Capítulo 26—El agua
como bebida
El agua pura es una
bendición
726.
Estando sanos o enfermos, el agua pura es para nosotros una de las más
exquisitas bendiciones del cielo. Su empleo conveniente favorece la salud. Es
la bebida que Dios proveyó para apagar la sed de los animales y del hombre.
Ingerida en cantidades suficientes, el agua suple las necesidades del
organismo, y ayuda a la naturaleza a resistir la enfermedad.—El Ministerio de Curación, 181 (1905). {CRA 503.1}
727.
Debo comer escasamente, aliviando así mi organismo de la carga innecesaria, y
debo albergar alegría, y obtener los beneficios del debido ejercicio al aire
libre. Debo bañarme con frecuencia, y beber en forma abundante agua pura y
blanda.—The Health Reformer, enero de
1871. {CRA 503.2}
El uso del agua en
la enfermedad
728.
El agua puede usarse de muchas maneras para aliviar el sufrimiento. El tomar
sorbos de agua clara y caliente antes de comer—medio litro, más o menos—, no
hará ningún daño, sino que más bien resultará beneficioso.—Carta 35, 1890. {CRA
503.3}
729.
Miles de personas han muerto por falta de agua pura y de aire puro, y sin
embargo, habrían podido vivir... Pero necesitan de estas bendiciones para
restablecerse. Si quisieran recibir instrucción y dejaran de lado los medicamentos,
si se acostumbraran al ejercicio al aire libre y a tener aire en su casa, en el
verano y en el invierno, y a utilizar agua pura para beber y bañarse, estarían
comparativamente bien y felices en lugar de arrastrar una existencia miserable.
[How to Live, 56.]—Mensajes Selectos 2:521 (1866). {CRA 503.4}
En caso de fiebre
730.
Si en ese estado febril se les hubiese dado abundante agua para beber, y si se
la hubiese aplicado externamente, se habrían evitado largos días y noches de
sufrimiento, y se habrían salvado muchas vidas preciosas. Pero miles de
personas han muerto por la fiebre consumidora, hasta que se agotó el
combustible que las alimentaba, y hasta que se consumieron las fuerzas vitales,
y los pacientes murieron en la mayor agonía sin que se les permitiera beber
agua para aliviar su sed abrasadora. El agua que se administra a un edificio
insensible para apagar el fuego rugiente, le es negada a los seres humanos para
apagar el fuego que consume sus fuerzas vitales. [How to Live, 62, 63.]—Mensajes
Selectos 2:518 (1866). {CRA
504.1}
El uso debido e
indebido del agua
731.
Muchos cometen un error al beber agua fría en sus comidas. Tomada con las
comidas, el agua disminuye el flujo de las glándulas salivales; y cuanto más
fría el agua, mayor es el perjuicio para el estómago. El agua o la limonada
heladas, tomadas con la comida, detendrán la digestión hasta que el organismo
haya impartido suficiente calor al estómago para habilitarlo a reiniciar su
tarea. Las bebidas calientes son debilitantes; y además, los que se complacen
en usarlas llegan a ser esclavos del hábito. El alimento no debe ser lavado; no
se necesita beber nada con los alimentos. Cómase con lentitud, y permítase que
la saliva se mezcle con los alimentos. Cuanto más líquido se introduzca en
el estómago con las comidas, tanto más difícil es que los alimentos se
digieran; porque el líquido debe ser primeramente absorbido. No consumáis sal
en gran escala; abandonad los encurtidos envasados; dejad libre vuestro
estómago de los alimentos con muchas especias; comed fruta en vuestras comidas,
y la irritación que exige beber tanto cesará. Pero si algo se necesita para
apagar la sed, el agua pura, bebida poco tiempo antes o después de la comida,
es todo lo que la naturaleza exige. Nunca se tome té, café, cerveza, vino o
cualquier bebida alcohólica. El agua es el mejor líquido posible para limpiar
los tejidos.—The Review and Herald, 29 de
julio de 1884. {CRA 504.2}
[Más acerca de las bebidas en la
alimentación—165, 166] {CRA
505.1}
[Una de las medicinas de Dios—451, 452, 454] {CRA 505.2}
Capítulo 27—El té y
el café
Los efectos
estimulantes del té y el café
732.
El régimen de alimentación y las bebidas estimulantes de estos días no conducen
al mejor estado de salud. El té, el café y el tabaco son todos estimulantes, y
contienen veneno. No solamente son innecesarios, sino perjudiciales, y deben
ser descartados si hemos de agregar al conocimiento temperancia.—The Review and Herald, 21 de febrero de 1888. {CRA 505.3}
733.
El té es venenoso para el organismo. Los cristianos deben abandonarlo. La
influencia del café es hasta cierto punto la misma que la del té, pero su
efecto sobre el organismo es aún peor. Es excitante, y en la medida en que lo
eleve a uno encima de lo normal, lo dejará finalmente agotado y postrado por
debajo de lo normal. A los que beben té y café, los denuncia su rostro. Su piel
pierde el color y parece sin vida. No se advierte en el rostro el resplandor de
la salud.—Joyas de los Testimonios 1:195,
196 (1868). {CRA 505.4}
734.
Enfermedades de todo género y de todo tipo han sido acarreadas a los seres
humanos por el uso del té y del café, y de los narcóticos, el opio y el tabaco.
