Capítulo 5—Número
de comidas
El estómago
necesita descanso
267.
El estómago requiere atención cuidadosa. No debe mantenerse en funcionamiento
continuo. Désele a este órgano tan maltratado y del cual tanto se ha abusado
algo de paz y descanso. Una vez que el estómago ha hecho el trabajo de una
comida, no se le imponga más labor antes que haya tenido oportunidad de
descansar y antes que la naturaleza haya provisto suficiente jugo gástrico para
poder absorber más comida. Debieran transcurrir por lo menos cinco horas entre
dos comidas, y debiéramos recordar que si se quiere realizar una prueba, se
comprobará que dos comidas resultan más saludables que tres.—Carta 73a, 1896. {CRA
205.1}
Ingiérase un
desayuno sustancioso
268.
Es costumbre y disposición de la sociedad que se ingiera un desayuno liviano.
Pero ésta no es la mejor manera de tratar el estómago. A la hora del desayuno,
el estómago se encuentra en mejor condición para recibir una mayor cantidad de
alimento que en la segunda o tercera comida del día. Es erróneo el hábito de
comer livianamente para el desayuno y más abundantemente al almuerzo. Hágase
del desayuno la comida más sustancial del día.—Carta 3, 1884. {CRA
205.2}
Cenas tardías
269.
A las personas de hábitos sedentarios les resultan particularmente
perjudiciales las cenas tardías, y el desarreglo que les ocasionan es muchas
veces principio de alguna enfermedad que acaba en muerte. {CRA 206.1}
En
numerosos casos, la sensación de debilidad que despierta el deseo de comer
proviene del excesivo recargo de los órganos digestivos durante el día. Estos,
después de haber digerido una comida, necesitan descanso. Entre las comidas
deben mediar cuando menos cinco o seis horas, y la mayoría de las personas que
quieran hacer la prueba verán que dos comidas al día dan mejor resultado que
tres. {CRA 206.2}
[How to Live, 55-57.]—Mensajes
Selectos 2:478-480 (1865). {CRA
206.3}
270.
Muchos tienen el hábito perjudicial de comer justamente antes de dormir. Tal
vez han tenido tres comidas regulares; sin embargo, ingieren una cuarta comida
porque experimentan una sensación de languidez. La complacencia de esta
práctica equivocada la ha convertido en un hábito, y piensan que no podrán
dormir si no comen antes. En muchos casos, esa languidez se debe a que los
órganos digestivos ya han sido recargados severamente durante el día con la digestión
de alimento perjudicial ingerido con demasiada frecuencia y en cantidad
excesiva. Los órganos digestivos que han sido recargados de esta manera, se
fatigan y necesitan un período de completo descanso para recobrar sus energías
exhaustas. Nunca debería ingerirse una segunda comida hasta tanto el estómago
haya tenido tiempo de descansar del trabajo de digerir la comida anterior. Si
es necesario tomar una tercera comida, ésta debería ser liviana y debería
tomarse varias horas antes de acostarse. {CRA 206.4}
Pero
en el caso de muchas personas, el pobre y cansado estómago puede quejarse en
vano de cansancio. Se introduce en él una nueva cantidad de alimento que pone
enmovimiento los órganos digestivos para volver a realizar el mismo ciclo de
trabajo durante las horas de sueño. El sueño de tales personas por lo general
es perturbado por pesadillas, y en la mañana despiertan cansadas. Sienten una
sensación de languidez e inapetencia. En todo el organismo se experimenta una
falta de energía. En poco tiempo los órganos digestivos están agotados porque
no han tenido tiempo para descansar. Estas personas se convierten en
dispépticos desdichados, y se preguntan por qué se encuentran en tal condición.
