunto de gran importancia. Los clientes de un sanatorio serán más numerosos si se proporciona una provisión abundante de alimentos apetitosos. {CRA 338.2}
Una y otra vez he dejado las mesas de nuestros sanatorios sintiendo hambre e insatisfecha. He hablado con los que estaban a cargo de las instituciones, y les he dicho que su régimen necesitaba ser más abundante y que los alimentos debían ser más apetitosos. Les he dicho que debían usar su ingenio para hacer los cambios necesarios en la mejor forma posible. Les he pedido que recordaran que lo que tal vez satisfaría el gusto de los que siguen la reforma pro salud, no satisfaría a todos aquellos que siempre han comido alimentos suculentos, como se los llama. Mucho puede aprenderse de las comidas que se preparan y se sirven en un restaurante higiénico exitosamente conducido...—Carta 37, 1904{CRA 338.3}
Evitad los extremos
A menos que dediquéis mucha atención a este asunto, vuestra clientela disminuirá en lugar de aumentar. Hay peligro de ir a los extremos en la reforma alimenticia. {CRA 339.1}
Anoche, mientras dormía, hablaba con el Dr. _____. Le dije: Ud. debe continuar ejerciendo cuidado en lo que atañe a los extremos en el régimen alimenticio. No debe ser extremista ni siquiera en su propio caso, ni con respecto a los alimentos que se proveen para sus ayudantes y pacientes en el sanatorio. Los pacientes pagan un buen precio por su alojamiento, y deben recibir comida abundante. Algunos pueden venir al sanatorio en una condición tal que exija la más austera negación del apetito y el menú más sencillo, pero a medida que su salud progrese, deberán recibir una generosa provisión de alimento nutritivo. {CRA 339.2}
Ud. puede sorprenderse de que yo escriba esto, pero anoche fui instruida en el sentido de que un cambio en el régimen producirá una gran diferencia en su clientela. Se necesita un régimen más liberal. {CRA 339.3}
429. Hay que precaverse contra el peligro de ir a los extremos en el régimen alimenticio en el sanatorio. No podremos esperar que los mundanos acepten de inmediato aquello que nuestros hermanos han tardado años en aprender. Aun ahora hay muchos de nuestros ministros que no practican la reforma pro salud, a pesar de la luz que han tenido. No podemos esperar que los que no reconocen la necesidad de ser abstemios en el régimen, que no han tenido experiencia práctica en este asunto, den de una vez el gran paso que separa la complacencia propia en el comer de un régimen de lo más severo en la reforma pro salud. {CRA 339.4}
A los que vienen al sanatorio hay que proporcionarles alimentos sanos, preparados de la manera más apetitosa y que sean consecuentes con los principios rectos. No podemosesperar que vivan como nosotros vivimos. El cambio sería demasiado grande. Y hay muy pocos en nuestras propias filas que viven en forma tan abstemia como el Dr. _____ ha enseñado que es sabio vivir. Los cambios no deben hacerse abruptamente, cuando los pacientes no están preparados para ello. {CRA 339.5}
Los alimentos colocados ante los pacientes deben ser de tal naturaleza que hagan una impresión favorable en ellos. Los huevos pueden prepararse en una variedad de formas. No debe prohibirse el pastel de limón. {CRA 340.1}
Se ha dedicado muy poco pensamiento y esfuerzo cuidadoso a la tarea de hacer que los alimentos sean sabrosos y nutritivos. No queremos que el sanatorio pierda los pacientes. No podemos convertir a los hombres y las mujeres del error de sus caminos a menos que los tratemos con sabiduría. {CRA 340.2}
Consígase el mejor cocinero, y no se limite el alimento a lo que está de acuerdo con el gusto de algunos que siguen rígidamente la reforma pro salud. Si a los pacientes se les da solamente este alimento, se disgustarán, porque resultará muy insípido. No es así como las almas han de ser ganadas para la verdad en nuestros sanatorios. Préstese atención a las palabras de cautela que el Señor ha dado al Hno. y a la Hna. _____ con respecto a los extremos en el régimen. Fui instruida en el sentido de que el Dr. _____ debe cambiar su alimentación, y comer más alimento nutritivo. Es posible evitar la cocina complicada, y sin embargo hacer que los alimentos sean sabrosos. Yo sé que todo extremo en el régimen del sanatorio perjudicará la reputación de la institución... {CRA 340.3}
