domingo, 15 de mayo de 2016

Sección 9—La regularidad en las comidas




Capítulo 5—Número de comidas
El estómago necesita descanso
267. El estómago requiere atención cuidadosa. No debe mantenerse en funcionamiento continuo. Désele a este órgano tan maltratado y del cual tanto se ha abusado algo de paz y descanso. Una vez que el estómago ha hecho el trabajo de una comida, no se le imponga más labor antes que haya tenido oportunidad de descansar y antes que la naturaleza haya provisto suficiente jugo gástrico para poder absorber más comida. Debieran transcurrir por lo menos cinco horas entre dos comidas, y debiéramos recordar que si se quiere realizar una prueba, se comprobará que dos comidas resultan más saludables que tres.—Carta 73a, 1896{CRA 205.1}
Ingiérase un desayuno sustancioso
268. Es costumbre y disposición de la sociedad que se ingiera un desayuno liviano. Pero ésta no es la mejor manera de tratar el estómago. A la hora del desayuno, el estómago se encuentra en mejor condición para recibir una mayor cantidad de alimento que en la segunda o tercera comida del día. Es erróneo el hábito de comer livianamente para el desayuno y más abundantemente al almuerzo. Hágase del desayuno la comida más sustancial del día.—Carta 3, 1884{CRA 205.2}
Cenas tardías
269. A las personas de hábitos sedentarios les resultan particularmente perjudiciales las cenas tardías, y el desarreglo que les ocasionan es muchas veces principio de alguna enfermedad que acaba en muerte. {CRA 206.1}
En numerosos casos, la sensación de debilidad que despierta el deseo de comer proviene del excesivo recargo de los órganos digestivos durante el día. Estos, después de haber digerido una comida, necesitan descanso. Entre las comidas deben mediar cuando menos cinco o seis horas, y la mayoría de las personas que quieran hacer la prueba verán que dos comidas al día dan mejor resultado que tres. {CRA 206.2}
[How to Live, 55-57.]—Mensajes Selectos 2:478-480 (1865){CRA 206.3}
270. Muchos tienen el hábito perjudicial de comer justamente antes de dormir. Tal vez han tenido tres comidas regulares; sin embargo, ingieren una cuarta comida porque experimentan una sensación de languidez. La complacencia de esta práctica equivocada la ha convertido en un hábito, y piensan que no podrán dormir si no comen antes. En muchos casos, esa languidez se debe a que los órganos digestivos ya han sido recargados severamente durante el día con la digestión de alimento perjudicial ingerido con demasiada frecuencia y en cantidad excesiva. Los órganos digestivos que han sido recargados de esta manera, se fatigan y necesitan un período de completo descanso para recobrar sus energías exhaustas. Nunca debería ingerirse una segunda comida hasta tanto el estómago haya tenido tiempo de descansar del trabajo de digerir la comida anterior. Si es necesario tomar una tercera comida, ésta debería ser liviana y debería tomarse varias horas antes de acostarse. {CRA 206.4}
Pero en el caso de muchas personas, el pobre y cansado estómago puede quejarse en vano de cansancio. Se introduce en él una nueva cantidad de alimento que pone enmovimiento los órganos digestivos para volver a realizar el mismo ciclo de trabajo durante las horas de sueño. El sueño de tales personas por lo general es perturbado por pesadillas, y en la mañana despiertan cansadas. Sienten una sensación de languidez e inapetencia. En todo el organismo se experimenta una falta de energía. En poco tiempo los órganos digestivos están agotados porque no han tenido tiempo para descansar. Estas personas se convierten en dispépticos desdichados, y se preguntan por qué se encuentran en tal condición. La causa ha producido infaliblemente el resultado. Si esta práctica se mantiene durante mucho tiempo, la salud quedará seriamente perjudicada. La sangre se torna impura, la tez se pone pálida y con frecuencia aparecen erupciones. Tales personas suelen quejarse de dolores frecuentes y de malestar en la región estomacal; y mientras trabajan, el estómago se cansa tanto que ellas se retiran del trabajo para ponerse a descansar. Pero parecería que son incapaces de explicar esta condición, porque aparte de esto, parecen gozar de buena salud.—El Ministerio de Curación, 234 (1905){CRA 206.5}