La causa ha producido infaliblemente el resultado. Si esta práctica se mantiene
durante mucho tiempo, la salud quedará seriamente perjudicada. La sangre se
torna impura, la tez se pone pálida y con frecuencia aparecen erupciones. Tales
personas suelen quejarse de dolores frecuentes y de malestar en la región
estomacal; y mientras trabajan, el estómago se cansa tanto que ellas se retiran
del trabajo para ponerse a descansar. Pero parecería que son incapaces de
explicar esta condición, porque aparte de esto, parecen gozar de buena salud.—El Ministerio de Curación, 234 (1905). {CRA 206.5}
La causa y el remedio de
la sensación de decaimiento
Los
que pasen de tres a dos comidas al día, al comienzo experimentarán una
sensación de languidez, especialmente a la hora en que acostumbraban ingerir su
tercera comida. Pero si perseveran durante un corto tiempo, esa languidez
desaparecerá. {CRA
207.1}
Cuando
nos retiramos a descansar, el estómago ya debería haber realizado todo su
trabajo, porque él también necesita tener descanso como cualquiera otra parte
del cuerpo. El trabajo de digestión no debería efectuarse durante ningún lapso
de las horas de sueño. Después que el estómago recargado ha realizado su tarea,
queda exhausto, lo que provoca una sensación de languidez. Muchos se engañan en
esto pensando que es la falta de comida la que produce esa sensación, e
ingieren más alimento, sin permitir que el estómago descanse; y con esto
la languidez desaparece momentáneamente. Y cuanto más se complace el apetito,
tanto más insiste en ser gratificado. Esta sensación de languidez por lo general
es el resultado del consumo de carne y de comer frecuentemente y en demasía. El
estómago se fatiga porque se lo mantiene trabajando en forma constante para
despachar un alimento que no es muy saludable. Los órganos digestivos se
debilitan porque no tienen reposo, y esto hace que se experimente una sensación
de decaimiento y un deseo de comer con frecuencia. El remedio para tales
personas consiste en que coman con menor frecuencia y en menos abundancia, que
se conformen con alimentos sencillos y que coman dos veces, o a lo más, tres
veces al día. El estómago debe tener períodos regulares de trabajo y descanso;
por esto el comer irregularmente y entre las horas de comida constituye una
violación muy perniciosa de las leyes de la salud. El estómago puede recobrar
su salud gradualmente si se practican hábitos regulares y si se ingiere
alimento apropiado. {CRA 207.2}
271.
El estómago puede ser acostumbrado a desear comer hasta ocho veces por día, y
se sentirá débil si no se le proporciona la cantidad que requiere. Pero esto no
es un argumento en favor de alimentarse con tanta frecuencia.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1883. {CRA 208.1}
[Aliento desagradable y lengua saburrosa al
despertarse—245] {CRA 208.2}
El plan de las dos
comidas
272.
En muchos casos, es mejor comer dos veces al día que tres. La cena, a una hora
temprana, interrumpe la digestión de la comida anterior. A una hora tardía, no
tiene tiempo para ser digerida antes de la hora de acostarse. En esa forma, el
estómago no tiene el descanso debido, se perturba el sueño, el cerebro y los
nervios se cansan, se pierde el apetito por el desayuno, y todo el organismo
no recibe nuevo vigor, ni está preparado para desempeñar los deberes del día.—La Educación, 201 (1903). {CRA 208.3}
[Plan de dos comidas para los niños—343, 344] {CRA 209.1}
273.
La costumbre de comer sólo dos veces al día es reconocida generalmente como
beneficiosa para la salud. Sin embargo, en algunas circunstancias habrá
personas que requieran una tercera comida que debe ser ligera y de muy fácil
digestión. Unas galletas o pan tostado al horno con fruta o café de cereales,
son lo más conveniente para la cena.—El Ministerio de Curación, 247 (1905). {CRA 209.2}
274.
La mayoría de la gente disfrutará de mejor salud, si sigue el régimen de dos
comidas por día en lugar de tres; otros, dentro de sus circunstancias, pueden
exigir comida a la hora de la cena; pero esta comida debe ser muy liviana.
Nadie debe ser criterio para todos, ni pretender que cada uno obre como él. {CRA 209.3}
No
prive nunca al estómago de lo que su salud exige, y nunca abuse de él ni
imponga sobre él una carga que no debe llevar. Cultive el dominio propio.
Refrene el apetito, manteniéndolo bajo el control de la razón. No considere
necesario cargar su mesa con alimentos malsanos cuando tiene visitas. Tenga en
cuenta la salud de su familia, la influencia que ejerce sobre sus hijos y los
hábitos y gustos de sus visitas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 58; Counsels on Health, 156 (1890). {CRA 209.4}
275.
Para algunos es una tentación irresistible el ver a otros comer la tercera
comida, y se imaginan que están hambrientos, cuando en realidad no se trata de
una sensación que invite a comer, sino de un deseo de la mente que no ha
sido fortificada con principios firmes, y disciplinada en el sacrificio
propio.—Testimonies for the Church
4:574 (1881). {CRA 209.5}
[Para el contexto, véase 260.] {CRA 210.1}
Como remedio de la
irritabilidad
276.