Estas complacencias perjudiciales deben ser abandonadas, no solamente una de
ellas, sino todas; porque todas son dañinas y ruinosas para las facultades
físicas, mentales y morales; y deben ser descartadas desde el punto de vista de
la salud.—Manuscrito 22, 1887. {CRA 506.1}
[Sembrando semillas de muerte—655] {CRA 506.2}
735.
No bebáis nunca té, café, cerveza, vino o cualquier otra bebida alcohólica. El
agua es el mejor líquido posible para limpiar los tejidos.—The Review and Herald, 29 de julio de 1884. {CRA 506.3}
736.
El té, el café, y el tabaco, así como las bebidas alcohólicas, constituyen
diferentes grados en la escala de los estimulantes artificiales. {CRA 506.4}
El
efecto del té y del café, como se ha mostrado hasta ahora, tiene la misma
tendencia que el del vino y la sidra, el licor y el tabaco. {CRA 506.5}
El
café comporta una complacencia dañina. Si momentáneamente excita la mente a una
acción inusitada, el efecto posterior es agotamiento, postración, parálisis de
las facultades mentales, morales y físicas. La mente se enerva, y a menos que
por un esfuerzo determinado se venza el hábito, la actividad del cerebro se
disminuye en forma permanente. Todos estos productos irritantes de los nervios
están agotando las fuerzas vitales, y la inestabilidad causada por los nervios
destrozados, la impaciencia, la debilidad mental, llegan a ser un elemento de
combate, que antagoniza con el progreso espiritual. ¿No debieran, pues, los que
defienden la temperancia y la reforma, estar alerta para contrarrestar los
males de estas bebidas perjudiciales? En algunos casos es tan difícil
quebrantar el hábito de beber té y café, como para el alcohólico terminar
con el uso del alcohol. El dinero gastado en té y café está más que malgastado.
Estos sólo perjudican al que los usa, y esto en forma continua. Los que emplean
té, café, opio y alcohol pueden a veces vivir hasta una edad avanzada, pero
este hecho no es ningún argumento en favor del uso de estos estimulantes. Lo
que estas personas debían haber realizado, pero dejaron de lograrlo, debido a
su hábito intemperante, sólo lo revelará el gran día de Dios. {CRA 506.6}
Los
que recurren al té y al café como un estímulo para el trabajo, sentirán los
malos efectos de esta conducta en forma de nervios alterados y falta de dominio
propio. Los nervios cansados necesitan reposo y quietud. La naturaleza necesita
tiempo para recuperar sus energías agotadas. Pero si sus fuerzas son
aguijoneadas por el uso de estimulantes, existe, siempre que se repite este
proceso, una disminución de la verdadera fuerza. Por un tiempo puede realizarse
más bajo el estímulo antinatural, pero gradualmente se va haciendo más difícil
despertar las energías hasta el punto deseado, y por fin la naturaleza exhausta
ya no puede responder.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 34-36 (1890). {CRA 507.1}
Efectos dañinos
atribuidos a otras causas
El
hábito de beber té y café es un mal mayor que el que a menudo se sospecha.
Muchos que se han acostumbrado al uso de bebidas estimulantes sufren dolor de
cabeza y postración, y pierden mucho tiempo por enfermedad. Imaginan que no
pueden vivir sin el estímulo e ignoran sus efectos sobre la salud. Lo que los
hace más peligrosos es que sus malos efectos son a menudo atribuidos a otras
causas. {CRA 507.2}
Efectos sobre la mente y
la moral
Por
el uso de estimulantes, todo el organismo sufre. Los nervios se desequilibran,
el hígado desarrolla una acción mórbida, quedan afectadas la calidad y la
circulación de la sangre, y la piel se hace inactiva y se vuelve pálida.
También la mente se perjudica. La influencia inmediata de estos estimulantes es
excitar el cerebro hasta una actividad indebida, sólo para dejarlo más débil y
menos capaz de esfuerzo. El efecto posterior es la postración, no sólo mental y
física, sino también moral. Como resultado vemos a hombres y mujeres nerviosos,
de juicio inseguro y mente desequilibrada. A menudo manifiestan un espíritu
apresurado, impaciente, acusador; ven las faltas de los demás, como a través de
un vidrio de aumento, y son completamente incapaces de discernir sus propios
defectos. {CRA 507.3}
Cuando
estas personas que usan té y café se reúnen para pasar momentos de recreación
social, los efectos de su hábito pernicioso son manifiestos. Todos participan
libremente de las bebidas favoritas, y a medida que se siente la influencia
estimulante, sus lenguas se sueltan, y comienzan con la malvada tarea de hablar
contra los demás. Sus palabras no son pocas o bien escogidas. Los bocados
selectos de la chismografía empiezan a circular, y demasiado a menudo también
circula el veneno del escándalo. Estos chismosos desconsiderados olvidan que
tienen un testigo. El Vigilante, invisible, está escribiendo sus palabras en
los libros del cielo. Todas estas críticas duras, estos informes exagerados,
estos sentimientos de envidia, expresados bajo la excitación de la taza de té,
son registrados por Jesús como si hubieran sido dirigidos contra él mismo. “En
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis”. {CRA
508.1}
Estamos
ya sufriendo a causa de los malos hábitos de nuestros padres, y sin embargo
¡cuántas personas siguen una conducta aún peor que la de ellos! {CRA 508.2}
El
opio, el té, el café, el tabaco y las bebidas alcohólicas están agotando
rápidamente la chispa de vitalidad que todavía queda en la raza humana. Cada
año se toman millones de litros de bebidas alcohólicas y millones de pesos se invierten
en tabaco. Y los esclavos del apetito, en tanto que gastan constantemente lo
que ganan en la complacencia sensual, despojan a sus hijos de alimento, vestido
y de las ventajas de la educación. La sociedad nunca podrá estar en su debido
estado mientras predominen estos males. {CRA 508.3}
Crea excitación
nerviosa, y no fuerza
737.