La causa y el remedio de la sensación de decaimiento
Los que pasen de tres a dos comidas al día, al comienzo experimentarán una sensación de languidez, especialmente a la hora en que acostumbraban ingerir su tercera comida. Pero si perseveran durante un corto tiempo, esa languidez desaparecerá. {CRA 207.1}
Cuando nos retiramos a descansar, el estómago ya debería haber realizado todo su trabajo, porque él también necesita tener descanso como cualquiera otra parte del cuerpo. El trabajo de digestión no debería efectuarse durante ningún lapso de las horas de sueño. Después que el estómago recargado ha realizado su tarea, queda exhausto, lo que provoca una sensación de languidez. Muchos se engañan en esto pensando que es la falta de comida la que produce esa sensación, e ingieren más alimento, sin permitir que el estómago descanse; y con esto la languidez desaparece momentáneamente. Y cuanto más se complace el apetito, tanto más insiste en ser gratificado. Esta sensación de languidez por lo general es el resultado del consumo de carne y de comer frecuentemente y en demasía. El estómago se fatiga porque se lo mantiene trabajando en forma constante para despachar un alimento que no es muy saludable. Los órganos digestivos se debilitan porque no tienen reposo, y esto hace que se experimente una sensación de decaimiento y un deseo de comer con frecuencia. El remedio para tales personas consiste en que coman con menor frecuencia y en menos abundancia, que se conformen con alimentos sencillos y que coman dos veces, o a lo más, tres veces al día. El estómago debe tener períodos regulares de trabajo y descanso; por esto el comer irregularmente y entre las horas de comida constituye una violación muy perniciosa de las leyes de la salud. El estómago puede recobrar su salud gradualmente si se practican hábitos regulares y si se ingiere alimento apropiado. {CRA 207.2}
271. El estómago puede ser acostumbrado a desear comer hasta ocho veces por día, y se sentirá débil si no se le proporciona la cantidad que requiere. Pero esto no es un argumento en favor de alimentarse con tanta frecuencia.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1883{CRA 208.1}
[Aliento desagradable y lengua saburrosa al despertarse—245{CRA 208.2}
El plan de las dos comidas
272. En muchos casos, es mejor comer dos veces al día que tres. La cena, a una hora temprana, interrumpe la digestión de la comida anterior. A una hora tardía, no tiene tiempo para ser digerida antes de la hora de acostarse. En esa forma, el estómago no tiene el descanso debido, se perturba el sueño, el cerebro y los nervios se cansan, se pierde el apetito por el desayuno, y todo el organismo no recibe nuevo vigor, ni está preparado para desempeñar los deberes del día.—La Educación, 201 (1903){CRA 208.3}
[Plan de dos comidas para los niños—343, 344{CRA 209.1}
273. La costumbre de comer sólo dos veces al día es reconocida generalmente como beneficiosa para la salud. Sin embargo, en algunas circunstancias habrá personas que requieran una tercera comida que debe ser ligera y de muy fácil digestión. Unas galletas o pan tostado al horno con fruta o café de cereales, son lo más conveniente para la cena.—El Ministerio de Curación, 247 (1905){CRA 209.2}
274. La mayoría de la gente disfrutará de mejor salud, si sigue el régimen de dos comidas por día en lugar de tres; otros, dentro de sus circunstancias, pueden exigir comida a la hora de la cena; pero esta comida debe ser muy liviana. Nadie debe ser criterio para todos, ni pretender que cada uno obre como él. {CRA 209.3}
No prive nunca al estómago de lo que su salud exige, y nunca abuse de él ni imponga sobre él una carga que no debe llevar. Cultive el dominio propio. Refrene el apetito, manteniéndolo bajo el control de la razón. No considere necesario cargar su mesa con alimentos malsanos cuando tiene visitas. Tenga en cuenta la salud de su familia, la influencia que ejerce sobre sus hijos y los hábitos y gustos de sus visitas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 58Counsels on Health, 156 (1890){CRA 209.4}