La conducta del Hno. H. no ha sido lo que debiera. Sus gustos y desagrados son
muy fuertes y no ha mantenido sus sentimientos bajo el control de la razón.
Hno. H., su salud queda grandemente perjudicada por comer en exceso y a
deshora. Esto causa una derivación de la sangre al cerebro. Su mente se
confunde y no ejerce dominio propio. Ud. parecería ser un hombre
desequilibrado. Hace decisiones enérgicas y se irrita con facilidad, y ve las
cosas con una visión exagerada y distorsionada. La abundancia de ejercicio al
aire libre y un régimen abstemio son esenciales para su salud. No debiera comer
más que dos comidas por día. Si le parece necesario comer algo por la noche,
beba un vaso de agua fría, y por la mañana se sentirá mucho mejor por no haber
ingerido cosa alguna.—Testimonies for the Church 4:501, 502 (1880). {CRA 210.2}
No se obligue a
nadie a descartar la tercera comida
277.
Con respecto al régimen alimenticio, es un asunto que debe ser tratado con
mucha sabiduría a fin de que no haya imposiciones autoritarias. Debe
demostrarse que es mucho mejor para la salud ingerir dos comidas en vez de
tres. Pero esto no debe ser impuesto a la fuerza. No debe obligarse a nadie que
esté relacionado con el sanatorio a adoptar el sistema de las dos comidas. La
persuasión es más eficaz que la fuerza... {CRA 210.3}
Los
días se van haciendo cortos y habrá buenas oportunidades de presentar este
asunto. A medida que los días se van acortando, sírvase la comida un poco
más tarde, y no se sentirá la necesidad de una tercera comida.—Carta 145, 1901. {CRA
210.4}
278.
Con respecto a la tercera comida, no se haga obligatorio el tomar solamente dos
comidas. A algunos les sienta mejor ingerir tres comidas livianas y cuando se
los limita a dos se sienten severamente afectados por el cambio.—Carta 200, 1902. {CRA
211.1}
[Perjuicio probable al descartar la tercera
comida en los sanatorios—424] {CRA
211.2}
No ha de ser una
prueba
279.
Yo como sólo dos comidas por día. Pero no creo que el número de comidas debe
servir de prueba. Si hay quienes se sienten mejor de salud cuando comen tres
comidas, es su privilegio hacerlo. Por mi parte como solamente dos comidas al
día. He practicado este sistema de dos comidas diarias durante treinta y cinco
años.—Carta 30, 1903. {CRA 211.3}
Resultados
objetables al insistir en el plan de dos comidas en los colegios
280.
Muchos tienen la idea de que se está exagerando la cuestión del régimen. Cuando
los estudiantes combinan el recargo físico con el mental con tanta amplitud
como se hace en esta escuela (Avondale, Australia), la objeción por la tercera
comida queda eliminada en gran parte. Por lo tanto nadie necesita sentirse
oprimido. Los que concienzudamente comen sólo dos comidas no necesitan hacer
ningún cambio... {CRA 211.4}
El
hecho de que algunos, maestros y alumnos, tienen el privilegio de comer en sus
dormitorios, no contribuye a crear una influencia sana. Debe obrarse
armoniosamente en la dirección de las comidas. Si los que ingieren sólo dos comidas
tienen la idea de que deben comer lo suficiente en la segunda comida como para
compensar la tercera, dañarán sus órganos digestivos. Permítase a los
estudiantes que ingieran una tercera comida, preparada sin verduras ni
legumbres, pero con alimentos sencillos y sanos, como fruta y pan.—Carta 141, 1899. {CRA
211.5}
[Para los ministros, dos comidas son mejores
para la salud física y espiritual—227] {CRA
212.1}
[E. G. de White adoptó el plan de dos comidas.—Apéndice I:4, 5, 20, 22, 23.] {CRA
212.2}
[La mesa de la Sra. White se servía dos veces
por día—279] {CRA 212.3}
Capítulo 6—El comer
entre horas
La importancia de
la regularidad
281.