Ud. es sumamente nervioso y excitable. El té ejerce una influencia excitante de
los nervios, y el café oscurece el cerebro; los dos son muy perjudiciales. Debe
Ud. ser cuidadoso con su régimen. Consuma los alimentos más saludables y
nutritivos, y consérvese en un estado de calma mental, donde no se excite y se
arrebate lleno de pasión.—Testimonies for the Church 4:365 (1879). {CRA 509.1}
738.
El té estimula y hasta cierto punto embriaga. Parecida resulta también la
acción del café y de muchas otras bebidas populares. El primer efecto es
agradable. Se excitan los nervios del estómago, y esta excitación se transmite
al cerebro, que, a su vez acelera la actividad del corazón, y da al organismo
entero cierta energía pasajera. No se hace caso del cansancio; la fuerza parece
haber aumentado. La inteligencia se despierta y la imaginación se aviva. {CRA 509.2}
En
consecuencia, muchos se figuran que el té o el café les hace mucho bien. Pero
es un error. El té y el café no nutren el organismo. Su efecto se produce antes
de la digestión y la asimilación, y lo que parece ser fuerza, no es más que
excitación nerviosa. Pasada
la acción del estimulante, la fuerza artificial declina y deja en su lugar un
estado correspondiente de languidez y debilidad. {CRA 509.3}
El
consumo continuo de estos excitantes de los nervios provoca dolor de cabeza,
insomnio, palpitaciones del corazón, indigestión, temblores y otros muchos
males; porque esos excitantes consumen las fuerzas vitales. Los nervios cansados
necesitan reposo y tranquilidad en vez de estímulo y recargo de trabajo. La
naturaleza necesita tiempo para recuperar las agotadas energías. Cuando sus
fuerzas son aguijoneadas por el uso de estimulantes uno puede realizar mayor
tarea; pero cuando el organismo queda debilitado por aquel uso constante se
hace más difícil despertar las energías hasta el punto deseado. Es cada vez más
difícil dominar la demanda de estimulantes hasta que la voluntad queda vencida
y parece que no hay poder para negarse a satisfacer un deseo tan ardiente y
antinatural, que pide estimulantes cada vez más fuertes, hasta que la
naturaleza, exhausta, no puede responder a su acción.—El Ministerio de Curación, 250, 251 (1905). {CRA 509.4}
[El té y el café
arruinan el estómago—722] {CRA 510.1}
No tienen valor alimenticio
739.
La salud no mejora en ningún sentido por el uso de las cosas que estimulan por
un tiempo pero que después causan una reacción que deja el organismo humano más
deprimido que antes. El té y el café estimulan las energías que flaquean por el
momento, pero cuando ha pasado su influencia inmediata, sobreviene un estado de
depresión. Estas bebidas no tienen en absoluto ningún alimento en sí mismas. La
leche y el azúcar que contienen constituyen todo el alimento que proporciona
una taza de té o café.—Carta
69, 1896.{CRA 510.2}
La percepción espiritual embotada
740.
El té y el café son estimulantes. Sus efectos son similares a los del tabaco;
pero son de menor grado. Los que utilizan estos venenos lentos, a semejanza del
que usa tabaco, piensan que no pueden vivir sin ellos, porque se sienten tan
mal cuando no tienen estos ídolos... Los que se complacen en un apetito
pervertido, lo hacen con perjuicio de la salud y el intelecto. No pueden
apreciar el valor de las cosas espirituales. Sus sensibilidades son embotadas
y el pecado no parece muy pecaminoso, y la verdad no se considera de mayor
valor que los tesoros terrenales.—Spiritual Gifts 4:128, 129 (1864). {CRA 510.3}
741.
El beber té y café es un pecado, una complacencia dañina, que, a semejanza de
otros males, perjudica el alma. Estos ídolos acariciados crean una excitación,
una acción mórbida del sistema nervioso; y después que la influencia momentánea
de los estimulantes pasa, se produce una depresión que es tan profunda como
elevado fue el estímulo producido.—Carta 44, 1896. {CRA 511.1}
742.
Los que usan tabaco, té y café deben dejar a un lado estos ídolos, y poner su
costo en la tesorería del Señor. Algunos nunca han hecho un sacrificio por la
causa de Dios, y están dormidos en cuanto a lo que Dios requiere de ellos.
Algunos de los más pobres tendrán la mayor lucha para negarse a sí mismos estos
estimulantes. Este sacrificio individual no se exige porque la causa de Dios
está sufriendo por carencia de medios. Pero todo corazón será probado, todo
carácter desarrollado. Este es el principio en virtud del cual ha de actuar el
pueblo de Dios. El principio viviente debe ser realizado en la vida.—Testimonies for the Church 1:222 (1861). {CRA 511.2}
El deseo vehemente interfiere el culto espiritual
743.