275. Para algunos es una tentación irresistible el ver a otros comer la tercera comida, y se imaginan que están hambrientos, cuando en realidad no se trata de una sensación que invite a comer, sino de un deseo de la mente que no ha sido fortificada con principios firmes, y disciplinada en el sacrificio propio.—Testimonies for the Church 4:574 (1881){CRA 209.5}
[Para el contexto, véase 260.] {CRA 210.1}
Como remedio de la irritabilidad
276. La conducta del Hno. H. no ha sido lo que debiera. Sus gustos y desagrados son muy fuertes y no ha mantenido sus sentimientos bajo el control de la razón. Hno. H., su salud queda grandemente perjudicada por comer en exceso y a deshora. Esto causa una derivación de la sangre al cerebro. Su mente se confunde y no ejerce dominio propio. Ud. parecería ser un hombre desequilibrado. Hace decisiones enérgicas y se irrita con facilidad, y ve las cosas con una visión exagerada y distorsionada. La abundancia de ejercicio al aire libre y un régimen abstemio son esenciales para su salud. No debiera comer más que dos comidas por día. Si le parece necesario comer algo por la noche, beba un vaso de agua fría, y por la mañana se sentirá mucho mejor por no haber ingerido cosa alguna.—Testimonies for the Church 4:501, 502 (1880){CRA 210.2}
No se obligue a nadie a descartar la tercera comida
277. Con respecto al régimen alimenticio, es un asunto que debe ser tratado con mucha sabiduría a fin de que no haya imposiciones autoritarias. Debe demostrarse que es mucho mejor para la salud ingerir dos comidas en vez de tres. Pero esto no debe ser impuesto a la fuerza. No debe obligarse a nadie que esté relacionado con el sanatorio a adoptar el sistema de las dos comidas. La persuasión es más eficaz que la fuerza... {CRA 210.3}
Los días se van haciendo cortos y habrá buenas oportunidades de presentar este asunto. A medida que los días se van acortando, sírvase la comida un poco más tarde, y no se sentirá la necesidad de una tercera comida.—Carta 145, 1901{CRA 210.4}
278. Con respecto a la tercera comida, no se haga obligatorio el tomar solamente dos comidas. A algunos les sienta mejor ingerir tres comidas livianas y cuando se los limita a dos se sienten severamente afectados por el cambio.—Carta 200, 1902{CRA 211.1}
[Perjuicio probable al descartar la tercera comida en los sanatorios—424{CRA 211.2}
No ha de ser una prueba
279. Yo como sólo dos comidas por día. Pero no creo que el número de comidas debe servir de prueba. Si hay quienes se sienten mejor de salud cuando comen tres comidas, es su privilegio hacerlo. Por mi parte como solamente dos comidas al día. He practicado este sistema de dos comidas diarias durante treinta y cinco años.—Carta 30, 1903{CRA 211.3}
Resultados objetables al insistir en el plan de dos comidas en los colegios
280. Muchos tienen la idea de que se está exagerando la cuestión del régimen. Cuando los estudiantes combinan el recargo físico con el mental con tanta amplitud como se hace en esta escuela (Avondale, Australia), la objeción por la tercera comida queda eliminada en gran parte. Por lo tanto nadie necesita sentirse oprimido. Los que concienzudamente comen sólo dos comidas no necesitan hacer ningún cambio... {CRA 211.4}
El hecho de que algunos, maestros y alumnos, tienen el privilegio de comer en sus dormitorios, no contribuye a crear una influencia sana. Debe obrarse armoniosamente en la dirección de las comidas. Si los que ingieren sólo dos comidas tienen la idea de que deben comer lo suficiente en la segunda comida como para compensar la tercera, dañarán sus órganos digestivos. Permítase a los estudiantes que ingieran una tercera comida, preparada sin verduras ni legumbres, pero con alimentos sencillos y sanos, como fruta y pan.—Carta 141, 1899{CRA 211.5}
[Para los ministros, dos comidas son mejores para la salud física y espiritual—227{CRA 212.1}
[E. G. de White adoptó el plan de dos comidas.—Apéndice I:4, 5, 20, 22, 23.{CRA 212.2}
[La mesa de la Sra. White se servía dos veces por día—279{CRA 212.3}
Capítulo 6—El comer entre horas
La importancia de la regularidad