Hay una forma de combinar y preparar los alimentos que los hará no solamente sanos sino también nutritivos. Los que están a cargo de la cocina en nuestro sanatorio deben saber cómo hacer esto. El asunto debe tratarse desde el punto de vista bíblico. Existe la posibilidad de despojar al cuerpo de su debida nutrición. La preparación de los alimentos de la mejor manera posible debe llegar a ser una ciencia.—Carta 127, 1904{CRA 340.4}
[Declaraciones adicionales con respecto a los extremos en el régimen del sanatorio—324, 331{CRA 341.1}
La influencia de las raciones exiguas y de los alimentos de mal sabor
430. Deben tener... la mejor calidad de todo tipo de alimentos saludables. Los que han tenido el hábito de complacer el apetito con todo lujo, si vienen al retiro [de un sanatorio adventista] y encuentran en ocasión de su primera comida un régimen magro, inmediatamente reciben la impresión de que los informes que han oído concerniente a que los adventistas viven en forma tan pobre y que se matan de hambre, son verdaderos. Una comida con una ración pobre hará más para desacreditar a la institución que lo que todas las influencias en otros sentidos puedan hacer para contrarrestarla. Si alguna vez esperamos encontrar a la gente en donde ella está para conducirla a un régimen sensato y saludable, no debemos empezar colocando delante de ella un régimen radical. Deben colocarse sobre la mesa platos muy bien cocinados, y abundancia de alimento bueno y sabroso, o de otra manera los que piensan mucho acerca de lo que comen creerán que se mueren de hambre. Necesitamos tener buenos platos muy bien preparados.—Carta 61, 1886{CRA 341.2}
Los alimentos a base de carne no deben ser parte de la dieta del sanatorio
431. He recibido instrucción con respecto al uso de la carne en nuestros sanatorios. Esta debe eliminarse del régimen alimenticio, y en su lugar debe colocarse alimento sano y apetitoso, preparado de tal manera que agrade al paladar.—Carta 37, 1904{CRA 341.3}
432. Hno. y Hna. _____ deseo presentar para vuestra consideración unos pocos puntos que me fueron revelados desde que surgieron las dificultades que tienen que ver con la cuestión de descartar la carne de las mesas de nuestras instituciones médicas... {CRA 342.1}
El Señor me dio claras instrucciones en el sentido de que la carne no debe colocarse ante los pacientes en los comedores de nuestros sanatorios. Se me dio la información de que los pacientes podrían tener carne si, después de escuchar las conferencias que se dan en la sala, todavía insisten en que se les proporcione ese alimento, pero que, en tales casos, esa carne deben comerla en sus propias piezas. Todos los ayudantes han de descartar la carne de su alimentación. Pero, como queda dicho anteriormente, si, después de saber que no puede colocarse carne en las mesas del comedor, unos pocos pacientes insisten en tenerla, proporcionádsela de buen grado en sus propias habitaciones. {CRA 342.2}
Acostumbrados, como muchos están, al uso de carne, no es sorprendente que esperen verla en la mesa del sanatorio. Podréis encontrar que no es aconsejable publicar el menú, dando una lista de los alimentos que se sirven en la mesa; por la ausencia de carne del régimen podría parecer un tremendo obstáculo para los que piensan hacerse clientes del sanatorio. {CRA 342.3}
Sean los alimentos sabrosamente preparados y servidos con gusto. Habrán de prepararse más platos de lo que se necesitaría si se sirviera carne. Pueden proporcionarse otras cosas, de manera que la carne pueda ser descartada. La leche y la crema pueden ser usadas por algunos.—Carta 45, 1903{CRA 342.4}
No debe prescribirse la carne
433. Se me ha instruido que los médicos que usan carne y la prescriben para sus pacientes, no deben ser empleados en nuestras instituciones, porque decididamente dejan de enseñar a los enfermos a descartar lo que los enferma. El médico que usa carne y la prescribe no razona de causa a efecto, y en lugar de actuar como un restaurador, induce al paciente por su propio ejemplo a complacer el apetito pervertido. {CRA 342.5}
