El régimen a base
de carne—Un resultado del pecado
639.
Dios dio a nuestros primeros padres el alimento que él había establecido que la
raza humana debía consumir. Era contrario a su plan que se quitara la vida a
ningún ser viviente. No había de haber muerte en el Edén. El fruto de los
árboles del huerto constituía el alimento exigido por las necesidades del
hombre. Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos animales hasta
después del diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir
había sido destruido, y por lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana,
dio a Noé permiso para comer de los animales limpios que había llevado consigo
en el arca. Pero el alimento animal no era el artículo de consumo más saludable
para el hombre. {CRA
445.1}
La
gente que vivió antes del diluvio comía alimentos de origen animal y
gratificaba su apetito hasta que se colmó la copa de la iniquidad, y Dios
limpió la tierra de su contaminación moral mediante el diluvio. Entonces
descansó sobre la tierra la tercera maldición terrible. La primera maldición se
pronunció sobre la posteridad de Adán y sobre la tierra, a causa de la
desobediencia. La segunda maldición vino sobre la tierra después que Caín mató
a su hermano Abel. La tercera y más terrible maldición de Dios vino sobre
la tierra con el diluvio.{CRA 445.2}
Después
del diluvio la gente comía mayormente alimentos de origen animal. Dios vio que
las costumbres del hombre se habían corrompido, y que él estaba dispuesto a
exaltarse a sí mismo en forma orgullosa contra su Creador y a seguir los
dictámenes de su propio corazón. Y permitió que la raza longeva comiera
alimentos de origen animal para abreviar su existencia pecaminosa. Pronto
después del diluvio la raza humana comenzó a decrecer en tamaño y en
longevidad.—Spiritual Gifts 4:120, 121
(1864). {CRA 446.1}
Depravación de los
antediluvianos
640.
Los habitantes del mundo antiguo comían y bebían con intemperancia. Consumían
carne aunque Dios no les había dado permiso para comerla. Comían y bebían con
exceso, y sus apetitos depravados eran ilimitados. Se entregaron a una
idolatría abominable. Se tornaron violentos y feroces, y tan corrompidos, que
Dios no pudo soportarlos durante más tiempo. Su copa estaba rebosante de
iniquidad, de modo que Dios limpió la tierra de su contaminación moral mediante
un diluvio. A medida que los hombres se multiplicaban después del diluvio, se
olvidaron de Dios y se corrompieron delante de él. Toda forma de intemperancia
aumentó en gran medida. [How to Live, 52.]—Mensajes
Selectos 2:476 (1865). {CRA
446.2}
El fracaso y la pérdida espiritual de Israel
641.
El régimen señalado al hombre al principio no incluía ningún alimento de origen
animal. Hasta después del diluvio cuando toda vegetación desapareció de la
tierra, no recibió el hombre permiso para comer carne. {CRA 446.3}
Al
señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cuál era
el mejor régimen alimenticio; en la elección que hizo para Israel enseñó la
misma lección. Sacó a los israelitas de Egipto, y emprendió la tarea de
educarlos para que fueran su pueblo. Por medio de ellos deseaba bendecir y
enseñar al mundo. Les suministró el alimento más adecuado para este propósito,
no la carne, sino el maná, “el pan del cielo”. Pero a causa de su descontento y
de sus murmuraciones acerca de las ollas de carne de Egipto les fue concedido
alimento animal, y esto únicamente por poco tiempo. Su consumo trajo
enfermedades y muerte para miles. Sin embargo, nunca aceptaron de buen grado la
restricción de tener que alimentarse sin carne. Esto siguió siendo causa de
descontento y murmuración, en público y en privado, de modo que nunca revistió
carácter permanente. {CRA
446.4}
Al
establecerse en Canaán, se permitió a los israelitas que consumieran alimento
de origen animal, pero bajo prudentes restricciones encaminadas a mitigar los
malos resultados. El uso de la carne de cerdo quedaba prohibido, como también
el de la de otros animales, de ciertas aves y de ciertos peces, declarados
inmundos. De los animales declarados comestibles, la grasa y la sangre quedaban
absolutamente proscritas. {CRA 447.1}
Sólo
podían consumirse las reses sanas. Ningún animal desgarrado, mortecino, o que
no hubiera sido cuidadosamente desangrado, podía servir de alimento. {CRA 447.2}
Por
haberse apartado del plan señalado por Dios en el plan de alimentación, los
israelitas sufrieron graves perjuicios. Desearon comer carne y cosecharon los
resultados. No alcanzaron el ideal de carácter que Dios les señalara ni
cumplieron los designios divinos. El Señor “les dio lo que pidieron; mas envió
flaqueza en sus almas” Salmos 106:15, VM. Preferían lo terrenal a lo
espiritual, y no alcanzaron la sagrada preeminencia a la cual Dios se había
propuesto que llegasen.—El
Ministerio de Curación, 240, 241. {CRA 447.3}
El régimen sin carne ha de modificar el temperamento
642.
El Señor le dijo claramente a su pueblo que recibiría todo tipo de bendición si
guardaba sus mandamientos, y era un pueblo peculiar. Amonestó a sus hijos por
medio de Moisés en el desierto, especificando que la salud sería la recompensa
de la obediencia. El estado de la mente tiene que ver mayormente con la salud
del cuerpo, y en forma especial con la salud de los órganos digestivos. Por lo
general, el Señor no proveyó para su pueblo alimentos a base de carne en el
desierto, porque sabía que el uso de ese régimen crearía enfermedad e
insubordinación. A fin de modificar la disposición, y con el propósito de poner
en activo ejercicio las facultades más elevadas de la mente, quitó de ellos la
carne de los animales muertos. Les dio, en cambio, alimento de ángeles, maná
del cielo.—Manuscrito
38, 1898. {CRA 448.1}
Rebelión y castigo
643.
Dios continuó alimentando a la hueste de los hebreos con el pan que llovía del
cielo; pero ellos no estaban satisfechos. Su apetito depravado exigía
imperiosamente carne, que Dios en su sabiduría no les había provisto...
Satanás, el autor de la enfermedad y la aflicción, se acercará al pueblo de
Dios por donde pueda tener mayor éxito. El ha controlado el apetito en gran
medida, desde el tiempo en que logró el éxito en el experimento que hizo con
Eva, al inducirla a comer de la fruta prohibida. El primeramente se dirigió con
sus tentaciones a la multitud mixta, a los egipcios creyentes, y los indujo a
quejarse sediciosamente. No querían contentarse ellos con los alimentos saludables
que Dios les había provisto. Su apetito depravado exigía una mayor variedad,
especialmente carne. {CRA
448.2}
Este
descontento pronto infectó casi la totalidad del pueblo. Al comienzo, Dios no complació
su apetito pecaminoso, sino que hizo que sus juicios cayeran sobre ellos, y
consumió a los más culpables por medio de rayos procedentes del cielo. Este
castigo, en lugar de humillarlos, al parecer tan sólo aumentó sus quejas.
Cuando Moisés oyó que el pueblo lloraba a la puerta de sus tiendas, y que se
quejaba por sus familias, quedó muy disgustado. Presentó delante del Señor las
dificultades de esta situación, y el espíritu revoltoso de los israelitas, y la
posición en la cual Dios lo había colocado ante el pueblo: la de un padre
protector, quien debía sentir en carne propia los sufrimientos del pueblo... {CRA 449.1}
El
Señor indicó a Moisés que reuniera delante de él a setenta ancianos, que él
identificara como ancianos del pueblo. No debían ser solamente personas de edad
avanzada, sino hombres de dignidad, sano juicio y experiencia, que estuvieran
calificados para ser jueces u oficiales. “Y tráelos a la puerta del tabernáculo
de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y
tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la
carga del pueblo, y no la llevarás tú solo. {CRA 449.2}
“Pero
al pueblo dirás: Santificaos para mañana, y comeréis carne; porque habéis
llorado en oídos de Jehová, diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne!
¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto! Jehová, pues, os dará carne, y comeréis.
No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días,
sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis,
por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y
llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto? {CRA 449.3}
“Entonces
dijo Moisés: Seiscientos mil de a pie es el pueblo en medio del cual yo estoy;
¡y tú dices: Les daré carne, y comerán un mes entero! ¿Se degollarán para ellos
ovejas y bueyes que les basten? ¿O se juntarán para ellos todos los peces
del mar para que tengan abasto? Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se
ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no... {CRA 449.4}
“Y
vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el
campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor
del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. Entonces el pueblo
estuvo levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, y
recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron
para sí a lo largo alrededor del campamento. {CRA 450.1}
“Aún
estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando
la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una
plaga muy grande”.Números
11:16-33. {CRA 450.2}
En
este caso el Señor dio al pueblo lo que no era para su mayor bien, porque éste
lo quería tener. Ellos no quisieron resignarse a recibir del Señor las cosas
que resultarían para su bien. Se habían entregado a una murmuración sediciosa
contra Moisés, y contra el Señor, porque no habían aceptado el conocimiento de
las cosas que los perjudicarían. Su apetito depravado los dominó, y Dios les
dio carne, como deseaban, y permitió que sufrieran los resultados producidos
por la gratificación de su apetito sensual. Fiebres ardientes destruyeron a un
gran número del pueblo. Los que habían sido más culpables en sus murmuraciones
murieron tan pronto como probaron la carne que habían codiciado. Si hubieran
aceptado que el Señor les eligiera los alimentos y si hubieran estado
agradecidos y satisfechos por los alimentos que podían comer en abundancia y
sin perjuicio, no habrían perdido el favor de Dios, ni habrían sido castigados
por su murmuración rebelde cuando gran número de ellos pereció.—Spiritual Gifts 4:15-18 (1864). {CRA 450.3}
El propósito de Dios para Israel
644.