281. Después que se ha ingerido la comida regular debe dejarse que el estómago descanse cinco horas. Ni una partícula de comida debe ser introducida en el estómago hasta la siguiente comida. En este intervalo el estómago efectuará su trabajo y estará entonces en condición de recibir más alimento. {CRA 212.4}
En ningún caso deben las comidas ser irregulares. Si el almuerzo se ingiere una o dos horas antes que de costumbre, el estómago no está preparado para la nueva carga, pues todavía no ha despachado la comida anterior, y el organismo no dispone de energía para una nueva tarea. Así los órganos quedan recargados. {CRA 212.5}
Tampoco deben demorarse las comidas por una o dos horas, a fin de acomodarse a las circunstancias, o para que pueda realizarse una cantidad de trabajo. El estómago exige el alimento a la hora de costumbre. Si la familia se atrasa, disminuye la vitalidad del organismo, y finalmente baja tanto que el apetito desaparece por completo. Si se ingiere entonces una cantidad de comida, se imposibilita para asimilarla y el alimento no puede convertirse en buena sangre. {CRA 212.6}
Si todos comiesen a horas regulares y no ingirieran nada entre horas, estarían bien dispuestos para la próxima comida, y hallarían placer al ingerirla, lo cual compensaría sus esfuerzos.—Manuscrito 1, 1876{CRA 213.1}
282. La regularidad en las comidas es de vital importancia. Debe haber una hora señalada para cada comida, y entonces cada cual debe comer lo que su organismo requiere, y no ingerir más alimento hasta la comida siguiente. Son muchos los que comen a intervalos desiguales y entre comidas, cuando el organismo no necesita comida, porque no tienen suficiente fuerza de voluntad para resistir a sus inclinaciones. Los hay que cuando van de viaje se pasan el tiempo comiendo bocaditos de cuanto comestible les cae a mano. Esto es muy perjudicial. Si los que viajan comiesen con regularidad y sólo alimentos sencillos y nutritivos, no se sentirían tan cansados, ni padecerían tantas enfermedades.—El Ministerio de Curación, 233, 234 (1905){CRA 213.2}
283. Hay que observar cuidadosamente la regularidad en las comidas. Al niño no se le debe dar de comer entre comidas, ni pasteles, ni nueces, ni frutas, ni manjar de ninguna clase. La irregularidad en las comidas destruye el tono sano de los órganos de la digestión, en perjuicio de la salud y del buen humor. Y cuando los niños se sientan a la mesa, no toman con gusto el alimento sano; su apetito clama por manjares nocivos.—El Ministerio de Curación, 298 (1905){CRA 213.3}
284. En esta familia no ha habido la administración correcta en lo referente al régimen, sino que hubo irregularidad. Debiera haberse fijado una hora apropiada para cada comida y el alimento debiera haberse preparado en forma sencilla, y exento de grasa; pero debieran haberse hecho esfuerzos para que éste sea nutritivo, sano y atrayente. En esta familia, como en muchas otras, se ha hecho un despliegue de alimentos para las visitas; se han preparado muchos platos que con frecuencia son demasiado sustanciosos, y los comensales son tentados a comer en exceso. Pero cuando las visitas se iban, se producía una gran reacción, y había una disminución de alimentos servidos en la mesa. La comida escaseaba y carecía de los elementos nutritivos. Se le restaba importancia, porque era “como para los de la casa”. Las comidas eran con frecuencia elegidas a la ligera, y no se observaba una hora fija para comer. Cada miembro de la familia resultaba perjudicado por una administración tal. Es un pecado de parte de nuestras hermanas el hecho de que por una parte se preparen tan esmeradamente para las visitas y por otra perjudiquen a su propia familia al privarla del alimento sustancioso.—Testimonies for the Church 2:485 (1870){CRA 213.4}
285. Me asombra saber que después de toda la luz que habéis recibido, muchos de vosotros coméis entre horas. Entre las horas de comida, no dejéis entrar en la boca ni siquiera un bocado. Comed lo que necesitáis, pero comedlo en una sola comida y esperad hasta la próxima.—Testimonies for the Church 2:373 (1869){CRA 214.1}