El té y el café, así como el tabaco, tienen un efecto pernicioso sobre el
organismo. El té es intoxicante; aunque menores en intensidad, sus efectos son
los mismos en carácter que las bebidas alcohólicas. El café tiene una tendencia
mayor a nublar el intelecto y debilitar las energías. No es tan fuerte como el
tabaco, pero tienen efectos similares. Los argumentos que se presentan contra
el tabaco pueden también aplicarse contra el uso del té y del café. {CRA 511.3}
Los
que tienen el hábito de usar té, café, tabaco, opio o bebidas alcohólicas, no
pueden adorar a Dios cuando están privados de estos narcóticos habituales.
Ocúpense en adorar a Dios mientras están privados de estos estimulantes, y la
gracia divina será impotente para animar, vitalizar o espiritualizar sus oraciones
o sus testimonios. Estos cristianos profesos deben considerar cuál es la causa
de su placer. ¿Proviene ella de arriba o de abajo?—The Review and Herald, 25 de enero de 1881. {CRA 512.1}
Los transgresores dominados por el estupor no son sin culpa
744.
Satanás ve que no puede ejercer tanto poder sobre las mentes cuando el apetito
se mantiene bajo control como cuando éste es complacido, por esto él trabaja
constantemente para inducir a los seres humanos a la complacencia. Bajo la
influencia de los alimentos no saludables, la conciencia está dominada por el
estupor, la mente está oscurecida, y su susceptibilidad a las impresiones se
halla coartada. Pero la culpa del transgresor no disminuye porque la conciencia
ha sido violada hasta que se ha hecho insensible. {CRA 512.2}
Puesto
que un estado saludable de la mente depende de la condición normal de las
fuerzas vitales, ¡qué cuidado no debiera ejercerse para que no se usen
narcóticos ni estimulantes! Y sin embargo vemos que un gran número de los que
profesan ser cristianos usan tabaco. Ellos deploran los males de la
intemperancia; sin embargo, mientras hablan en contra del uso de bebidas
alcohólicas, estos mismos hombres escupen jugo de tabaco. Debe haber un cambio
se sentimiento con respecto al empleo de tabaco antes que las raíces del mal
puedan alcanzarse. Queremos abordar aún más de cerca el tema. El té y el café
están fomentando el apetito por estimulantes más fuertes. Y aún llegamos más
cerca, a la preparación de los alimentos, y preguntamos: ¿Se práctica la
temperancia en todas las cosas? ¿Se realiza aún allí la reforma que es esencial
para la salud y la felicidad? {CRA 512.3}
Todo
verdadero cristiano tendrá el dominio de sus apetitos y pasiones. A menos que
esté libre de la esclavitud del apetito, no puede ser un siervo de Cristo
verdadero y obediente. La complacencia del apetito y la pasión embota el efecto
de la verdad sobre el corazón.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 79, 80 (1890). {CRA 513.1}
Una batalla perdida contra el apetito
745.
La intemperancia comienza en nuestras mesas, por el consumo de alimentos
malsanos. Después de un tiempo, por la complacencia continua del apetito, los
órganos digestivos se debilitan y el alimento ingerido no satisface. Se
establecen condiciones malsanas y se anhela ingerir alimentos más estimulantes.
El té, el café y la carne producen un efecto inmediato. Bajo la influencia de
estos venenos el sistema nervioso se excita y, en algunos casos, el intelecto
parece vigorizado momentáneamente y la imaginación resulta más vívida. Por el
hecho de que estos estimulantes producen resultados pasajeros tan agradables,
muchos piensan que los necesitan realmente y continúan consumiéndolos. Pero
siempre hay una reacción. El sistema nervioso, habiendo sido estimulado indebidamente,
obtuvo fuerzas de las reservas para su empleo inmediato. Todo este pasajero
fortalecimiento del organismo va seguido de una depresión. En la misma
proporción en que estos estimulantes vigorizan temporalmente el organismo, se
producirá una pérdida de fuerzas de los órganos excitados después que el
estímulo pasa. El apetito se acostumbra a desear algo más fuerte, lo cual
tenderá a aumentar la sensación agradable, hasta que satisfacerlo llega a ser
un hábito y de continuo se desean estimulantes más fuertes, como el tabaco, los
vinos y licores. Cuanto más se complazca el apetito, tanto más frecuentes
serán sus exigencias, y tanto más difícil será dominarlo. Cuanto más se
debilite el organismo y menos pueda pasarlo sin estimulantes antinaturales, tanto
más aumentará la pasión por esas cosas, hasta que la voluntad quede avasallada
y no tenga ya fuerza para negarse a satisfacer el deseo malsano.—Joyas de los Testimonios 1:417, 418 (1875). {CRA 513.2}
La
única conducta segura
La
única conducta segura consiste en no tocar ni probar té, café, vino, tabaco,
opio ni bebidas alcohólicas. La necesidad que tienen los hombres de esta
generación de invocar en su ayuda el poder de la voluntad fortalecida por la
gracia de Dios, a fin de no caer ante las tentaciones de Satanás, y resistir
hasta la menor complacencia del apetito pervertido, es dos veces mayor hoy que
hace algunas generaciones. {CRA 514.1}
El conflicto entre la verdad y la complacencia de sí mismo
746.