Cuando Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto, era su propósito
establecerlos en la tierra de Canaán, para que constituyeran un pueblo puro,
feliz y lleno de salud. Consideremos los medios por los cuales él quería
realizar esto. Los sometió a un sistema de disciplina que, si lo hubieran
seguido alegremente, habría resultado para el bien, tanto de ellos mismos como
de su posteridad. Quitó la carne de su alimentanción en gran medida. Les había
concedido carne en respuesta a sus clamores, precisamente antes de llegar al
Sinaí, pero fue provista solamente por un día. Dios podría haber provisto carne
tan fácilmente como maná, pero impuso al pueblo una restricción para su bien.
Era el propósito de Dios proveerles un alimento más adecuado a sus necesidades
que el régimen afiebrante al cual muchos de ellos habían estado acostumbrados
en Egipto. El apetito pervertido debía ser reducido a un estado más saludable,
para que pudieran disfrutar de los alimentos provistos originalmente para el
hombre: las frutas de la tierra, que Dios les dio a Adán y Eva en el Edén. Si
ellos hubieran estado dispuestos a negarse la satisfacción del apetito en
obediencia a las restricciones divinas, la debilidad y la enfermedad habrían
sido desconocidas entre ellos. Sus descendientes habrían poseído fuerza física
y mental. Habrían tenido claras percepciones de la verdad y del deber, un
discernimiento agudo, y un juicio sano. Pero no estaban dispuestos a someterse
a los requerimientos de Dios, y dejaron de alcanzar la norma que él había establecido
para ellos, y de recibir las bendiciones que habrían sido suyas. Murmuraron
bajo las restricciones de Dios, y codiciaron las ollas de carne de Egipto. Dios
les permitió tener carne, pero esto les acarreó una maldición.—Christian Temperance and Bible Hygiene,
118, 119 (1890). {CRA 451.1}
Un ejemplo para nosotros
645.
“Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos
cosas malas, como ellos codiciaron”. “Y estas cosas les acontecieron como
ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado
los fines de los siglos”.—1 Corintios 10:6, 11. {CRA 452.1}
646.
La iglesia en general en Battle Creek no ha sostenido el instituto por su
ejemplo. Sus miembros no han honrado la luz de la reforma pro salud practicándola
en el seno de sus familias. La enfermedad que aquejó a muchas familias en
Battle Creek no necesitaría haberles sobrevenido, si ellas hubieran seguido la
luz que Dios les diera. A semejanza del Israel de antaño, han desatendido la
luz, y no veían mayor necesidad de restringir su apetito que la que vio el
Israel antiguo. Los hijos de Israel querían tener carne para comer y dijeron,
como dicen muchos hoy: moriremos sin carne. Dios le dio carne al rebelde
Israel, pero su maldición estaba sobre ella. Miles de ellos murieron mientras
la carne que habían deseado aún estaba entre sus dientes. Tenemos el ejemplo de
los israelitas de antaño, y la advertencia para nosotros es que no hagamos como
ellos hicieron. Su historia de incredulidad y rebelión está registrada como una
advertencia especial para que no sigamos su ejemplo de quejarnos contra los
requerimientos divinos. ¿Cómo podemos decidir en forma tan indiferente,
eligiendo nuestra propia conducta, siguiendo lo que nuestros propios ojos ven,
y apartándonos más y más de Dios, como hicieron los hebreos? Dios no puede
hacer grandes cosas en favor de su pueblo debido a la dureza del corazón y a la
pecaminosa incredulidad. {CRA 452.2}
Dios
no hace acepción de personas; sino que en toda generación los que temen al
Señor y obran con justicia son aceptados por él; en tanto que los
murmuradores, los descreídos y los rebeldes no tendrán su favor o las
bendiciones prometidas a los que aman la verdad y andan en ella. Los que tienen
la luz y no la siguen, sino que desatienden los requerimientos de Dios,
hallarán que las bendiciones que les pertenecían se transformarán en
maldiciones, y las misericordias reservadas para ellos se convertirán en
juicios. Dios quiere que aprendamos humildad y obediencia mientras leemos la historia
del antiguo Israel, que era su pueblo peculiar y escogido, pero que provocó su
propia destrucción al seguir sus propios caminos.—Testimonies for the Church 3:171, 172
(1873). {CRA 452.3}
647.
Nuestros hábitos de comer y beber muestran si somos del mundo o si pertenecemos
al número de personas a quienes el Señor ha cortado del mundo por medio de su
poderosa hacha de la verdad. Estos constituyen su pueblo peculiar, celoso de
buenas obras. Dios ha hablado en su Palabra. El caso de Daniel y de sus tres compañeros
contiene sermones sobre la reforma pro salud. Dios ha hablado en la historia de
los israelitas, a quienes no les concedió un régimen a base de carne, para su
propio bien. Los alimentó con pan del cielo; “pan de nobles comió el hombre”.
Pero ellos estimularon su apetito terreno; y cuanto más concentraban sus
pensamientos en las ollas de carne de Egipto, tanto más odiaban la comida que
Dios les daba para mantenerlos en un buen estado de salud física, mental y
moral. Anhelaban las ollas de carne, y en esto hicieron lo mismo que lo que
muchos hacen en nuestros propios días.—Testimonies for the Church 6:372 (1900). {CRA 453.1}
[Declaraciones
adicionales con respecto al uso de carne por parte de los antediluvianos y los
israelitas—231, 233] {CRA 453.2}
De vuelta al régimen original
648.
Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso
a paso, a su plan original: que el hombre subsista a base de productos
naturales de la tierra.—Christian
Temperance and Bible Hygiene, 119; Counsels on Health, 450 (1890). {CRA 453.3}
649.
Las hortalizas, las legumbres, las frutas y los cereales deben constituir
nuestro régimen alimenticio. Ni un gramo de carne debiera entrar en nuestro
estómago. El consumo de carne es antinatural. Hemos de regresar al propósito
original que Dios tenía en la creación del hombre.—Manuscrito 115, 1903. {CRA 454.1}
650.
¿No es tiempo ya de que todos prescindan de consumir carne? ¿Cómo pueden seguir
haciendo uso de un alimento cuyo efecto es tan pernicioso para el alma y el
cuerpo los que se esfuerzan por llevar una vida pura, refinada y santa, para
gozar de la compañía de los ángeles celestiales? ¿Cómo pueden quitar la vida a
seres creados por Dios y consumir su carne con deleite? Vuelvan más bien al
alimento sano y delicioso que fue dado al hombre en el principio, y tengan
ellos mismos y enseñen a sus hijos a tener misericordia de los seres
irracionales que Dios creó y puso bajo nuestro dominio.—El Ministerio de Curación, 244 (1905). {CRA 454.2}
La preparación para la traslación
651.
Los que esperan la venida del Señor, con el tiempo eliminarán el consumo de
carne; la carne dejará de formar parte de su régimen. Siempre debiéramos tener
este fin en cuenta, y esforzarnos para avanzar firmemente hacia él. No puedo
pensar que en la práctica del consumo de carne nos hallemos en armonía con la
luz que a Dios le ha agradado darnos. Todos los que están relacionados con
nuestras instituciones de salud debieran estar educándose especialmente para
subsistir a base de frutas, cereales, legumbres yhortalizas. Si obramos guiados
por principios en cuanto a estas cosas, si como reformadores cristianos
educamos nuestro propio gusto, y colocamos nuestro régimen en armonía con el
plan de Dios, podremos influir en otras personas, en esta materia, lo cual será
agradable para Dios.—Christian
Temperance and Bible Hygiene, 119 (1890). {CRA 454.3}
652.
El principal objetivo del hombre no es gratificar su apetito. Existen
necesidades físicas que deben suplirse; pero ¿es necesario que debido a esto el
hombre sea dominado por el apetito? ¿Continuarán quitándole la vida a las
criaturas de Dios, para saborear su carne como un manjar delicioso, esas mismas
personas que tratan de ser santas, puras y refinadas para disfrutar de la
compañía de los ángeles celestiales? Según lo que el Señor me ha mostrado, este
orden de cosas debe ser cambiado, y entonces el pueblo peculiar de Dios
ejercerá temperancia en todas las cosas.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 48; Counsels on Health, 116 (1890). {CRA 455.1}
653.
Los que han recibido instrucciones acerca de los peligros del consumo de carne,
té, café y alimentos demasiado condimentados o malsanos, y quieran hacer un
pacto con Dios por sacrificio, no continuarán satisfaciendo sus apetitos con
alimentos que saben son malsanos. Dios pide que los apetitos sean purificados y
que se renuncie a las cosas que no son buenas. Esta obra debe ser hecha antes
que su pueblo pueda estar delante de él como un pueblo perfecto.—Joyas de los Testimonios 3:354 (1909). {CRA 455.2}
654.
Es para el propio bien de la iglesia remanente por lo que el Señor le aconseja
a ella que descarte el uso de la carne, el té y el café, así como otros
alimentos perjudiciales. Hay abundancia de otras cosas que podemos usar, para
sostener nuestra vida, que son sanas y buenas.—Manuscrito 71, 1908. {CRA 455.3}
Perfeccionando la santidad
655.
