Agentes
medicamentosos de la naturaleza
450.
Es importante familiarizarse con el beneficio de seguir una dieta especial en
caso de enfermedad. Todos deben entender qué hacer en favor de sí mismos.—Manuscrito 86, 1897. {CRA
355.1}
451.
Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el
cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza,
que no recargarán ni debilitarán el organismo por la fuerza de sus propiedades.
El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida
y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están
muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil
requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua
pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo;
mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que
producen sobre el organismo.—Joyas de los Testimonios 2:142 (1885). {CRA 355.2}
452.
El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen
alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los
verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza
provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta
exacta de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y
recibir una instrucción práctica que le habilite a uno para hacer uso correcto
de estos conocimientos. {CRA 355.3}
El
empleo de los remedios naturales requiere más cuidados y esfuerzos de lo que
muchos quieren prestar. El proceso natural de curación y reconstitución es
gradual y les parece lento a los impacientes. El renunciar a la satisfacción
dañina de los apetitos impone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le
pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con acierto y los que perseveren
en la obediencia a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y
del espíritu.—El Ministerio de Curación, 89
(1905). {CRA 356.1}
453.
A menudo los médicos aconsejan a los inválidos que visiten otros países, que
vayan a alguna fuente de agua mineral, y que atraviesen el océano para
recuperar la salud; cuando, en nueve casos de cada diez, si comieran en forma
temperante, e hicieran ejercicio saludable con un espíritu alegre, recuperarían
la salud y ahorrarían tiempo y dinero. El ejercicio, y el uso libre y abundante
de aire y luz de sol—bendiciones que el cielo nos ha concedido a todos
nosotros—en muchos casos darían vida y fuerza a los macilentos inválidos.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 160 (1890). {CRA 356.2}
Algunas cosas que
podemos hacer por nosotros mismos
454.
Con respecto a lo que podemos hacer por nosotros mismos, hay un punto que
requiere una consideración cuidadosa y concienzuda. Debo conocerme a mí mismo,
siempre debo aprender cómo cuidar este edificio, el cuerpo que Dios me ha dado,
a fin de preservarlo en la mejor condición de salud posible. Debo consumir
aquellas cosas que me mantendrán en mejor condición física, y debo tratar
especialmente de vestirme en forma tal que permita una circulación
saludable de la sangre. No debo privarme del ejercicio ni de aire. Debo recibir
toda la luz del sol que me sea posible obtener. {CRA 356.3}
Debo
actuar con sabiduría para llegar a ser un fiel guardián de mi cuerpo. Sería muy
imprudente que entrase en una habitación fría cuando estoy transpirando; sería
un mayordomo infiel si me sentase en la trayectoria de una corriente de aire,
exponiéndome de ese modo a contraer un resfrío. Actuaría insensatamente si me
sentara con las manos y los pies fríos, privando de este modo de sangre a las
extremidades y congestionando el cerebro o los órganos internos. Siempre debo
proteger mis pies de la humedad. {CRA 357.1}
Debo
comer regularmente los alimentos más saludables para producir la sangre de
mejor calidad, y no debería trabajar con intemperancia si está en mí el poder
impedirlo. {CRA
357.2}
Cuando
he violado las leyes que Dios ha implantado en mi ser, debo arrepentirme y
llevar a cabo una reforma, y colocarme en la condición más favorable bajo el
cuidado de los médicos que Dios ha provisto: el aire puro, el agua pura, y la
valiosa luz del sol de propiedades curativas. {CRA 357.3}
El
agua puede utilizarse en diversas formas para aliviar el sufrimiento. El agua
caliente bebida antes de comer (aproximadamente poco menos de medio litro),
nunca producirá daño alguno, sino que resultará beneficiosa.—Carta 35, 1890; Mensajes
Selectos 2:340, 341. {CRA 357.4}
La fe y la forma
correcta de comer y beber
455.
Los que están enfermos hagan todo lo que está a su alcance, mediante la
corrección de sus hábitos de comer, de beber y de vestir, y realizando
ejercicios juiciosos, para asegurar la recuperación de la salud. Enséñese a los
pacientes que vienen a nuestros sanatorios a cooperar con Dios en la búsqueda
de la salud. “Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. 1 Corintios 3:9. Dios hizo los nervios y los músculos a fin de que puedan
ser usados. Es la inacción de la maquinaria humana lo que trae sufrimiento y
enfermedad.—Carta 5, 1904. {CRA 357.5}
456.
Los que tratan a los enfermos deben realizar su trabajo ejerciendo poderosa
confianza en Dios para que su bendición acompañe los medios que él ha provisto
generosamente, y a los cuales en su misericordia ha llamado nuestra atención
como pueblo, tales como el aire, la higiene, el régimen alimenticio saludable,
los debidos períodos de trabajo y reposo, y el uso del agua.—Testimonies for the Church 1:561 (1867). {CRA 358.1}
Remedios racionales
en los sanatorios
457.
Según la luz que me ha sido dada, debe establecerse un sanatorio, y en él debe
descartarse la medicación con drogas, para emplear en cambio métodos sencillos
y racionales de tratamiento para sanar la enfermedad. En esta institución
habría que enseñar a la gente cómo vestir, cómo respirar, y cómo comer
adecuadamente: cómo prevenir la enfermedad por medio de hábitos de vida
correctos.—Carta 79, 1905. {CRA 358.2}
458.