Los hechos relativos a Coré y a su grupo, que se rebelaron contra Moisés y
Aarón, y contra Jehová, se relatan como una advertencia para el pueblo de Dios,
especialmente para aquellos que viven en la tierra cerca del tiempo del fin. {CRA 514.2}
Satanás
ha inducido a muchas personas a imitar el ejemplo de Coré, Datán y Abiram,
instigando la insurrección entre el pueblo de Dios. Los que se permiten a sí
mismos levantarse en contra del sencillo testimonio, se engañan a sí mismos, y
han pensado en realidad que las personas sobre quienes Dios colocó las cargas
de su obra fueron exaltadas por encima del pueblo de Dios, y que su consejo y
sus reproches no se necesitaban. Se han levantado en oposición al sencillo
testimonio que Dios quería que presentaran en la reprensión de los errores del
pueblo de Dios. Los testimonios presentados en contra de las complacencias perniciosas,
como el té, el café, el tabaco en polvo, el tabaco para fumar, han irritado a
cierta clase, porque destruían sus ídolos. Muchos por un tiempo se hallaban
indecisos entre hacer un completo sacrificio de todas estas cosas
perjudiciales, o rechazar los sencillos testimonios presentados, y entregarse a
las exigencias del apetito. Se mantuvieron en una posición de incertidumbre.
Había un conflicto entre sus convicciones de la verdad y su propia
complacencia. Su estado de indecisión las debilitó, y en el caso de muchos, el
apetito prevaleció. Su sentido de las cosas sagradas fue pervertido por el uso
de estos venenos lentos; y por último decidieron plenamente, cualesquiera fueran
las consecuencias, que no se negarían a sí mismos. Esta temeraria decisión
levantó de inmediato un muro de separación entre ellos y los que se estaban
limpiando a sí mismos, como Dios lo ha ordenado, de toda inmundicia de la carne
y del espíritu, y que estaban perfeccionando la santidad en el temor del Señor.
Los testimonios directos presentados se interponían en su camino, y les
producían gran inquietud, y hallaron alivio en guerrear en contra de esos
testimonios, y en luchar para hacer que ellos mismos y que otros creyeran que
los testimonios no eran ciertos. Dijeron que las personas implicadas estaban en
lo correcto, pero que los testimonios de reprobación fueron los que produjeron
el problema. Y cuando los rebeldes despliegan su estandarte, todos los
desafectos se congregan en torno a él, y todos los defectuosos espiritualmente,
los cojos, y los ciegos unen su influencia para esparcir y sembrar la
discordia.—S Gifts
4:36, 37 (1864). {CRA 514.3}
Las raíces de la intemperancia
747.
Se hacen grandes esfuerzos para acabar con la intemperancia; pero muchos de
ellos no están bien dirigidos. Los abogados de la reforma en favor de la
temperancia deberían estar apercibidos contra los pésimos resultados del consumo
de alimentos malsanos, de condimentos, del té y del café. Deseamos buen éxito a
todos los que trabajan en la causa de la temperancia; pero los invitamos a que
observen más profundamente la causa del mal que combaten, y a que sean ellos
mismos consecuentes en la reforma. {CRA 515.1}
Debe
recordarse de continuo a la gente que el equilibrio de sus facultades mentales
y morales depende en gran parte de las buenas condiciones de su organismo
físico. Todos los narcóticos y estimulantes artificiales que debilitan y
degradan la naturaleza física tienden también a deprimir la inteligencia y la
moralidad. La intemperancia es la raíz de la depravación moral del mundo. Al
satisfacer sus apetitos pervertidos, el hombre pierde la facultad de resistir a
la tentación. {CRA
516.1}
Los
que trabajan en favor de la temperancia tienen que educar al pueblo en este
sentido. Enséñenle que la salud, el carácter y aun la vida, corren peligro por
el uso de estimulantes que excitan las energías exhaustas para que actúen en
forma antinatural y espasmódica.—El Ministerio de Curación, 257, 258 (1905). {CRA 516.2}
Perseverad,
y la naturaleza se recuperara
En
cuanto al té, al café, al tabaco y a las bebidas alcohólicas, la única conducta
exenta de peligro consiste en no tocarlos, ni probarlos, ni tener nada que ver
con ellos. El efecto del té, del café y de las bebidas semejantes es comparable
al del alcohol y del tabaco, y en algunos casos el hábito de consumirlos es tan
difícil de vencer como lo es para el borracho renunciar a las bebidas
alcohólicas. Los que intenten romper con estos estimulantes los echarán de
menos por algún tiempo, y sufrirán por falta de ellos; pero si perseveran,
llegarán a vencer su ardiente deseo, y dejarán de echarlos de menos. La
naturaleza necesita algún tiempo para reponerse del abuso a que se la ha
sometido; pero désele una oportunidad, y volverá a rehacerse y a desempeñar su
tarea noblemente y con toda perfección. {CRA 516.3}
748.