Deben verse mayores reformas entre nuestros hermanos que pretenden estar
esperando la pronta venida de Cristo. La reforma pro salud ha de hacer entre
nuestros hermanos una obra que todavía no se ha hecho. Hay personas que
debieran estar despiertas ante el peligro de comer carne, pero que continúan
consumiendo carne de animales, poniendo así en peligro la salud física, mental
y espiritual. Muchos que están hoy solamente medio convertidos con respecto al
consumo de carne abandonarán el pueblo de Dios para no andar más con él. {CRA 456.1}
En
todas nuestras obras debemos obedecer las leyes que Dios ha dado, para que las
energías físicas y espirituales puedan obrar armoniosamente. Los hombres pueden
tener una forma de piedad, pueden aun predicar el Evangelio, y sin embargo no
estar purificados ni santificados. Los ministros deben ser estrictamente
temperantes en su comer y beber, no sea que hagan sendas torcidas para sus pies,
desviando al cojo—los que son débiles en la fe—del camino. Si mientras
proclaman el más solemne e importante mensaje que Dios jamás haya dado, los
hombres combaten la verdad complaciendo hábitos incorrectos de comer y beber,
quitan toda la fuerza del mensaje que llevan. {CRA 456.2}
Los
que se complacen en comer carne, en tomar té y en la glotonería, están
sembrando semillas cuya cosecha será dolor y muerte. Los alimentos no
saludables colocados en el estómago fortalecen los apetitos que combaten contra
el alma, y así se desarrollan las propensiones inferiores. Un régimen a base de
carne tiende a desarrollar la animalidad. El progreso de la animalidad
disminuye la espiritualidad, y hace que la mente resulte incapaz de comprender
la verdad. {CRA
456.3}
La
Palabra de Dios nos amonesta claramente que a menos que nos abstengamos de
la concupiscencia de la carne, la naturaleza física será puesta en conflicto
con la naturaleza espiritual. El acto de comer lujuriosamente está en pugna
contra la salud y la paz. Así se establece una guerra entre los atributos más
elevados y los más bajos del hombre. Las propensiones inferiores, poderosas y
activas, oprimen el alma. Los intereses superiores del ser son puestos en
peligro por la indulgencia de los apetitos no sancionados por el cielo.—The Review and Herald, 27 de mayo de 1902; Counsels on Health, 575, 576. {CRA 456.4}
656.
Los que pretenden creer la verdad han de custodiar cuidadosamente las
facultades del cuerpo y la mente, de manera que Dios y su causa no sean de
ninguna manera deshonrados por sus palabras o acciones. Los hábitos y las
prácticas han de someterse a la voluntad de Dios. Hemos de dar cuidadosa
atención a nuestro régimen. Se me ha presentado claramente que el pueblo de
Dios ha de tomar una posición firme en contra del consumo de carne. ¿Estaría
Dios dando a su pueblo durante treinta años el mensaje de que si sus hijos
desean tener sangre pura y mentes claras, deben abandonar el uso de la carne,
si él no quisiera que ellos prestaran atención a su mensaje? Por el empleo de
la carne se fortalece la naturaleza animal, y la naturaleza espiritual se
debilita.—Carta
48, 1902. {CRA 457.1}
657.
Los males morales derivados del consumo de la carne no son menos patentes que
los males físicos. La carne daña la salud; y todo lo que afecta al cuerpo
ejerce también sobre la mente y el alma un efecto correspondiente. Pensemos en
la crueldad hacia los animales que entraña la alimentación con carne, y en su
efecto en quienes los matan y en los que son testigos del trato que reciben.
¡Cuánto contribuye esto a destruir la ternura con que deberíamos considerar a
estos seres creados por Dios!—El Ministerio de Curación, 242, 243 (1905). {CRA 457.2}
658.
El uso común de la carne de animales muertos ha tenido una influencia
deteriorante sobre la moral así como sobre la constitución física. Una salud
pobre, en una variedad de formas, revelaría ser resultado seguro del consumo de
carne, si pudiera rastrearse la causa del efecto.—Manuscrito 22, 1887. {CRA 458.1}
659.
Los que usan carne desatienden todas las advertencias que Dios ha dado
concerniente a esta cuestión. No tienen evidencia de que andan en sendas
seguras. No tienen la menor excusa por comer carne de animales muertos. La
maldición de Dios descansa sobre la creación animal. Muchas veces cuando se
come carne, ésta se descompone en el estómago, y produce enfermedad. El cáncer,
los tumores y las enfermedades pulmonares son producidos mayormente por el
consumo de carne.—Pacific
Union Recorder, 9 de octubre de 1902. {CRA 458.2}
660.
Ojalá que todos pudieran discernir estos asuntos como me fueron presentados,
todos aquellos que ahora son tan descuidados, tan indiferentes con respecto a
la edificación de su carácter; los que defienden el régimen a base de carne,
nunca abrirían sus labios para justificar un apetito que requiere la muerte de
los animales. Tal régimen contamina la sangre en sus venas, y estimula las
propensiones animales inferiores. Debilita la percepción aguda y el vigor de
pensamiento para entender a Dios y la verdad, y para lograr un conocimiento de
sí mismo.—Manuscrito
3, 1897. {CRA 458.3}
El consumo de carne es especialmente peligroso ahora
661.
La carne no fue nunca el mejor alimento; pero su uso es hoy día doblemente
inconveniente, ya que el número de los casos de enfermedad aumenta cada
vez más entre los animales.—El Ministerio de Curación, 241 (1905). {CRA 458.4}
662.
Los animales están enfermando cada vez más, y no transcurrirá mucho tiempo
antes de que los alimentos de origen animal sean descartados por muchos además
de los adventistas del séptimo día. Se han de preparar alimentos sanos, capaces
de sostener la vida, a fin de que hombres y mujeres no necesiten comer carne.—Joyas de los Testimonios 3:132 (1902). {CRA 459.1}
663.
¿Cuándo, los que conocen la verdad, harán su decisión en favor de los
principios rectos para este tiempo y para la eternidad? ¿Cuándo serán fieles a
los principios de la reforma pro salud? ¿Cuándo aprenderán que es peligroso
comer carne? Se me ha instruido para que diga que si alguna vez el consumo de
carne fue seguro, no lo es ahora.—Manuscrito 133, 1902. {CRA 459.2}
664.
La luz que se me dio es que no pasará mucho tiempo antes que tengamos que
abandonar el uso de los alimentos animales. Aun la leche tendrá que
descartarse. La enfermedad se está acumulando rápidamente. La maldición de Dios
está sobre la tierra, porque el hombre la ha maldecido. Los hábitos y prácticas
de los hombres han puesto la tierra en tal condición que la familia humana debe
reemplazar los alimentos animales por otra clase de sostén. No necesitamos la
carne en absoluto. Dios puede darnos otra cosa.—(Australasian) Union Conference Record, 28
de julio de 1899. {CRA 459.3}
665.
Si conocierais solamente la naturaleza de la carne que coméis, si vierais los
animales vivos cuya carne es tomada cuando se matan, os apartaríais con asco de
la carne. Los mismos animales cuya carne coméis están frecuentemente tan
enfermos que, si se los dejara, morirían por esa causa; pero mientras todavía
está en ellos el aliento de vida, son sacrificados y traídos al mercado.
Incorporáis directamente en vuestro organismo humores y veneno de la peor
clase, y sin embargo no os dais cuenta de ello.—Testimonies for the Church 2:404, 405
(1870). {CRA 459.4}
Los animales sufren su efecto
666.
A menudo se llevan al mercado y se venden para servir de alimento animales que
están ya tan enfermos que sus dueños temen guardarlos más tiempo. Algunos de
los procedimientos seguidos para cebarlos ocasionan enfermedades. Encerrados
sin luz y sin aire puro, respiran el ambiente de establos sucios, se engordan
tal vez con productos averiados y su cuerpo entero resulta contaminado de
inmundicias. {CRA
460.1}
Muchas
veces los animales son transportados a largas distancias y sometidos a grandes
penalidades antes de llegar al mercado. Arrebatados de sus campos verdes, y
salvando con trabajo muchos kilómetros de camino, sofocados por el calor y el
polvo o amontonados en vagones sucios, calenturientos y exhaustos, muchas veces
faltos de alimento y de agua durante horas enteras, los pobres animales son
arrastrados a la muerte para que con sus cadáveres se deleiten los seres
humanos.—El
Ministerio de Curación, 242 (1905). {CRA 460.2}
667.
Muchos mueren de enfermedades causadas totalmente por el consumo de carne; sin
embargo, no por esto el mundo parece actuar con más sabiduría. A menudo se
matan animales que han sido transportados a través de una distancia
considerable para faenarlos. La sangre se ha calentado. Están llenos de carne,
y han estado privados del ejercicio saludable, y cuando tienen que viajar tanta
distancia, se enferman y se agotan, y en esa condición son sacrificados
para el mercado. Su sangre está muy inflamada, y los que comen su carne, comen
veneno. Algunos no son afectados inmediatamente, en tanto que otros son
atacados por dolores agudos, y mueren de fiebre, cólera o alguna enfermedad
desconocida. {CRA
460.3}
Muchísimos
animales cuyos dueños sabían que estaban enfermos, son vendidos para el mercado
de la ciudad, y los que los compran no siempre ignoran este hecho.