En nuestros sanatorios, abogamos por el uso de remedios sencillos. Desalentamos
el empleo de drogas, porque éstas envenenan la corriente sanguínea. En estas
instituciones debe darse instrucción sensata acerca de cómo comer, cómo beber,
cómo vestir y cómo vivir de manera que la salud pueda ser preservada.—Manuscrito 49, 1908. {CRA
358.3}
459.
La cuestión de la reforma pro salud no se agita como debiera y como será
agitada. Un régimen alimenticio sencillo, y la ausencia completa de drogas para
dejar que la naturaleza esté libre para recuperar las energías gastadas del
cuerpo, harán a nuestros sanatorios mucho más eficaces en restaurar la salud
del enfermo.—Carta 73a, 1896. {CRA 358.4}
El régimen
alimenticio como remedio
460.
El condescender en comer con mucha frecuencia y en grandes cantidades,
sobrecarga los órganos digestivos y produce un estado febril en el organismo.
La sangre se hace impura, y ocurren enfermedades de varias clases. Se envía a
un médico, quien prescribe alguna droga que proporciona alivio momentáneo, pero
que no cura la enfermedad. Puede cambiar la forma de la misma, pero el verdadero
mal es aumentado diez veces. La naturaleza estaba haciendo lo mejor que podía
para desembarazar al sistema de una acumulación de impurezas, y si se la
hubiera dejado por sí sola, ayudada por las bendiciones comunes del cielo,
tales como el aire y el agua puros, se habría producido una curación rápida y
segura. {CRA 359.1}
Los
que sufren en tales casos pueden hacer en favor de ellos mismos lo que otros no
pueden. Deben empezar a aliviar a la naturaleza de la carga que le han
impuesto. Deben quitar la causa. Ayunen por un corto tiempo, y den al estómago
ocasión de descansar. Reduzcan el estado febril del sistema por una aplicación
cuidadosa e inteligente del agua. Estos esfuerzos ayudarán a la naturaleza en
su lucha para liberar el organismo de las impurezas. Pero generalmente las
personas que sufren dolor se vuelven impacientes. No están dispuestas a tener
abnegación, y a pasar un poco de hambre... {CRA 359.2}
El
uso del agua puede lograr sólo poco resultado si el paciente no siente la
necesidad de prestar atención estricta también a su régimen alimenticio. {CRA 359.3}
Muchos
están viviendo en un estado de violación de las leyes de la salud, y son
ignorantes de la relación que sus hábitos de comer, beber y trabajar tienen con
su salud. Ellos no despertarán ante su verdadera condición hasta que la
naturaleza no proteste, por medio del dolor, contra los abusos que está
sufriendo. Si, aun entonces, los que sufren solamente comenzaran a obrar en la
forma correcta, y recurrieran a los medios sencillos que han descuidado—el uso
del agua y el régimen alimenticio debido—, la naturaleza tendría la clase de
ayuda que necesita, y que debiera haber tenido hacía tiempo. Si se sigue esta
conducta, el paciente generalmente se recuperará sin debilitarse.—Spiritual Gifts 4:133-135 (1864). {CRA 359.4}
461.
La intemperancia en el comer es a menudo causa de enfermedad, y lo que más
necesita la naturaleza es ser aliviada de la carga inoportuna que se le impuso.
En muchos casos de enfermedad, el mejor remedio para el paciente es un corto
ayuno, que omita una o dos comidas, para que descansen los órganos rendidos por
el trabajo de la digestión. Muchas veces el seguir durante algunos días una
dieta de frutas ha proporcionado gran alivio a personas que trabajaban
intelectualmente; y un corto período de completa abstinencia, seguido de un
régimen alimenticio sencillo y moderado, ha restablecido al enfermo por el solo
esfuerzo de la naturaleza. Un régimen de abstinencia por uno o dos meses
convencerá a muchos pacientes de que la sobriedad favorece la salud.—El Ministerio de Curación, 180 (1905). {CRA 360.1}
La temperancia
estricta como remedio para la enfermedad
462.
Cuando el médico ve sufrir al paciente de una enfermedad derivada de alimentos
o brebajes impropios o de otros hábitos erróneos, y no se lo dice, le
perjudica. Los beodos, los dementes, los disolutos, todos imponen al médico la
declaración terminante de que los padecimientos son resultado del pecado. Los
que entienden los principios de la vida deberían esforzarse por contrarrestar
las causas de las enfermedades. Al ver el continuo conflicto con el dolor y
tener que luchar constantemente por aliviar a los que padecen, ¿cómo puede el
médico guardar silencio? ¿Puede decirse que es benévolo y compasivo si deja de
enseñar la estricta templanza como remedio contra la enfermedad?—El Ministerio de Curación, 77 (1905). {CRA 360.2}
Se necesita la
mejor clase de alimentos
463.
Los médicos deben velar en oración, al darse cuenta de que se hallan en una
posición de alta responsabilidad. Deben prescribir para sus pacientes la mejor
clase de alimentos adecuados para ellos. Los alimentos deben ser preparados por
alguien que se dé cuenta de que ocupa un puesto muy importante, siendo que se
necesita buena alimentación para producir buena sangre.—Manuscrito 93, 1901. {CRA
361.1}
[Efecto laxante de las aceitunas—614, 615] {CRA 361.2}
[Valor curativo de los huevos—628, 629, 631] {CRA 361.3}
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