Satanás está corrompiendo las mentes y destruyendo las almas por medio de sus
tentaciones sutiles. ¿Verán nuestros hermanos y sentirán el pecado de complacer
el apetito pervertido? ¿Descartarán ellos el té, el café, la carne y todos los
alimentos estimulantes, y dedicarán los medios gastados en estas complacencias
dañinas a esparcir la verdad?... ¿Qué poder tiene el adicto al tabaco para
detener el progreso de la intemperancia? Debe haber una revolución en nuestro
mundo sobre el tema del tabaco antes que el hacha caiga sobre la raíz del
árbol. Recalcamos aún más este tema. El té y el café están creando un apetito
por estimulantes más poderosos, como el tabaco y el alcohol.—Testimonies for the Church 3:569 (1875). {CRA 517.1}
749.
Con respecto a la carne todos nosotros podemos decir: déjesela. Y todos deben
presentar un claro testimonio contra el té y el café, al no usarlo jamás. Son sustancias
narcóticas, perjudiciales tanto para el cerebro como para los otros órganos del
cuerpo... {CRA
517.2}
Renuncien
los miembros de nuestras iglesias a todo apetito egoísta. Todo centavo gastado
en té, café y carne está peor que malgastado; porque estas cosas obstaculizan
el mejor desarrollo de las facultades físicas, mentales y espirituales.—Carta 135, 1902. {CRA 517.3}
Una sugestión de Satanás
750.
Algunos piensan que no pueden reformarse, que la salud sería sacrificada si
ellos intentaran abandonar el uso de té, tabaco y carne. Esta es una sugestión
de Satanás. Son estos estimulantes perniciosos los que con toda certeza están
minando la constitución y preparando el sistema para la entrada de enfermedades
agudas, al menoscabar la delicada maquinaria de la naturaleza y derribar sus
fortificaciones erigidas contra la enfermedad y la decadencia prematura... {CRA 517.4}
El
uso de estimulantes antinaturales es destructivo para la salud, y tiene una
influencia anubladora sobre el cerebro, porque le hace imposible apreciar las
cosas eternas. Los que aprecian tales ídolos no pueden valorar debidamente la
salvación que Cristo ha preparado para ellos por una vida de abnegación,
continuo sufrimiento y vituperio y por la entrega de su propia vida impecable
para salvar de la muerte al hombre que perecía.—Testimonies for the Church 1:548, 549
(1867). {CRA 518.1}
[El efecto del té y el
café sobre los niños—354, 360] {CRA 518.2}
[El té y el café en
nuestros sanatorios—420, 424, 437, 438] {CRA 518.3}
[El té, el café y los
alimentos con carne son innecesarios—805] {CRA 518.4}
[El rechazo del té y
del café, etc., demuestra que los obreros son reformadores prácticos en favor
de la salud—227, 717] {CRA 518.5}
[Resultados de tomar té
y café en comidas y cenas—233] {CRA 518.6}
[Los que tienen fuertes
deseos del té y el café han de ser iluminados—779] {CRA 518.7}
[Haciendo un pacto con
Dios para abandonar el té, el café, etc.—41] {CRA 518.8}
[El té y el café no
eran usados por E. G. de White.—Apéndice 1:18, 23.] {CRA 518.9}
[El té ocasionalmente
usado por E. G. de White como medicina—Apéndice 1:18.] {CRA 518.10}
Capítulo 28—Sustitutos a base de cereales para el té y el café
751.
No debe servirse ni té ni café. En lugar de estas bebidas destructoras de la
salud deben servirse [infusiones de] cereal tostado, tan bien preparado como
sea posible.—Carta
200, 1902. {CRA 518.11}
752.
En algunas circunstancias habrá personas que requieran una tercera comida, que
debe ser ligera y de muy fácil digestión. Unas galletas o pan tostado al horno
con fruta o café de cereales, son lo más conveniente para la cena.—El Ministerio de Curación, 247 (1905). {CRA 519.1}
753.
Yo uso un poco de leche hervida en mi sencillo café de hechura casera.—Carta 73a, 1896. {CRA 519.2}
El uso inmoderado de bebidas calientes y perjudiciales
754.
No se necesitan bebidas calientes, salvo que sean como medicina. El estómago
resulta grandemente perjudicado por una gran cantidad de alimentos y bebidas
calientes. Así la garganta y los órganos digestivos, y por su intermedio los
otros órganos del cuerpo, son debilitados.—Carta 14, 1901. {CRA 519.3}
Capítulo 29—La sidra
755.