Especialmente en las ciudades mayores esto se práctica en gran medida, y los
que consumen carne no saben que están comiendo animales enfermos. {CRA 461.1}
Algunos
animales llevados al matadero parecen darse cuenta por instinto de lo que está
por ocurrir, y se ponen furiosos, y literalmente enloquecen. Son sacrificados
mientras se hallan en ese estado, y su carne es preparada para el mercado. Su
carne es veneno, y ha producido, en quienes la han consumido, calambres,
convulsiones, apoplejía y muerte repentina. Y sin embargo la causa de todos
estos sufrimientos no se atribuye a la carne. {CRA 461.2}
Algunos
animales son inhumanamente tratados mientras se llevan al matadero.
Literalmente son torturados, y después de haber soportado muchas horas de
extremo sufrimiento, son sacrificados. Se han preparado cerdos para el mercado
aun mientras la plaga estaba en ellos, y su carne tóxica ha esparcido
enfermedades contagiosas, y la consecuencia ha sido una gran mortandad.—Spiritual Gifts 4:147, 148 (1864). {CRA 461.3}
Los efectos físicos de un régimen a base de carne aumentan la propensión
a la enfermedad y a la muerte repentina
668.
El peligro de contraer una enfermedad aumenta diez veces al comer carne.—Joyas de los Testimonios 1:195 (1868). {CRA 461.4}
669.
Los médicos mundanos no pueden explicar el rápido aumento de las enfermedades
en la familia humana. Pero nosotros sabemos que mucho de este sufrimiento está
causado por el consumo de carne.—Carta 83, 1901. {CRA 462.1}
670.
Los animales están enfermos, y al participar de su carne, implantamos la
semilla de la enfermedad en nuestros propios tejidos y en nuestra sangre.
Luego, cuando estamos expuestos a cambios en una atmósfera palúdica somos más
sensibles a los mismos; también cuando estamos expuestos a epidemias y a
enfermedades contagiosas, el organismo no se halla en buena condición para
resistir la enfermedad.—(1896) E. from U.T. 8 {CRA 462.2}
671.
Tenéis carne, pero no es buen material. Estáis en peor condición por esta
cantidad de carne. Si cada uno de vosotros se restringiera a un régimen
estricto, que os haría perder de 12 a 15 kilogramos de vuestro peso total,
estaríais mucho menos propensos a la enfermedad. El consumo de carne ha
producido una calidad pobre de sangre y de carne. Vuestro organismo se halla en
un estado de inflamación, preparado para la enfermedad. Estáis propensos a
ataques agudos de enfermedad, y a una muerte repentina, porque no poseéis una
constitución fuerte como para hacer frente y resistir a la enfermedad. Vendrá
un tiempo cuando la fuerza y la salud que os habéis jactado que poseíais
resultarán ser debilidad.—Testimonies for the Church 2:61 (1868). {CRA 462.3}
Sangre enferma
672.
He sido instada por el Espíritu de Dios a presentar delante de varias personas
el hecho de que sus sufrimientos y escasa salud tienen como causa el no haber
prestado atención a la luz que les fue dada sobre la reforma pro salud.
Les he mostrado que su régimen a base de carne, que creían que era esencial, no
era necesario, y que puesto que ellos estaban formados de lo que comían, el
cerebro, los huesos y los músculos se hallaban en una condición enferma, porque
vivían a base de carne de animales muertos; que su sangre se estaba
corrompiendo por este régimen impropio; que la carne que consumían era enferma,
y su organismo entero se estaba tornando pesado y corrompido.—(1896) E. from
U.T. 4{CRA
462.4}
673.
Ingeridas como alimento las carnes perjudican a la sangre. Al cocinar carnes
con muchos condimentos, y al comerlas con pasteles y tortas suculentas, se obtiene
sangre de mala calidad. El organismo está demasiado recargado para asimilar esa
clase de alimentos. Los pasteles de carne y los encurtidos, que nunca debieran
hallar cabida en un estómago humano, proporcionarán una sangre de pésima
calidad. Y un alimento de mala clase, cocinado en forma impropia y en cantidad
insuficiente, no puede formar buena sangre. Los alimentos suculentos a base de
carne y un régimen empobrecido producirán los mismos resultados.—Joyas de los Testimonios 1:189 (1870). {CRA 463.1}
674.
El cáncer, los tumores y todas las enfermedades inflamatorias son producidos
mayormente por el consumo de carne. {CRA 463.2}
Por
la luz que Dios me ha dado sé que la prevalencia de cáncer y tumores se debe
mayormente a un sistema de vida vulgar a base de carne.—(1896) E. from U.T. 7 {CRA 463.3}
Cáncer, tuberculosis, tumores
675.
El régimen a base de carne es un asunto serio. ¿Vivirán los seres humanos a
base de carne de animales muertos? La respuesta, por la luz que Dios me ha dado
es: “No, decididamente no”. Las instituciones que promueven la reforma pro
salud deben educar sobre este asunto. Los médicos que pretenden comprender el
organismo humano no deben animar a sus pacientes a vivir a base de carne de
animales muertos. Deben señalar el aumento de las enfermedades en el reino
animal. Según el testimonio de los examinadores muy pocos animales están libres
de enfermedad, y la práctica de comer mayormente carne hace que se contraigan
enfermedades de todo género: cáncer, tumores, escrófula, tuberculosis y una
cantidad de otras afecciones similares.—Manuscrito 3, 1897. {CRA 463.4}
676.
Los que comen carne y sus derivados no saben lo que ingieren. Muchas veces si
hubieran visto los animales vivos y conocieran la calidad de su carne, la
rechazarían con repugnancia. Continuamente sucede que la gente come carne llena
de gérmenes de tuberculosis y cáncer. Así se propagan estas enfermedades y
otras también graves.—El
Ministerio de Curación, 241 (1905). {CRA 464.1}
677.
Las mesas de muchas mujeres que profesan ser cristianas se cubren diariamente
con una variedad de platos que irritan el estómago y producen una condición
febril en el organismo. La carne constituye el artículo principal de
alimentación en la mesa de algunas familias, hasta que su sangre se llena de
humores cancerosos y escrofulosos. Sus cuerpos se componen de lo que comen.
Pero cuando los aflige el sufrimiento y la enfermedad, estas cosas se
consideran una aflicción de la Providencia.—Testimonies for the Church 3:563 (1875). {CRA 464.2}
Disminuye el vigor mental
678.
Los que usan carne en abundancia, no siempre tienen un cerebro despejado y una
inteligencia activa, debido a que el uso de carne tiende a causar una tosquedad
o pesadezen el cuerpo, y a entorpecer las facultades más delicadas de la
mente.—Christian
Temperance and Bible Hygiene, 47; Counsels on Health, 115 (1890). {CRA 464.3}
679.
Dios quiere que las facultades perceptivas de sus hijos sean claras y capaces
de arduo trabajo. Pero si estáis viviendo a base de un régimen de carne, no
necesitáis esperar que vuestra mente sea fructífera. {CRA 465.1}
Los
pensamientos deben ser limpiados; entonces la bendición de Dios descansará
sobre su pueblo.—Boletín de la Asociación General, abril 12 de 1901 {CRA 465.2}
680.
Es imposible que quienes hacen copioso consumo de carne tengan un cerebro
despejado y un intelecto activo.—Joyas de los Testimonios 1:193 (1868). {CRA 465.3}
681.
Existe un letargo alarmante sobre el tema del sensualismo inconsciente. Es costumbre
comer carne de animales muertos. Esto estimula las bajas pasiones del organismo
humano.—(1896) E. from U.T. 4 {CRA 465.4}
682.
Un régimen a base de carne cambia la disposición y fortalece la animalidad. Nos
componemos de lo que comemos, y el comer mucha carne disminuirá la actividad
intelectual. Los estudiantes lograrían mucho más en sus estudios si nunca
probaran la carne. Cuando la parte animal del agente humano es fortalecida por
el consumo de carne, las facultades intelectuales disminuyen proporcionalmente.
Una vida religiosa puede obtenerse y mantenerse con mayor éxito si se descarta
la carne, porque este régimen estimula las tendencias sensuales a una actividad
intensa, y debilita la naturaleza moral y espiritual. “El deseo de la carne es
contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne”. Gálatas 5:17.—E. from U.T. 7 {CRA 465.5}
Fortalece las pasiones bajas
683.
Si alguna vez hubo un tiempo cuando el régimen debería ser más sencillo, es
ahora. No debemos colocar carne delante de nuestros hijos. Esta excita y
fortalece las pasiones bajas, y tiende a amortiguar las facultades morales.—Testimonies for the Church 2:352 (1869). {CRA 466.1}
684.
Se me ha instruido en el sentido de que el uso de carne tiende a animalizar la
naturaleza, y a despojar a los hombres y mujeres del amor y la simpatía que
deben sentir por cada uno. Estamos hechos de lo que comemos, y aquellos cuyo
régimen se compone mayormente de carne llegan a una condición en la que ellos
permiten que las bajas pasiones dominen por encima de las facultades superiores
del ser... {CRA
466.2}
No
señalamos ninguna línea precisa de conducta para seguir en materia de régimen.