286. Muchos rehuyen la luz y el conocimiento y sacrifican sus principios por el paladar. Ingieren alimento cuando el organismo no lo necesita y a intervalos irregulares, porque carecen de valor para resistir su inclinación. Como consecuencia, el estómago maltratado se rebela y hay sufrimiento. La regularidad en la comida es muy importante para la salud del cuerpo y la serenidad mental. Nunca debe un bocado cruzar los labios entre las comidas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 50Counsels on Health, 118 (1890){CRA 214.2}
287. En cuanto al dispéptico, ha llegado a esta condición porque en vez de observar la regularidad ha permitido que el apetito rija su voluntad y ceda a la tentación de comer entre horas.—Testimonies for the Church 2:374 (1869){CRA 214.3}
288. Generalmente no se enseña a los niños la importancia de cuándo, cómo y qué deben comer. Se les permite satisfacer sus gustos a voluntad, comer a toda hora, a servirse de fruta cuando les da la gana, y esto, acompañado de pasteles y tortas, pan, mantequilla y fiambres que consumen constantemente, los vuelve golosos y dispépticos. Los órganos digestivos, como molino que se hace trabajar sin cesar, se debilitan, se exige la fuerza vital del cerebro, para que auxilie al estómago en su recargo de trabajo, y así las facultades mentales se debilitan. El estímulo anormal y el desgaste de las fuerzas vitales los vuelve nerviosos, impacientes por la restricción, dominados por su voluntad e irritables.—The Health Reformer, mayo de 1877{CRA 215.1}
[Importancia del régimen regular para los niños—343, 344, 345, 346, 348{CRA 215.2}
289. Muchos padres, a fin de evitar la tarea de educar pacientemente a sus hijos en hábitos de abnegación, enseñándoles cómo aprovechar las bendiciones de Dios, les permiten que coman y beban a su antojo. El apetito y la indulgencia egoísta, a menos que sean restringidos positivamente, crecen con el crecimiento y se fortalecen con la fuerza.—Testimonies for the Church 3:564 (1875){CRA 215.3}
[Para el contexto véase 347.] {CRA 215.4}
290. Es una costumbre común entre la gente del mundo comer tres veces por día, además de ingerir alimentos a intervalos irregulares entre las comidas; y la última comida es generalmente la más pesada y se la ingiere a menudo antes de acostarse. Esto es invertir el orden natural, pues una comida copiosa no debe nunca ser ingerida tan tarde. Si estas personas cambiasen sus hábitos y comiesen sólo dos veces por día, sin ingerir nada entre las comidas, ni siquiera una manzana, una nuez, ni fruta alguna, el resultado se vería en forma de un buen apetito y de un notable mejoramiento de la salud.—The Review and Herald, 29 de julio de 1884{CRA 215.5}
291. Cuando viajan, algunos están casi constantemente comiendo bocaditos si es que tienen algo a su alcance. Esta es una costumbre sumamente perniciosa. Los animales, que no están dotados de razón y no saben nada acerca del recargo mental, pueden valerse de esta costumbre sin que les perjudique; pero éstos no constituyen una norma para los seres racionales, que poseen facultades mentales que debieran usar para Dios y la humanidad.—The Review and Herald, 29 de julio de 1884{CRA 216.1}
292. Los festines de glotones y los alimentos ingeridos en momentos inoportunos, dejan una influencia sobre cada fibra del organismo.—The Health Reformer, junio de 1878{CRA 216.2}
293. Muchos comen a todas horas sin tener en cuenta las leyes de la salud. Como resultado de esto, el intelecto se anubla. ¿Cómo pueden los hombres ser honrados con una iluminación divina cuando son tan precipitados en sus hábitos, tan desatentos a la luz que Dios les ha dado? Hermanos, ¿no es tiempo de convertiros en estos puntos importantes?—Gospel Workers, 174 (1892) (edición antigua). {CRA 216.3}
294. Tres comidas por día y nada entre ellas, ni siquiera una manzana, debe ser el límite absoluto. Los que van más lejos violan las leyes de la naturaleza y sufrirán la penalidad.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1883{CRA 216.4}
[Ministros que descuidan la norma—227{CRA 216.5}
[Comiendo entre horas en los congresos—124{CRA 216.6}
[Los niños no deberían comer golosinas, frutas, nueces ni cosa alguna entre las comidas—344{CRA 216.7}
[Permitiendo que los niños coman a cualquier hora—348, 355, 361{CRA 216.8}

[Resultados en los estudiantes—246{CRA 216.9}

No hay comentarios.:

Publicar un comentario