Vivimos en una era de intemperancia, y el complacer el apetito del bebedor de
sidra* es una ofensa
contra Dios. Junto con otros, os habéis empeñado en esta obra por no haber
seguido la luz. Si hubierais estado en la luz, no podríais ni habríais hecho
esto. Cada uno de vosotros que ha tenido una parte en esta obra hará frente a
la condenación de Dios, a menos que hagáis un cambio completo en vuestro
negocio. Debéis sentir la gravedad de la situación. Necesitáis comenzar de
inmediato la tarea de librar vuestra alma de condenación... {CRA 519.4}
Después
de haber tomado una posición decidida en contra de una participación activa en
la obra de las sociedades de temperancia, todavía podríais haber retenido una
influencia sobre otros en favor del bien, si hubierais actuado en forma
concienzuda en consonancia con la fe que profesáis, pero ocupándoos en la
manufactura de la sidra, habéis perjudicado muchísimo vuestra influencia; y lo
que es peor, habéis traído oprobio sobre la verdad, y vuestras propias almas
han sido dañadas. Habéis estado edificando una barrera entre vosotros y la
causa de la temperancia. Vuestra conducta indujo a los no creyentes a poner en
duda vuestros principios. No estáis haciendo sendas rectas para vuestros pies;
y los cojos están tropezando y cayendo sobre vosotros para perdición. {CRA 520.1}
No
puedo ver cómo, a la luz de la ley de Dios, los cristianos pueden ocuparse en
forma concienzuda en el cultivo del lúpulo o en la manufactura de vino o de
sidra para el mercado. Todos estos artículos pueden usarse para el bien, y
resultar una bendición; o pueden usarse mal, y resultar una tentación y una
maldición. La sidra y el vino pueden conservarse cuando están recién
preparados, y pueden conservarse dulces por largo tiempo; y si se usan en un
estado no fermentado, no privarán a nadie de la razón...—Testimonies for the Church 5:354-361
(1885). {CRA 520.2}
El
beber moderadamente es el camino a la ebriedad
Las
personas pueden llegar a estar tan intoxicadas con vino y sidra como con
bebidas más fuertes, y la peor clase de ebriedad es la producida por estas
bebidas así llamadas suaves. Las pasiones son más perversas; la transformación
del carácter es mayor, más determinada y obstinada. Unos pocos litros de sidra
o de vino pueden despertar el gusto por bebidas más fuertes, y en muchos casos
los que se han convertido en bebedores confirmados han echado así el fundamento
del hábito de beber. Para algunas personas no es de ninguna manera seguro tener
vino o sidra en la casa. Han heredado un apetito por los estimulantes, que
Satanás está induciéndolos continuamente a complacer. Si ceden a las tentaciones,
no se detienen; el apetito exige ser satisfecho, y resulta gratificado para la
ruina de ellos. El cerebro es embotado y entorpecido; la razón ya no tiene las
riendas, sino que éstas son dejadas a la merced del vicio. La licencia, el
adulterio y los vicios de todo tipo se cometen como resultado de complacer el
apetito por el vino y la sidra. Un religioso profeso que ame estos
estimulantes, y que se acostumbra a usarlos, nunca crece en la gracia. Se hace
tosco y sensual; las pasiones animales gobiernan las facultades superiores de
la mente, y la virtud no se desarrolla. {CRA 520.3}
El
beber moderadamente es la escuela en que los hombres reciben una educación para
la carrera de la embriaguez. Satanás arrastra a una persona en forma tan
gradual del baluarte de la temperancia, en forma tan insidiosa el inofensivo
vino y la sidra ejercen su influencia sobre el gusto, que el camino a la
ebriedad es tomado en forma insospechada. Se cultiva el gusto por los
estimulantes; el sistema nervioso resulta perturbado; Satanás mantiene la mente
en un estado febril de inestabilidad, y la pobre víctima, creyendo que está
perfectamente segura, avanza más y más hasta que toda barrera resulta rota, y
todo principio sacrificado. Las resoluciones más fuertes son derribadas, y los
intereses eternos no son lo suficientemente fuertes para mantener el apetito
degradado bajo el control de la razón. {CRA 521.1}
Algunos
nunca llegan en realidad a estar ebrios, pero están siempre bajo la influencia
de la sidra o del vino fermentados. Ellos están febriles, tienen una mente
desequilibrada, aunque no experimenten en verdad delirios, pero ésta está en
una condición igualmente mala; porque todas las facultades nobles de la mente
son pervertidas. Una tendencia a enfermedades de varias clases, como
hidropesía, problemas del hígado, nervios inestables, y una congestión de la
cabeza, resultan del uso habitual de la sidra fermentada. Por medio de su
empleo muchos se acarrean enfermedad permanente. Algunos mueren de tuberculosis
o sucumben a la apoplejía solamente por esta causa. Algunos sufren dispepsia.
Aun la función vital es retardada y los médicos les dicen que tienen enfermedad
del hígado, cuando si ellos rompieran el barril de sidra, y nunca lo
reemplazaran, sus fuerzas vitales, de las cuales habían abusado, recuperarían
su vigor. {CRA
521.2}
El
beber sidra induce al uso de bebidas más fuertes. El estómago pierde su vigor
natural, y se necesita algo más fuerte para despertar su acción... Vemos el
poder que el apetito por las bebidas fuertes tiene sobre los hombres; vemos
cuántos de todos los profesionales y personas que llevan pesadas
responsabilidades—hombres de exaltada condición, que poseen eminentes talentos,
que han logrado grandes conquistas, hombres de buenos sentimientos, y de nervios
fuertes, y de una buena facultad de raciocinio—lo sacrifican todo por la
complacencia del apetito, hasta que quedan reducidos al nivel de los brutos; y
en muchísimos casos la marcha descendente comenzó con el uso del vino o de la
sidra. {CRA
522.1}
Dar
el ejemplo poniéndose del lado de la reforma
Cuando
los hombres y las mujeres inteligentes que profesan ser cristianos, sostienen
que no es dañino hacer vino o sidra para el mercado, porque cuando están sin
fermentar no intoxican, me siento muy triste. Yo sé que este asunto tiene otro
aspecto al cual ellos rehúsan mirar; pues el egoísmo les ha cerrado los ojos a
los terribles males que pueden resultar del uso de estos estimulantes... {CRA 522.2}
Como
pueblo, profesamos ser reformadores, pretendemos ser los portadores de la luz
al mundo, ser fieles centinelas de Dios, y guardar toda avenida por la cual
Satanás podría llegar con sus tentaciones para pervertir el apetito. Nuestro
ejemplo e influencia deben ser un poder del lado de la reforma. Debemos
abstenernos de toda práctica que embota la conciencia o estimula la tentación.