Hay muchas clases de alimento sano. Pero afirmamos que la carne no es el
alimento debido para el pueblo de Dios. Animaliza a los seres humanos. En un
país como éste, donde hay frutas, cereales y nueces en abundancia, ¿cómo puede
alguien pensar que debe comer carne de animales muertos?—Manuscrito 50, 1904. {CRA 466.3}
685.
Si las cosas fueran como deben ser en los hogares que constituyen nuestras
iglesias, haríamos un doble servicio en favor del Señor. Según la luz que me ha
sido dada debe darse un mensaje más decidido con respecto a la reforma pro
salud. Los que usan carne fortalecen las tendencias inferiores y preparan el
camino para que la enfermedad tome posesión de ellos.—Carta 200, 1903. {CRA 466.4}
686.
Su familia ha consumido mayormente carne, de modo que las propensiones animales
se han fortalecido, en tanto que las intelectuales se han debilitado. Nos
componemos de aquello que comemos, y si subsistimos mayormente a base de carnes
de animales muertos, participaremos de su naturaleza. Ud. ha estimulado la
parte más tosca de su cuerpo, en tanto que la más refinada se ha debilitado.—Testimonies for the Church 2:60, 61 (1868). {CRA 466.5}
687.
Queremos que la verdad impregnadora de la Palabra de Dios se posesione de cada
uno de nuestros hermanos antes de que terminen estas reuniones. Queremos que
entiendan que la carne no es el alimento adecuado para ellos. Un régimen tal
cultiva las pasiones animales en ellos y en sus hijos. Dios quiere que
eduquemos a nuestros hijos en los hábitos correctos de comer, vestir y
trabajar. El quiere que hagamos lo que podamos para reparar la máquina
desgastada.—Boletín de la Asociación General, abril 12 de 1901 {CRA 467.1}
[Efecto de la carne y los
alimentos concentrados sobre los niños—348, 350, 356, 357, 361, 578, 621, 711] {CRA 467.2}
La conducta más segura
688.
Las facultades intelectuales, morales y físicas son rebajadas por el uso
habitual de la carne. El uso de carne trastorna el organismo, anubla el
intelecto y entorpece las sensibilidades morales. Os decimos, querido hermano y
hermana, que vuestra conducta más segura es dejar la carne.—Testimonies for the Church 2:64 (1868). {CRA 467.3}
No se reconoce la causa
689.
Los efectos de una alimentación con carne no se advierten tal vez
inmediatamente; pero esto no prueba que esa alimentación carezca de peligro.
Pocos se dejan convencer de que la carne que han comido es lo que envenenó su
sangre y causó sus dolencias.—El Ministerio de Curación, 242 (1905). {CRA 467.4}
690.
El tema me ha sido presentado bajo diferentes aspectos. La mortalidad causada
por el consumo de carne no se discierne; si se percibiera, no oiríamos más
defensas y excusas en favor de la complacencia del apetito por la carne.
Tenemos abundancia de cosas buenas para satisfacer el hambre sin necesidad de
poner cadáveres sobre nuestra mesa para que integren nuestro menú.—(1896) E.
from U.T. 8 {CRA
468.1}
691.
Muchos mueren de enfermedades totalmente debidas al consumo de carne, y la
verdadera causa apenas es sospechada por ellos o por otras personas. Algunos no
sienten inmediatamente sus efectos, pero ésta no es una evidencia de que no les
esté haciendo daño. Puede estar haciendo su obra en forma segura en el
organismo, y sin embargo por el momento la víctima puede no darse cuenta de
ello.—Christian
Temperance and Bible Hygiene, 48; Counsels on Health, 115 (1890). {CRA 468.2}
692.
Ud. ha dicho repetidamente en defensa de su complacencia del deseo de comer
carne: “Por perjudicial que sea para otros, no me daña a mí, porque la he usado
toda mi vida”. Pero Ud. no sabe cuán bien se sentiría si se hubiera abstenido
del uso de carne.—Testimonies
for the Church 2:61 (1868). {CRA 468.3}
El cerdo es especialmente condenado
693.
Dios os ha dado luz y conocimiento, que según habéis profesado creéis que
provienen directamente de él. Esa luz os enseña a negaros a satisfacer el
apetito. Sabéis que el uso de carne de cerdo es contrario al expreso mandato
del Señor, no porque él deseara manifestar especialmente su autoridad, sino
porque esa carne sería dañina para los que la consumieran. Su empleo haría que
la sangre fuera impura, de manera que la escrófula y otros humores corrompieran
el sistema, y todo el organismo sufriera. Especialmente los finos y delicados
nervios del cerebro se debilitan y su función se entorpece de tal manera que
las cosas sagradas no se disciernen, sino que se colocan en un plano inferior
con las cosas comunes.—Testimonies
for the Church 2:96 (1868). {CRA 468.4}
694.
En los tejidos del cerdo hormiguean los parásitos. Del cerdo dijo Dios: “Os
será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos
muertos”. Deuteronomio
14:8.
Este mandato fue dado porque la carne del cerdo es impropia para servir de
alimento. Los cerdos se alimentan de desperdicios, y sólo sirven para este fin.
Nunca, en circunstancia alguna, debería ser consumida su carne por los seres
humanos.—El
Ministerio de Curación, 241, 242 (1905). {CRA 469.1}
695.
El cerdo, aunque constituye uno de los artículos más comunes del régimen
alimenticio, es uno de los más perjudiciales. Dios no prohibió que los hebreos
comiesen carne de cerdo únicamente para mostrar su autoridad, sino porque no
era un alimento adecuado para el hombre. Llenaba el organismo con escrófula, y
especialmente en ese clima cálido producía lepra y diversas clases de
enfermedades. La influencia sobre el organismo en ese clima era mucho más
perjudicial que en un clima más frío. Pero Dios nunca se propuso que se
consumiese cerdo en circunstancia alguna. Los paganos consumían el cerdo como
alimento, y el pueblo norteamericano ha utilizado abundantemente el cerdo como
un importante artículo de alimentación. La carne de cerdo no sería agradable al
paladar en su estado natural. De modo que se la torna apetecible
condimentándola abundantemente, lo que hace que una cosa mala se torne peor. La
carne de cerdo, por encima de todas las demás carnes, pone la sangre en mal
estado. Los que consumen carne de cerdo en abundancia no pueden evitar estar enfermos.
Los que hacen mucho ejercicio al aire libre no se dan cuenta de los efectos
perjudiciales de la carne de cerdo como los que viven en los edificios, y cuyos
hábitos son sedentarios y su trabajo es mental. {CRA 469.2}
Pero
el consumo de carne de cerdo no daña únicamente la salud física. La mente es
afectada y la delicada sensibilidad queda embotada por el uso de este tosco
alimento. Es imposible que la carne de ninguna criatura viviente esté sana
cuando la inmundicia constituye su ambiente natural, y cuando se alimenta de
toda clase de cosas detestables. La carne de cerdo se compone de lo que éste
come. Si los seres humanos ingieren su carne, su sangre y su carne quedarán
corrompidas por las impurezas que recibirán a través del cerdo.{CRA 470.1}
El
consumo de carne de cerdo ha producido escrófula, lepra y humores cancerosos.
El consumo de carne de cerdo continúa causando el sufrimiento más intenso a la
humanidad. [How to
Live, 58.]—Mensajes Selectos 2:481, 482 (1865). {CRA 470.2}
[La actitud de Daniel
hacia la carne de cerdo—34] {CRA 470.3}
La grasa y la sangre animal
696.
Como familia, estáis lejos de hallaros libres de enfermedad. Habéis usado el
sebo de los animales que Dios en su Palabra prohíbe expresamente: “Estatuto
perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna
grosura ni ninguna sangre comeréis”. Levítico 3:17. “Además, ninguna
sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias.
Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de
entre su pueblo”. Levítico
7:26, 27.—Testimonies for the Church 2:61 (1868).{CRA 470.4}
697.
La carne se sirve despidiendo un fuerte olor a grasa, porque conviene al gusto
pervertido. Tanto la sangre como la grasa de los animales son consumidas
como manjares deliciosos. Pero el Señor dio instrucciones especiales de que
estas cosas no debían comerse. ¿Por qué? Porque su uso produciría una corriente
sanguínea enferma en el organismo humano. El no prestar atención a las
instrucciones especiales del Señor ha traído una variedad de dificultades y
enfermedades a los seres humanos... Si éstos introducen en su organismo lo que
no puede constituir buena carne y buena sangre, deben soportar los resultados
de su falta de atención a la Palabra de Dios.—Carta 102, 1896. {CRA 470.5}
El pescado a menudo está contaminado
698.
En muchos puntos los peces se contaminan con las inmundicias de que se
alimentan y llegan a ser causa de enfermedades. Tal es en especial el caso de
los peces que tienen acceso a las aguas de albañal de las grandes ciudades. Los
peces que se alimentan de lo que arrojan las alcantarillas pueden trasladarse a
aguas distantes, y ser pescados donde el agua es pura y fresca. Al servir de
alimento llevan la enfermedad y la muerte a quienes ni siquiera sospechan el
peligro.—El
Ministerio de Curación, 242 (1905). {CRA 471.1}
Reconocimiento de condiciones de emergencia
699.