Los médicos empleados en nuestras instituciones deben ser reformadores en este respecto y en todo otro sentido. Muchos de los pacientes están sufriendo debido a sus errores en la alimentación. Ha de mostrárseles un camino mejor. ¿Pero cómo puede hacerlo un médico que consume carne? Por sus hábitos erróneos estorba su trabajo y lesiona su utilidad.{CRA 343.1}
Muchos de los pacientes de nuestros sanatorios han razonado por sí mismos sobre el asunto del consumo de carne, y deseando preservar sus facultades mentales y físicas contra el sufrimiento, han dejado la carne fuera de su alimentación. Así han obtenido alivio de los males que han torturado su vida. Muchos que no son de nuestra fe se han plegado a la reforma pro salud debido a que, desde un punto de vista egoísta, vieron la conveniencia de hacerlo así. Muchos han adoptado concienzudamente su posición en materia de la reforma pro salud en lo que atañe a la alimentación y al vestido. ¿Continuarán los adventistas adoptando prácticas insalubres? ¿No obedecerán ellos la orden: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”? 1 Corintios 10:31.—Manuscrito 64, 1901{CRA 343.2}
Precaución que debe tomarse al prescribir alimentos exentos de carne
434. La luz que Dios ha dado sobre el tema de la enfermedad y sus causas, debe estudiarse con amplitud; pues los hábitos erróneos de complacer el apetito, y el descuido y la falta de atención al debido cuidado por el cuerpo resultan evidentes en la gente. Hay que observar hábitos de higiene, y téngase cuidado con lo que se introduce en la boca. {CRA 343.3}
No debéis hacer prescripciones en el sentido de que nunca debe consumirse carne, pero habéis de educar la mente, y dejar que brille la luz. Dejad que la conciencia individual despierte a la necesidad de mantener limpio todo el ser y de protegerlo, contra el apetito pervertido... {CRA 344.1}
Debemos ser cautelosos en este asunto de comer carne. Cuando una persona cambia de un régimen carnívoro estimulante a un régimen de frutas y verduras, siempre tendrá al principio una sensación de debilidad y falta de vitalidad, y muchos insisten en que esto es un argumento en favor de la necesidad de consumir carne. Pero este resultado es precisamente el argumento que debe usarse para descartar un régimen a base de carne. {CRA 344.2}
No debe insistirse en que el cambio sea abrupto, especialmente en el caso de aquellos que tienen que hacer trabajo continuo. Edúquese la conciencia y fortalézcase la voluntad, porque así el cambio puede hacerse con más prontitud y de buen grado. {CRA 344.3}
Los tuberculosos que marchan en forma segura hacia la tumba no deben hacer cambios drásticos en este respecto, sino que debe tratarse cuidadosamente de obtener carne de animales que sean lo más sanos posible. {CRA 344.4}
Personas que tengan tumores que están acabando con su vida no deben ser molestadas con el asunto de si deben dejar o no la carne. Tened cuidado de no tomar medidas estrictas con respecto a este asunto. No será de ayuda el imponer cambios, antes al contrario esto perjudicará los principios relativos a la abstinencia de carne. Presentad disertaciones en la sala. Educad la mente, pero no obliguéis a nadie; pues tal reforma hecha bajo presión es inútil... {CRA 344.5}
Ha de presentarse a todos los estudiantes y médicos—y éstos habrán de transmitirlo a otros—, el hecho de que toda la creación animal está más o menos enferma. La carne enferma no es rara, sino común. Toda clase de enfermedades es introducida en el organismo humano cuando se vive a base de carne de animales muertos. La debilidad resultante del abandono de un régimen a base de carne pronto será vencida, y los médicos deben entender que no deben convertir el estímulo producido por el consumo de carne en algo esencial para la salud y la fuerza. Todos los que la abandonen inteligentemente, después que se acostumbren al cambio, tendrán salud en sus tendones y en sus músculos.—Carta 54, 1896{CRA 344.6}