Después que se ha ingerido la comida regular debe dejarse que el estómago
descanse cinco horas. Ni una partícula de comida debe ser introducida en el
estómago hasta la siguiente comida. En este intervalo el estómago efectuará su
trabajo y estará entonces en condición de recibir más alimento. {CRA 212.4}
En
ningún caso deben las comidas ser irregulares. Si el almuerzo se ingiere una o
dos horas antes que de costumbre, el estómago no está preparado para la nueva
carga, pues todavía no ha despachado la comida anterior, y el organismo no
dispone de energía para una nueva tarea. Así los órganos quedan recargados. {CRA 212.5}
Tampoco
deben demorarse las comidas por una o dos horas, a fin de acomodarse a las
circunstancias, o para que pueda realizarse una cantidad de trabajo. El
estómago exige el alimento a la hora de costumbre. Si la familia se atrasa,
disminuye la vitalidad del organismo, y finalmente baja tanto que el apetito
desaparece por completo. Si se ingiere entonces una cantidad de comida, se
imposibilita para asimilarla y el alimento no puede convertirse en buena
sangre. {CRA 212.6}
Si
todos comiesen a horas regulares y no ingirieran nada entre horas, estarían
bien dispuestos para la próxima comida, y hallarían placer al ingerirla, lo
cual compensaría sus esfuerzos.—Manuscrito 1, 1876. {CRA
213.1}
282.
La regularidad en las comidas es de vital importancia. Debe haber una hora
señalada para cada comida, y entonces cada cual debe comer lo que su organismo
requiere, y no ingerir más alimento hasta la comida siguiente. Son muchos los
que comen a intervalos desiguales y entre comidas, cuando el organismo no
necesita comida, porque no tienen suficiente fuerza de voluntad para resistir a
sus inclinaciones. Los hay que cuando van de viaje se pasan el tiempo comiendo
bocaditos de cuanto comestible les cae a mano. Esto es muy perjudicial. Si los
que viajan comiesen con regularidad y sólo alimentos sencillos y nutritivos, no
se sentirían tan cansados, ni padecerían tantas enfermedades.—El Ministerio de Curación, 233, 234 (1905). {CRA 213.2}
283.
Hay que observar cuidadosamente la regularidad en las comidas. Al niño no se le
debe dar de comer entre comidas, ni pasteles, ni nueces, ni frutas, ni manjar
de ninguna clase. La irregularidad en las comidas destruye el tono sano de los
órganos de la digestión, en perjuicio de la salud y del buen humor. Y cuando
los niños se sientan a la mesa, no toman con gusto el alimento sano; su apetito
clama por manjares nocivos.—El Ministerio de Curación, 298 (1905). {CRA 213.3}
284.
En esta familia no ha habido la administración correcta en lo referente al
régimen, sino que hubo irregularidad. Debiera haberse fijado una hora apropiada
para cada comida y el alimento debiera haberse preparado en forma sencilla, y
exento de grasa; pero debieran haberse hecho esfuerzos para que éste sea nutritivo,
sano y atrayente. En esta familia, como en muchas otras, se ha hecho un despliegue
de alimentos para las visitas; se han preparado muchos platos que con
frecuencia son demasiado sustanciosos, y los comensales son tentados a comer en
exceso. Pero cuando las visitas se iban, se producía una gran reacción, y había
una disminución de alimentos servidos en la mesa. La comida escaseaba y carecía
de los elementos nutritivos. Se le restaba importancia, porque era “como para
los de la casa”. Las comidas eran con frecuencia elegidas a la ligera, y no se
observaba una hora fija para comer. Cada miembro de la familia resultaba
perjudicado por una administración tal. Es un pecado de parte de nuestras
hermanas el hecho de que por una parte se preparen tan esmeradamente para las
visitas y por otra perjudiquen a su propia familia al privarla del alimento
sustancioso.—Testimonies for the Church
2:485 (1870). {CRA 213.4}
285.
Me asombra saber que después de toda la luz que habéis recibido, muchos de
vosotros coméis entre horas. Entre las horas de comida, no dejéis entrar en la
boca ni siquiera un bocado. Comed lo que necesitáis, pero comedlo en una sola
comida y esperad hasta la próxima.—Testimonies for the Church 2:373 (1869). {CRA 214.1}
286.
Muchos rehuyen la luz y el conocimiento y sacrifican sus principios por el
paladar. Ingieren alimento cuando el organismo no lo necesita y a intervalos
irregulares, porque carecen de valor para resistir su inclinación. Como
consecuencia, el estómago maltratado se rebela y hay sufrimiento. La
regularidad en la comida es muy importante para la salud del cuerpo y la
serenidad mental. Nunca debe un bocado cruzar los labios entre las comidas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 50; Counsels on Health, 118 (1890). {CRA 214.2}
287.