Donde puede obtenerse abundancia de buena leche y frutas, raramente existe una
excusa para consumir alimento animal; no es necesario quitar la vida a ninguna
de las criaturas de Dios para suplir nuestras necesidades ordinarias. En
ciertos casos de enfermedad o de agotamiento puede pensarse que es mejor
emplear algo de carne, pero debe ejercerse mucho cuidado en conseguir la carne
de animales sanos. Ha llegado a ser muy serio el asunto de si es seguro usar
carne en alguna forma en esta época del mundo. No comer nunca carne sería
mejor que comer carne de animales que no son sanos. Cuando yo no podía obtener
el alimento que necesitaba, a veces he comido un poco de carne; pero tengo cada
vez más temor de hacerlo.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 117, 118
(1890). {CRA 471.2}
[Elena G. de White a
veces estaba obligada a comer un poco de carne.—Apéndice 1:10.] {CRA 472.1}
700.
Algunos creen honradamente que un régimen adecuado se compone especialmente de
gachas. El alimentarse mayormente a base de gachas o papillas no aseguraría la
salud de los órganos digestivos; porque este alimento es demasiado
inconsistente o blando. Estimúlese el consumo de frutas, legumbres, hortalizas
y pan. Un régimen de carne no es el más sano, y sin embargo yo no asumiría la
posición de que la carne debe ser descartada por todos. Los que tienen órganos
digestivos debilitados pueden a menudo usar carne, cuando no pueden comer
legumbres, hortalizas, frutas o gachas. Si queremos preservar la mejor salud,
debemos evitar consumir verduras y frutas en la misma comida. Si el estómago es
débil, habrá trastornos, el cerebro se confundirá, y resultará inapto para
realizar esfuerzo mental. Téngase la fruta en una comida y las verduras en la
próxima... {CRA
472.2}
Las
tortas dulces, los budines dulces, y los flanes o natillas perturbarán los
órganos digestivos, ¿y por qué tentaríamos a los que rodean la mesa colocando
tales artículos delante de ellos? Cuanto mayor sea la abundancia en que la
carne componga el régimen de los maestros y alumnos, tanto menos susceptible
será la mente de comprender las cosas espirituales. Las propensiones animales
se fortalecen, y las finas sensibilidades de la mente se oscurecen. El estudio
diligente no es la causa principal del quebrantamiento de las facultades
mentales. La causa principal es el régimen alimenticio indebido, las comidas
irregulares y la falta de ejercicio físico. Las horas irregulares para
comer y dormir absorben las fuerzas del cerebro.—The Youth’s Instructor, 31 de mayo de 1894. {CRA 472.3}
[No estábamos
preparados en 1884 para dejar completamente el consumo de carne en nuestras
instituciones, y sin embargo el paso había de ser dado eventualmente—720] {CRA 473.1}
[La carne libre de
enfermedades es preferible al uso abundante de leche y azúcar—527, 533] {CRA 473.2}
[Los médicos han de
educar a la gente a dejar de comer carne pero no han de hacer prescripciones
para prohibir el uso de carne—434, 438] {CRA 473.3}
[Posibles cambios no
juiciosos de un régimen cárneo para personas que están muriendo de
tuberculosis—435] {CRA 473.4}
[Los alimentos cárneos
no han de condenarse cuando un régimen vegetariano adecuado no resulta
asequible—796] {CRA 473.5}
[Los alimentos cárneos
no son el debido alimento para el pueblo de Dios en los países donde existen en
abundancia frutas, cereales y nueces—719] {CRA 473.6}
[La carne servida a
pacientes en los sanatorios en sus piezas—437] {CRA 473.7}
Un régimen sin carne es adecuado
701.
La carne no es esencial para la salud o la fuerza; y si esto no fuera así, el
Señor habría cometido un error cuando proveyó alimento para Adán y Eva antes de
su caída. Todos los elementos nutritivos están contenidos en las frutas, las
hortalizas, las legumbres y los cereales.—The Review and Herald, 8 de mayo de 1883. {CRA 473.8}
702.
Es un error suponer que la fuerza muscular dependa de consumir alimento animal,
pues sin él las necesidades del organismo pueden satisfacerse mejor y es
posible gozar de salud más robusta. Los cereales, las frutas, las oleaginosas y
las verduras contienen todas las propiedades nutritivas para producir
buena sangre. Estos elementos no son provistos tan bien ni de un modo tan
completo por la dieta de carne. Si la carne hubiera sido de uso indispensable
para dar salud y fuerza, se la habría incluido en la alimentación indicada al
hombre desde el principio.—El Ministerio de Curación, 243 (1905). {CRA 473.9}
[No se aconseja el uso
de carne en caso de un régimen empobrecido—319] {CRA 474.1}
¿Por qué usar alimento de segunda mano?
703.
El régimen de los animales se compone de verduras y cereales. ¿Necesitan las
verduras ser animalizadas, deben ser incorporadas en el organismo de los
animales antes de que las empleemos? ¿Debemos obtener nuestro régimen vegetal
comiendo la carne de criaturas muertas? Dios proveyó frutas en su estado
natural para nuestros primeros padres. Cuando le encargó a Adán que cuidara del
jardín, que lo labrara y lo trabajara, le dijo: Esto “os será para comer”. No
era su propósito que un animal destruyera a otro para obtener alimento.—Carta 72, 1896. {CRA 474.2}
704.
Los que comen carne no hacen más que comer cereales y verduras de segunda mano,
pues el animal recibe de tales productos el alimento que lo nutre. La vida que
estaba en los cereales y en las verduras pasa al organismo del ser que los
come. Nosotros a nuestra vez la recibimos al comer la carne del animal. ¡Cuánto
mejor sería aprovecharla directamente, comiendo el alimento que Dios dispuso
para nuestro uso!—El
Ministerio de Curación, 241 (1905). {CRA 474.3}
La carne es un estimulante típico
705.
A menudo, al dejar de consumir carne, se experimenta una sensación de debilidad
y falta de vigor. Muchos insisten en que esto prueba que la carne es
esencial; pero se la echa de menos porque es un alimento estimulante que
enardece la sangre y excita los nervios. A algunos les es tan difícil dejar de
corner carne como a los borrachos renunciar al trago; y sin embargo se
beneficiarían con el cambio.—El Ministerio de Curación, 243, 244 (1905). {CRA 474.4}
[Véase también 61.] {CRA 475.1}
706.
La carne también es perjudicial. Su efecto naturalmente excitante debería ser
argumento suficiente contra su consumo; y el hecho de que los animales estén
casi universalmente enfermos la hace doblemente reprobable. Tiende a irritar
los nervios y excita las pasiones favoreciendo de este modo las tendencias más
bajas.—La
Educación, 199 (1903). {CRA 475.2}
707.
Me sorprendió en cierta forma su argumento en cuanto a por qué un régimen a
base de carne lo ha mantenido a Ud. fuerte, pues, si Ud. prescindiera de su
persona y de sus intereses individuales, su razón le enseñaría que un régimen a
base de carne no es tan ventajoso como Ud. supone. Ud. sabe cómo contestaría a
una persona apegada al tabaco si ella le presentara, como una defensa del uso
del tabaco, los argumentos que Ud. ha presentado como razón por la cual Ud.
debe continuar el uso de carne de animales muertos como alimento. {CRA 475.3}
La
debilidad que Ud. siente cuando no usa carne es uno de los argumentos más
poderosos que yo podría presentarle como una razón para que Ud. deje el empleo
de ese alimento. Los que comen carne se sienten estimulados después de consumir
este alimento, y suponen que están más fuertes. Después que alguien deja el uso
de la carne, por un tiempo puede sentir debilidad, pero cuando su organismo es
limpiado del efecto de ese régimen, deja de sentirse débil, y de anhelar
lo que ha defendido como algo esencial para tener fuerza.—Carta 73a, 1896. {CRA 475.4}
[Debilidad sentida por
E. G. de White cuando tenía un régimen abundante de carne.—Apéndice 1:4, 5, 10.] {CRA 476.1}
[Lucha de E. G. de
White para cambiar el régimen a base de carne.—Apéndice 1:4, 5.] {CRA 476.2}
Provéanse sustitutos
708.
Cuando se deja la carne hay que sustituirla con una variedad de cereales,
nueces, legumbres, verduras y frutas que sea nutritiva y agradable al paladar.
Esto es particularmente necesario al tratarse de personas débiles o que estén
recargadas de continuo trabajo. En algunos países donde reina la escasez, la
carne es la comida más barata. En tales circunstancias, el cambio de
alimentación será más difícil, pero puede realizarse. Sin embargo, debemos
tener en cuenta la condición de la gente y la fuerza de las costumbres
establecidas, y también guardarnos de imponer indebidamente las ideas nuevas,
por buenas que sean. No hay que instar a nadie a que efectúe este cambio
bruscamente. La carne debe reemplazarse con alimentos sanos y baratos. En este
asunto mucho depende de quien cocine. Con cuidado y habilidad, pueden
prepararse manjares nutritivos y apetitosos con que sustituir en buena parte la
carne. {CRA
476.3}
En
todos los casos, edúquese la conciencia, apélese a la voluntad, suminístrese
alimento bueno y sano, y el cambio se efectuará de buena gana, y en breve
cesará la demanda de carne.—El Ministerio de Curación, 244 (1905). {CRA 476.4}
709.
La debida forma de cocinar los alimentos es una de las tareas más importantes.
Especialmente donde la carne no constituye un artículo principal de
alimentación, la buena preparación de los alimentos es un requisito esencial.