435. La Dra. _____ me preguntó si, bajo alguna circunstancia, yo aconsejaría beber caldo de pollo si alguien estuviera enfermo y no pudiera introducir ninguna otra cosa en su estómago. Dije: “Hay personas que mueren de tuberculosis que, si piden caldo de pollo, deben tenerlo. Pero yo sería muy cuidadosa”. Un caso dado no debe perjudicar a un sanatorio ni constituir una excusa para que otros piensen que su propio caso requiere el mismo régimen. Yo pregunté a la Dra. _____ si ella tenía algún caso así en el sanatorio. Ella contestó: “No, pero tengo una hermana en el sanatorio de _____, que está muy débil. Tiene ataques de debilidad, pero puede comer pollo cocinado”. Le dije: “Sería mejor alejarla del sanatorio... La luz que me ha sido dada es que si la hermana a la cual Ud. se refiere aceptara y cultivara su gusto por los alimentos sanos, todos estos ataques de debilidad pasarían”.{CRA 345.1}
Ella ha cultivado su imaginación; el enemigo se ha aprovechado de su debilidad corporal; y su mente no está fortalecida para luchar contra las durezas de la vida cotidiana. Es una buena cura mental santificada lo que ella necesita, un aumento de fe, y un activo servicio por Cristo. También necesita el ejercicio de sus músculos, y el trabajo práctico al aire libre. El ejercicio físico será para ella una de las mayores bendiciones en su vida. No necesita ser una inválida, sino una persona de mente sana, una mujer llena de salud, preparada para desempeñar noblemente y bien su parte. {CRA 345.2}
Todos los tratamientos que puedan dársele a su hermana reportarán poca ventaja a menos que ella haga su parte. Necesita fortalecer sus músculos y sus nervios por el trabajo físico. No necesita ser una inválida, sino que puede hacer un trabajo bueno y ferviente.—Carta 231, 1905{CRA 346.1}
[Reconocimiento de condiciones de emergencia—699, 700{CRA 346.2}
“No permitáis que aparezca”
436. Me reuní con los médicos y con el Hno. _____, y hablé con ellos durante unas dos horas, y liberé mi alma. Les dije que habían sido tentados, y que estaban cediendo a la tentación. Con el propósito de asegurarse una clientela, querían servir carne en la mesa, y luego serían tentados a ir más lejos, a usar té, café y drogas... Dije: Habrá tentaciones por medio de aquellos cuyo apetito por la carne ha sido gratificado, y si tales personas están relacionadas con la casa de salud, presentarán tentaciones a sacrificar los principios. No debe tolerarse la primera introducción en el consumo de carne. Entonces no habrá necesidad de eliminar la carne, porque ésta nunca habrá aparecido en la mesa... Se había usado el argumento de que ellos podrían usar carne en la mesa hasta que pudieran educar a la gente con respecto a no usarla. Pero a medida que nuevos pacientes llegaran continuamente, la misma excusa establecería el consumo de carne. No, no permitáis que aparezca en la mesa una vez. Entonces vuestras disertaciones con respecto al asunto de la carne corresponderán con el mensaje que debéis llevar.—Carta 84, 1898{CRA 346.3}
El servir té, café y carne en las piezas de los pacientes
437. En nuestros sanatorios... no debe servirse té, café o carne, a menos que sea en algún caso especial, en el cual el paciente particularmente lo desea, y entonces, estos artículos de consumo deben serle servidos en su propia pieza.—Carta 213, 1902{CRA 346.4}
No debe prescribirse té, café y carne
438. No se emplea a los médicos para que prescriban a los pacientes un régimen a base de carne, porque ésta es la clase de alimentación que los ha enfermado. Buscad al Señor. Cuando lo halléis, seréis mansos y humildes de corazón. Individualmente, no os alimentaréis a base de carne y animales muertos, y ni siquiera colocaréis un bocado en la boca de vuestros niños. No prescribiréis carne, té o café a vuestros pacientes, sino que presentaréis disertaciones en la sala para mostrar la necesidad de un régimen sencillo. Eliminaréis las cosas perjudiciales de vuestro menú. {CRA 347.1}