No debemos abrir ninguna puerta que le dé acceso a Satanás a la mente de un
solo ser humano formado a la imagen de Dios. Si todos fueran vigilantes y
fieles en guardar las pequeñas aberturas hechas por el uso moderado de las así
llamadas bebidas inofensivas, es a saber el vino y la sidra, el camino a la
ebriedad sería cerrado. Lo que se necesita en toda localidad es un firme
propósito, y una voluntad de no tocarlos, de no gustarlos, de no manejarlos;
entonces la reforma en pro de la temperancia sería poderosa, permanente y
cabal... {CRA
522.3}
El
Redentor del mundo, que conoce bien el estado de la sociedad en los últimos
días, representa el comer y el beber como los pecados que condenan esta era.
Nos dice que como fue en los días de Noé así será cuando se revele el Hijo del
hombre. “Estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el
día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y
se los llevó a todos”. Mateo 24:38, 39. Ese mismo estado de cosas existirá en
los últimos días, y los que creen en estas advertencias usarán el máximo
cuidado de no seguir una conducta que los coloque bajo condenación. {CRA 523.1}
Hermanos,
consideremos este asunto a la luz de las Escrituras, y ejerzamos una decidida
influencia del lado de la temperancia en todas las cosas. Las manzanas y las
uvas son dones de Dios; pueden ser empleadas en forma excelente, como artículos
sanos para la alimentación, y puede abusarse de ellas al emplearlas en forma
errónea. Dios ha estado marchitando la cosecha de la viña y del manzano a causa
de las prácticas pecaminosas de los hombres. Estamos delante del mundo como
reformadores; no demos ninguna ocasión para que los incrédulos reprochen nuestra
fe. Dijo Cristo: “Vosotros sois la sal de la tierra”, “sois la luz del mundo”.
Demostremos que nuestros corazones y nuestras conciencias se hallan bajo la
influencia transformadora de la gracia divina, y que nuestras vidas son
gobernadas por los principios puros de la ley de Dios, aun cuando estos
principios pueden requerir el sacrificio de intereses temporales. {CRA 523.2}
Bajo el microscopio
756.
Los que han heredado la sed de estimulantes antinaturales no deberían tener de
ningún modo vino, cerveza o sidra a la vista o a su alcance, porque esto los
expone continuamente a la tentación. Considerando inofensiva la sidra dulce,
muchos no vacilan en comprar una buena provisión de ella. Pero la sidra
permanece dulce muy poco tiempo; pronto empieza a fermentar. El gusto picante
que entonces adquiere la hace tanto más aceptable a muchos paladares, y el que
la bebe se resiste a creer que ha fermentado. {CRA 524.1}
Aun
el consumo de sidra dulce tal como se la produce comúnmente es peligroso para
la salud. Si la gente pudiera ver lo que el microscopio revela en la sidra que
se compra, muy pocos consentirían en beberla. Muchas veces los que elaboran
sidra para la venta no son escrupulosos en la selección de la fruta que
emplean, y exprimen el jugo de fruta agusanada y echada a perder. Los que ni
siquiera pensarían en comer fruta dañina o podrida, no reparan en tomar sidra
hecha con esta misma fruta y la consideran deliciosa; pero el microscopio revela
que aun al salir del lagar, esta bebida al parecer tan agradable es
absolutamente impropia para el consumo. {CRA 524.2}
Se
llega a la embriaguez tan ciertamente con el vino, la cerveza y la sidra, como
con bebidas más fuertes. El uso de las bebidas que tienen menos alcohol
despierta el deseo de consumir las más fuertes, y así se contrae el hábito de
beber. La moderación en la bebida es la escuela en que se educan los hombres
para la carrera de borrachos. Tan insidiosa es la obra de estos
estimulantes más leves, que la víctima entra por el camino ancho que lleva a la
costumbre de emborracharse antes de que se haya dado cuenta del peligro.—El Ministerio de Curación, 255 (1905). {CRA 524.3}
Capítulo 30—Jugo de
fruta
Jugo de uva dulce
757.
El jugo puro de la uva, libre de fermentación, es una bebida saludable. Pero
muchas de las bebidas alcohólicas que hoy se consumen tanto contienen venenos
mortíferos. Los que participan de ellas a menudo enloquecen, y son despojados
de su razón. Bajo su mortífera influencia los hombres cometen delitos de
violencia y a menudo homicidios.—Manuscrito 126, 1903. {CRA
525.1}
Benéfico para la
salud
758.
Haced de la fruta un artículo del régimen que ha de ser colocado sobre vuestra
mesa, que constituirá vuestro menú. Los jugos de fruta, mezclados con pan,
serán muy agradables. La fruta buena, madura, sana, es algo por lo cual debemos
agradecer al Señor, porque es benéfica para la salud.—Carta 72, 1896. {CRA
525.2}
[Tomando un huevo crudo con vino no
fermentado—324] {CRA 525.3}
[El uso de jugo de limón por E. G. de White
para sazonar verduras—522] {CRA
525.4}
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