En cuanto al dispéptico, ha llegado a esta condición porque en vez de observar
la regularidad ha permitido que el apetito rija su voluntad y ceda a la
tentación de comer entre horas.—Testimonies for the Church 2:374 (1869). {CRA 214.3}
288.
Generalmente no se enseña a los niños la importancia de cuándo, cómo y qué
deben comer. Se les permite satisfacer sus gustos a voluntad, comer a toda
hora, a servirse de fruta cuando les da la gana, y esto, acompañado de pasteles
y tortas, pan, mantequilla y fiambres que consumen constantemente, los vuelve
golosos y dispépticos. Los órganos digestivos, como molino que se hace trabajar
sin cesar, se debilitan, se exige la fuerza vital del cerebro, para que auxilie
al estómago en su recargo de trabajo, y así las facultades mentales se
debilitan. El estímulo anormal y el desgaste de las fuerzas vitales los vuelve
nerviosos, impacientes por la restricción, dominados por su voluntad e
irritables.—The Health Reformer, mayo de
1877. {CRA 215.1}
[Importancia del régimen regular para los
niños—343, 344, 345, 346, 348] {CRA
215.2}
289.
Muchos padres, a fin de evitar la tarea de educar pacientemente a sus hijos en
hábitos de abnegación, enseñándoles cómo aprovechar las bendiciones de Dios,
les permiten que coman y beban a su antojo. El apetito y la indulgencia
egoísta, a menos que sean restringidos positivamente, crecen con el crecimiento
y se fortalecen con la fuerza.—Testimonies for the Church 3:564 (1875). {CRA 215.3}
[Para el contexto véase 347.] {CRA 215.4}
290.
Es una costumbre común entre la gente del mundo comer tres veces por día,
además de ingerir alimentos a intervalos irregulares entre las comidas; y la
última comida es generalmente la más pesada y se la ingiere a menudo antes de
acostarse. Esto es invertir el orden natural, pues una comida copiosa no debe
nunca ser ingerida tan tarde. Si estas personas cambiasen sus hábitos y
comiesen sólo dos veces por día, sin ingerir nada entre las comidas, ni
siquiera una manzana, una nuez, ni fruta alguna, el resultado se vería en
forma de un buen apetito y de un notable mejoramiento de la salud.—The Review and Herald, 29 de julio de 1884. {CRA 215.5}
291.
Cuando viajan, algunos están casi constantemente comiendo bocaditos si es que
tienen algo a su alcance. Esta es una costumbre sumamente perniciosa. Los
animales, que no están dotados de razón y no saben nada acerca del recargo
mental, pueden valerse de esta costumbre sin que les perjudique; pero éstos no
constituyen una norma para los seres racionales, que poseen facultades mentales
que debieran usar para Dios y la humanidad.—The Review and Herald, 29 de julio de 1884. {CRA 216.1}
292.
Los festines de glotones y los alimentos ingeridos en momentos inoportunos,
dejan una influencia sobre cada fibra del organismo.—The Health Reformer, junio de 1878. {CRA 216.2}
293.
Muchos comen a todas horas sin tener en cuenta las leyes de la salud. Como
resultado de esto, el intelecto se anubla. ¿Cómo pueden los hombres ser
honrados con una iluminación divina cuando son tan precipitados en sus hábitos,
tan desatentos a la luz que Dios les ha dado? Hermanos, ¿no es tiempo de
convertiros en estos puntos importantes?—Gospel Workers, 174 (1892) (edición antigua). {CRA 216.3}
294.
Tres comidas por día y nada entre ellas, ni siquiera una manzana, debe ser el
límite absoluto. Los que van más lejos violan las leyes de la naturaleza y
sufrirán la penalidad.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1883. {CRA 216.4}
[Ministros que descuidan la norma—227] {CRA 216.5}
[Comiendo entre horas en los congresos—124] {CRA 216.6}
[Los niños no deberían comer golosinas, frutas,
nueces ni cosa alguna entre las comidas—344] {CRA 216.7}
[Permitiendo que los niños coman a cualquier
hora—348, 355, 361] {CRA 216.8}
[Resultados en los estudiantes—246] {CRA 216.9}
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