El que los médicos de nuestras instituciones estén enseñando por precepto y ejemplo a los que están bajo su cuidado a usar un régimen a base de carne, después de años de instrucción que el Señor nos ha dado, los descalifica para ser superintendentes de nuestros institutos de salud. El Señor no da luz sobre la reforma pro salud para que sea desoída a los que ocupan posiciones de influencia y autoridad. El Señor quiere decir precisamente lo que dice, y él ha de ser honrado en lo que dice. Ha de darse luz sobre estos temas. Es el asunto del régimen alimenticio lo que necesita cuidadosa investigación, y las prescripciones deben hacerse de acuerdo con los principios de salud.—(1896) E. de U.T. 4, 5 {CRA 347.2}
[Véase La reforma progresiva del régimen alimenticio en las instituciones adventistas—720-725.] {CRA 347.3}
No han de servirse bebidas alcohólicas
439. No estamos edificando sanatorios para que sean hoteles. Recibimos en nuestros sanatorios solamente a los que desean conformarse con los principios rectos, los que acepten los alimentos que concienzudamente podemos colocar delante de ellos. Si permitiéramos a los pacientes usar bebidas alcohólicas intoxicantes en sus habitaciones, o les sirviéramos carne, no podríamos darles la ayuda que deben recibir al venir a nuestros sanatorios. Debemos hacer claro que por principio excluimos tales artículos de nuestros sanatorios y restaurantes higiénicos. ¿No queremos ver a nuestros semejantes libres de la enfermedad, y gozando de salud y de fuerza? Seamos entonces fieles a los principios como la brújula al polo.—Testimonies for the Church 7:95 (1902){CRA 347.4}
Platos que despierten el apetito
440. No podemos amoldar las mentes de los mundanos a los principios de la reforma pro salud de una sola vez; por lo tanto no debemos establecer reglas demasiado estrictas con respecto al régimen de nuestros pacientes. Cuando vienen a nuestros sanatorios pacientes mundanos, tienen que hacer un gran cambio en sus hábitos alimenticios; y con el propósito de que sientan el cambio lo menos posible, debiera utilizarse el mejor arte culinario dentro de los lineamientos de la salud, y presentarse sobre la mesa los platos más apetitosos y atractivos... {CRA 348.1}
Los que pagan por su alojamiento y tratamiento deben tener alimentos preparados en la forma más apetitosa posible. La razón de esto es obvia. Cuando a los pacientes se los priva de la carne, el organismo humano siente el cambio. Como se produce una sensación de lasitud física, ellos exigirán una abundancia y variedad mayor en su menú. Deben prepararse platos que despierten el apetito, y sean agradables a la vista.—Carta 54, 1907{CRA 348.2}
Alimentos para inválidos
441. Debe proporcionarse un menú abundante y variado para los pacientes, pero debe ejercerse cuidado en la preparación y combinación de los alimentos para los enfermos. La mesa de un sanatorio no puede ser exactamente la misma que la de un restaurante. Constituye una gran diferencia si los alimentos han de colocarse ante personas sanas, que pueden digerir casi cualquier cosa en materia de alimentos, o ante inválidos. {CRA 348.3}
Hay peligro en proporcionar un menú demasiado limitado para personas que han venido directamente de un régimen tan abundante que invita a la glotonería. El menú debe ser liberal. Pero al mismo tiempo, debe de ser sencillo. Yo sé que pueden prepararse los alimentos en forma sencilla, y sin embargo resultar tan sabrosos corno para que lo disfruten aun las personas que han estado acostumbradas a un menú más rico. {CRA 349.1}
Pónganse sobre la mesa frutas en abundancia. Me alegro de que podáis proporcionar para la mesa del sanatorio fruta fresca de vuestra propia quinta. Esta es, por cierto, una gran ventaja.—Carta 171, 1903{CRA 349.2}
[No todos pueden usar verduras: 516.] {CRA 349.3}
La educación que proporciona la mesa del sanatorio
442. En la preparación de los alimentos, hay que permitir que sigan brillando los áureos rayos de luz, para enseñar a los que se sientan a la mesa cómo deben vivir. Esta educación ha de darse también a los que asistan a las reuniones del Retiro para la Salud, de manera que puedan llevarse de vuelta los principios de la reforma.—Carta 71, 1896{CRA 349.4}
443. La preparación de los alimentos para los pacientes del sanatorio necesita estricta y cuidadosa atención. Algunos de los pacientes vienen de hogares en que la mesa está diariamente cargada de alimentos suculentos, y debe hacerse todo esfuerzo posible para poner delante de ellos alimentos que sean a la vez apetitosos y sanos.—Carta 73, 1905{CRA 349.5}