Debe prepararse algo para ocupar el lugar de la carne, y esos sustitutos deben
ser bien preparados, de manera que no se desee la carne.—Carta 60a, 1896. {CRA 476.5}
[Háganse los cambios
con inteligencia—320, 380] {CRA 477.1}
[Se necesita un régimen
adecuado cuando se abandona la carne—320] {CRA 477.2}
[Dios dará habilidad
para preparar alimentos sanos a fin de que ocupen el lugar de los platos de
carne—376, 400, 401, 404] {CRA 477.3}
[El régimen a base de
frutas, cereales, nueces y legumbres debe reemplazar la carne—472, 483, 484,
513] {CRA 477.4}
Excusas ilógicas
710.
Cuando Satanás toma posesión de la mente, ¡cuán pronto se esfuman la luz y la
instrucción que el Señor ha dado en su bondad, de manera que ya no tienen
fuerza! ¡Cuántas personas fabrican excusas e inventan necesidades que no
existen, para sostenerse en su conducta errónea, mientras ponen a un lado la
luz y la pisotean! Hablo con seguridad. La mayor objeción a la reforma pro
salud es que este pueblo no vive la reforma; y sin embargo dirá con seguridad
que no puede vivir la reforma pro salud y preservar su vigor. {CRA 477.5}
En
cada caso semejante encontramos una buena razón por la cual ellos no pueden
vivir la reforma pro salud. No la viven, y nunca la han seguido estrictamente,
y por lo tanto no pueden ser beneficiados por ella. Algunos caen en el error de
pensar que porque descartan la carne no tienen necesidad de reemplazarla con
las mejores frutas y legumbres, preparadas en su estado más natural, libre de
grasas y especias. Si solamente arreglaran con habilidad las cosas abundantes
de las cuales el Creador nos ha rodeado, padres e hijos, empeñados en forma
conjunta y con clara conciencia en la tarea, disfrutarían de los alimentos sencillos,
y podrían entonces hablar con comprensión de la reforma pro salud. Los que no
han sido convertidos a la reforma pro salud y nunca la han adoptado, no pueden
ser jueces de sus beneficios. Los que se apartan ocasionalmente para gratificar
su gusto y comer un pavo engordado u otras carnes, pervierten su apetito, y no
son las personas indicadas para juzgar los beneficios del sistema de la reforma
pro salud. Están gobernados por el gusto, y no por los principios.—Testimonies for the Church 2:486, 487
(1870). {CRA 477.6}
Llamados fervientes a practicar la reforma
711.
Muchos padres actúan como si carecieran de raciocinio. Se hallan en un estado de
letargo, paralizados por la complacencia del apetito pervertido y de la pasión
degradante. Nuestros ministros, que conocen la verdad, deben despertar al
pueblo de su condición paralizada, e inducir a nuestros hermanos a dejar las
cosas que crean apetito por la carne. Si descuidan la reforma, perderán poder
espiritual, y llegarán a estar cada vez más degradados por la complacencia
pecaminosa. En muchos hogares se practican hábitos que disgustan al universo
celestial, hábitos que degradan a los seres humanos y los colocan en un nivel
más bajo que las bestias. Digan todos los que conocen la verdad: “Os ruego...
que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”. {CRA 478.1}
Que
ninguno de nuestros ministros presente un ejemplo malo en el consumo de carne.
Vivan ellos y sus familias a la altura de la reforma pro salud. No animalicen
nuestros pastores su propia naturaleza y la naturaleza de sus hijos. Niños
cuyos deseos no han sido restringidos, son tentados no sólo a complacer los
hábitos comunes de intemperancia, sino también a dar rienda suelta a sus bajas
pasiones, y a desatender la pureza y la virtud. Ellos son guiados por Satanás
no solamente a corromper sus propios cuerpos, sino a susurrarles a otros sus
comunicaciones perversas. Si los padres están cegados por el pecado, a menudo
dejarán de discernir estas cosas. {CRA 478.2}
A
los padres que viven en las ciudades, el Señor les envía la clamorosa
advertencia: Juntad a vuestros hijos en vuestra propia casa; reunidlos para
separarlos de los que no prestan atención a los mandamientos de Dios, los que
enseñan y practican el mal. Salid de las ciudades tan rápido como sea posible. {CRA 479.1}
Los
padres pueden procurar pequeños hogares en el campo, con tierra para cultivar,
donde pueden tener huertas y cultivar hortalizas y pequeñas frutas para que
ocupen el lugar de la carne, la cual tanto corrompe el torrente sanguíneo
vitalizador que circula por las venas.—Manuscrito 133, 1902. {CRA 479.2}
Fuerza para resistir por medio del ayuno y la oración
712.
Si nuestro apetito reclama carnes de animales muertos, se impone la necesidad
de ayunar y orar para que el Señor nos dé su gracia para negarnos los apetitos
carnales que combaten contra el alma.—Carta 73, 1896. {CRA 479.3}
[El ayunar es benéfico
para cambiar el régimen a base de carne y alimentos fuertes—312] {CRA 479.4}
Cuando la oración por sanidad es inconsecuente
713.
Entre los adventistas hay algunos que no prestarán oído a la luz que les fue
dada con respecto a este asunto. Hacen de la carne parte de su régimen, y son
aquejados por la enfermedad. Mientras están enfermos sufren como resultado de
su propia conducta errónea, y piden oraciones de parte de los siervos de Dios.
¿Pero cómo puede el Señor actuar en favor de ellos cuando no están
dispuestos a hacer su voluntad, cuando rehúsan prestar atención a la
instrucción divina con respecto a la reforma pro salud? {CRA 479.5}
Durante
treinta años la luz sobre la reforma pro salud ha estado brillando sobre el
pueblo de Dios, pero muchos la han convertido en un tema de diversión. Han
venido usando té, café, especias y carne. Sus cuerpos están llenos de
enfermedad. Me pregunto ¿cómo podemos presentar a tales personas delante del
Señor para pedir sanidad?—Carta 200, 1903.{CRA 480.1}
714.
Los bollos blandos calientes* y la carne se hallan en completo desacuerdo con
los principios de la reforma pro salud. Si permitimos que la razón ocupe el
lugar del impulso y el amor a la complacencia sensual, no debemos probar la
carne de animales muertos. ¿Qué cosa hay más repulsiva para el olfato que el
olor de un negocio donde se guarda carne para la venta? El olor a carne cruda
es ofensivo para todos aquellos cuyos sentidos no han sido depravados por el
cultivo de apetitos antinaturales. ¿Qué cosa más desagradable a la vista de una
persona de mente reflexiva que los animales sacrificados para ser devorados? Si
la luz que Dios nos ha dado con respecto a la reforma pro salud es desatendida,
él no obrará un milagro para mantener sanos a los que siguen una conducta tal
que los enferma.—(Escrito en 1884) E. from U.T. 2 {CRA 480.2}
Dirigentes en la reforma
715.
Aun cuando no hacemos del uso de la carne una prueba [de discipulado], aun
cuando no queremos forzar a nadie a abandonar su uso, es nuestro deber
pedir que ningún ministro de la asociación tome livianamente o se oponga al
mensaje de la reforma en este punto. Si, en vista de la luz que Dios nos ha
dado con respecto al efecto del consumo de la carne sobre el sistema,
continuáis comiendo carne, debéis soportar las consecuencias. Pero no asumáis
una posición, ante el pueblo, que les permita pensar que no es necesario llamar
a una reforma con respecto al consumo de carne; porque el Señor está llamando a
una reforma. El Señor nos ha dado la tarea de proclamar el mensaje de la
reforma pro salud, y si vosotros no podéis avanzar en las filas de los que dan
este mensaje, no debéis hacer esto prominente. Al obrar en contra de los
esfuerzos de vuestros obreros colaboradores, quienes enseñan la reforma pro
salud, estáis fuera de lugar y actuáis en el lado erróneo.—Carta 48, 1902. {CRA 480.3}
[La obra de la reforma
pro salud avanzará; cuidado con oponeros a ella—42] {CRA 481.1}
716.
Como mensajeros de Dios, ¿no presentaremos un testimonio decidido en contra de
la complacencia de un apetito pervertido?... Dios ha provisto abundancia de
frutas y cereales, los cuales pueden ser saludablemente preparados y empleados
en cantidades debidas. ¿Por qué, entonces, continúan los hombres eligiendo
carne? ¿Podemos tener confianza en ministros que, sentados en mesas donde se
sirve carne, se unen con los demás para comerla?... {CRA 481.2}
“Guardad
cuidadosamente los mandamientos de Jehová vuestro Dios”. Todo el que viola las
leyes de la salud será visitado seguramente por el desagrado de Dios. ¡Oh,
cuánto del Espíritu Santo debemos tener día tras día, si queremos andar con
circunspección, negando el yo, y practicando las virtudes del carácter de
Cristo!—Pacific
Union Recorder, 9 de octubre de 1902. {CRA 481.3}
717.
Alístense nuestros ministros y colportores bajo el estandarte de la estricta
temperancia. Nunca se avergüencen de decir: “No, gracias; no como carne. Tengo
escrúpulos de conciencia contra el comer la carne de animales muertos”. Si se
ofrece té, rechazadlo, dando la razón que os induce a hacerlo. Explicad que es
perjudicial, y aun cuando por un tiempo sea estimulante, el estímulo pronto
pasa, y se siente una depresión correspondiente.—Manuscrito 113, 1901. {CRA 482.1}
718.