Para recomendar la reforma pro salud
El Señor quiere que la institución con la cual estáis relacionados sea uno de los lugares que proporcionen mayor satisfacción y placer en el mundo. Quisiera que manifestarais cuidado al proporcionar a los pacientes un régimen que no haga peligrar su salud, y al mismo tiempo recomiende nuestros principios de la reforma higiénica. Esto puede hacerse, y al hacerse, hará favorable impresión en la mente de los pacientes. Será una educación para ellos, porque les mostrará la ventaja de una vida higiénica por encima de su propia forma de vivir. Y cuando salgan de la institución, llevarán con ellos un informe que estimulará a otros a ir allí. {CRA 350.1}
La mesa de los ayudantes
444. Tenéis muy poco cuidado y sentís muy livianamente la preocupación de proporcionar comidas bien presentadas y abundantes para vuestros obreros. Ellos son los que necesitan abundancia de provisiones frescas y sanas. Están constantemente cargados de trabajo; su vitalidad debe ser preservada. Sus principios deben ser educados. De entre todos los que se hallan en el sanatorio, ellos deben recibir abundantemente los alimentos mejores, más sanos y más fortificantes. La mesa de vuestros ayudantes debe suplirse, no con carne, sino con una provisión abundante de buenas frutas, granos y hortalizas preparados en forma agradable y sana. Vuestro descuido en hacer esto ha aumentado vuestros ingresos comprometiendo en un grado excesivamente grande la fuerza y las almas de vuestros obreros. Esto no ha agradado al Señor. La influencia del menú entero no recomienda vuestros principios ante aquellos que se sientan a la mesa de los ayudantes.—Carta 54, 1896{CRA 350.2}
El cocinero, un misionero médico
445. Conseguid la mejor ayuda que podáis para la cocina. Si el alimento se prepara de tal manera que sobrecarga los órganos digestivos, estad seguros de que se necesita una investigación. Puede prepararse alimento en tal forma que sea sano y al mismo tiempo apetitoso.—Carta 100, 1903{CRA 351.1}
446. El cocinero o la cocinera de un sanatorio deben ser personas que militen plenamente en las filas de la reforma pro salud. Un hombre no está convertido a menos que su apetito y su régimen correspondan con su profesión de fe. {CRA 351.2}
El cocinero de un sanatorio debe ser un misionero médico bien preparado. Debe ser una persona capaz, que pueda experimentar por sí mismo. No debe limitarse a recetas. El Señor nos ama, y él no desea que nos perjudiquemos siguiendo recetas no saludables. {CRA 351.3}
En todo sanatorio habrá personas que se quejarán de la comida, diciendo que no les conviene. Necesitan ser educadas con respecto a los males de un régimen no saludable. ¿Cómo puede el intelecto estar despejado mientras el estómago sufre?—Manuscrito 93, 1901{CRA 351.4}
447. Debe haber en nuestro sanatorio un cocinero que entienda plenamente el trabajo, y que tenga buen juicio, que pueda hacer experimentos, y que no introduzca en los alimentos las cosas que deben evitarse.—Carta 37, 1901{CRA 351.5}
448. ¿Tenéis un cocinero que pueda preparar platos que los pacientes no puedan sino reconocer que constituyen una mejora en el régimen al cual han estado acostumbrados? El que maneja la cocina en un sanatorio debe ser capaz de hacer combinaciones de alimentos sanas y apetitosas, y estas combinaciones deben necesariamente ser más concentradas y ricas al paladar que lo que vosotros o yo comeríamos.—Carta 331, 1904{CRA 351.6}

449. El que desempeña el cargo de cocinero tiene uno de los trabajos de más responsabilidad. Debe ser educado en hábitos de economía y debe comprender que ningún alimento debe ser desperdiciado. Cristo dijo: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”. Que todos los que están ocupados en algún departamento escuchen esta instrucción. La economía ha de ser aprendida por parte de los educadores y enseñada a los ayudantes no sólo por precepto, sino también por ejemplo.—Manuscrito 88, 1901{CRA 352.1}

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