Con respecto a la carne todos podemos decir: No la toquéis. Y todos deben dar
un testimonio claro en contra del té y el café, no usándolos jamás. Son
narcóticos, y perjudican tanto al cerebro como a los otros órganos del cuerpo.
No ha llegado todavía el tiempo cuando pueda decir que el uso de la leche y los
huevos debe ser completamente abandonado. La leche y los huevos no deben ser
clasificados con la carne. En algunas dolencias el uso de los huevos es muy
benéfico. {CRA
482.2}
Que
los miembros de nuestras iglesias se nieguen todo apetito egoísta. Cada centavo
gastado en té, café y carne ha sido peor que desperdiciado; porque estas cosas
obstaculizan el mejor desarrollo de las facultades físicas, mentales y
espirituales.—Carta
135, 1902. {CRA 482.3}
[No se servía carne en
el hogar de los White ni era usada por E. G. de White.—Apéndice 1:4, 5, 8, 10, 14, 15, 16, 17,
18, 21, 23.] {CRA 482.4}
[La carne eliminada de
la mesa de E. G. de White.—Apéndice 1:12, 13.] {CRA 482.5}
Un resumen
719.
Si pudiese beneficiarnos el satisfacer nuestro deseo de comer carne, no os
dirigiría esta súplica; pero sé que ello es imposible. Los alimentos
preparados a base de carne perjudican la salud física, y debemos aprender a
vivir sin ellos. Los que están en situación de poder seguir un régimen
vegetariano, pero prefieren seguir sus propias inclinaciones en este asunto,
comiendo y bebiendo como quieren, irán descuidando gradualmente la instrucción
que el Señor ha dado tocante a otras fases de la verdad presente, perderán su
percepción de lo que es verdad y segarán con toda seguridad lo que hayan
sembrado. {CRA
482.6}
Se
me ha mostrado que no debe servirse a los alumnos de nuestros colegios carne ni
otros productos reconocidos como dañinos para la salud. Ninguna cosa que
pudiera hacer apetecer estimulantes debe ser colocada sobre la mesa. Al
decirlo, me dirijo tanto a los jóvenes como a los adultos y a los ancianos.
Absteneos de las cosas que puedan dañaros. Servid al Señor con sacrificio. {CRA 483.1}
Los
niños deben participar con inteligencia en esta obra. Todos somos miembros de
la familia del Señor; y él quiere que sus hijos ancianos y jóvenes resuelvan
sacrificar sus apetitos y economizar el dinero necesario para construir
capillas y sostener a los misioneros. {CRA 483.2}
Estoy
comisionada para decir a los padres: Colocaos enteramente, alma y espíritu, del
lado del Señor en este asunto. Debemos recordar en estos días de prueba que
estamos en juicio delante del Señor del universo. ¿No renunciaréis a las costumbres
que os causan daño? Las palabras valen poco; mostrad por vuestros actos de
abnegación que queréis obedecer a las órdenes que el Señor da a su pueblo
peculiar. Luego, colocad en la tesorería una parte del dinero economizado por
medio de vuestro renunciamiento, y habrá recursos para proseguir la obra de
Dios. {CRA
483.3}
Algunos
piensan que no pueden vivir sin comer carne; pero si quisieran ponerse de parte
del Señor, decididos a andar resueltamente en la senda en que él nos ha guiado,
recibirían fuerza y sabiduría como Daniel y sus compañeros. Dios les daría
entendimiento sano. Muchos se sorprenderían al ver cuánto podrían economizar
para la causa de Dios mediante actos de renunciamiento. Las sumitas ahorradas
por actos de sacrificio contribuirán más para edificar la causa de Dios que las
donaciones cuantiosas que no son el fruto de la abnegación. {CRA 483.4}
Los
adventistas del séptimo día transmiten verdades trascendentales. Hace más de
cuarenta años que el Señor nos dio luces especiales sobre la reforma pro salud;
pero, ¿cómo seguimos en esa luz? ¡Cuántos hay que han rehusado poner su vida en
armonía con los consejos de Dios! Como pueblo, debiéramos realizar progresos
proporcionales a la luz que hemos recibido. Es deber nuestro comprender y
respetar los principios de la reforma pro salud. En el asunto de la
temperancia, deberíamos dejar muy atrás a todos los demás; sin embargo, hay en
nuestras iglesias miembros a quienes las instrucciones no han faltado, y hasta
predicadores, que demuestran poco respeto por la luz que Dios nos ha dado
tocante a este asunto. Comen según sus gustos y trabajan como mejor les
parece... {CRA
484.1}
No
prescribimos un régimen definido, pero decimos que en los países donde abundan
las frutas, los cereales y las nueces, la carne no es el alimento adecuado para
el pueblo de Dios. Se me ha indicado que la carne propende a animalizar la
naturaleza, a despojar a los hombres y mujeres del amor y la simpatía que
debieran sentir por cada cual, y hace predominar las pasiones bajas sobre las
facultades más elevadas del ser. Si el comer carne fue alguna vez saludable, no
lo es ahora. Los cánceres y tumores y las enfermedades pulmonares se deben
mayormente a la costumbre de comer carne. {CRA 484.2}
No
hacemos del consumo de la carne una condición para la admisión de los miembros;
pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre otros los creyentes
profesos que usan carne. Como mensajeros de Dios, ¿no diremos al pueblo:
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de
Dios”? 1
Corintios 10:31.
¿No daremos un testimonio decidido contra la complacencia del apetito
pervertido? ¿Quiere cualquiera de los que son ministros del Evangelio y que
proclaman la verdad más solemne que haya sido dada a los mortales, dar el
ejemplo de volver a las ollas de Egipto? ¿Quieren los que son sostenidos por el
diezmo de la tesorería de Dios permitir que la gula envenene la corriente vital
que fluye por sus venas? ¿Harán caso omiso de la luz y las amonestaciones que
Dios les ha dado? La salud del cuerpo debe considerarse como esencial para el
crecimiento en la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se
cuida debidamente el estómago, será trabada la formación de un carácter moral
íntegro. El cerebro y los nervios están en relación íntima con el estómago. De
los errores practicados en el comer y beber resultan pensamientos y hechos
erróneos. {CRA
484.3}
Todos
somos probados en este tiempo. Hemos sido bautizados en Cristo; y si estamos
dispuestos a separarnos de todo aquello que tienda a degradarnos y a hacernos
lo que no debemos ser, recibiremos fuerza para crecer en Cristo, nuestra cabeza
viviente, y veremos la salvación de Dios.—Joyas de los Testimonios 3:357-360 (1909). {CRA 485.1}
La reforma progresiva en la alimentación en las instituciones
adventistas
[Nota: Existen registros históricos según los
cuales las instituciones adventistas de salud en sus primeros días servían
carne en mayor o menor grado a los pacientes y a los ayudantes. La reforma en
esta fase de una vida sana fue progresiva. En las instituciones más antiguas,
después de una larga lucha, la carne se fue descartando y desapareció de todas
las mesas. En el caso del Sanatorio de Battle Creek este paso fue tomado en
1898, mayormente en respuesta al consejo de la pluma de la Sra. de White que
aparece en este capítulo (722). En el Sanatorio de Santa Helena, California, el
cambio se realizó en 1903. Por este tiempo la educación con respecto a un
régimen sin carne se había esparcido ampliamente, y la carne era descartada del
menú de los huéspedes con menor dificultad que si se hubiese excluido en una
fecha anterior. Era un gozo para los gerentes de las instituciones más antiguas
saber que en las instituciones nuevas que se inauguraban por entonces no se
servía carne a los pacientes. {CRA 485.2}
El
consejo sobre el tema de la carne no es completo sin el cuadro de la lucha para
abandonarla que se desarrolló en nuestras instituciones según la presentan
diferentes comunicaciones de la Sra. de White, y la instrucción que requería
una reforma progresiva en el régimen. Es esencial que el lector tenga en cuenta
estos hechos y la época en que se escribieron las distintas declaraciones al
estudiar esta fase del tema de la carne.—Los compiladores.] {CRA 486.1}
Llamados a establecer un régimen sin carne en nuestras primeras
instituciones médicas (1884)
720.
Me he levantado esta mañana a las cuatro para escribirle unas pocas líneas. He
estado pensando mucho últimamente acerca de cómo la institución que Ud. preside
podría llegar a ser todo lo que Dios quiere que sea, y tengo unos pocos
pensamientos que sugerirle. {CRA 486.2}
Nosotros
somos reformadores en pro de la salud, que tratamos de regresar, hasta donde
sea posible, al plan original de temperancia establecido por el Señor. La
temperancia no consiste meramente en abstenerse de las bebidas alcohólicas y el
tabaco, ambos intoxicantes. Tiene un ámbito mayor que éste. Debe regular lo que
comemos. {CRA
486.3}
Todos
estamos familiarizados con la luz sobre el tema de la reforma pro salud. Pero
cuando yo visito el Instituto de Salud, veo que hay un señalado apartamiento de
la reforma pro salud sobre el asunto del consumo de carne, y estoy convencida
de que debe haber un cambio. El régimen de Uds. se compone mayormente de carne.
Dios no nos está guiando en esa dirección; el enemigo está tratando de
establecer el asunto del régimen sobre bases erróneas induciendo a los que
están a cargo de la institución a acomodar la alimentación al apetito de los
pacientes. {CRA
486.4}
Cuando
el Señor dirigió a los hijos de Israel para sacarlos de Egipto, se propuso
establecerlos en Canaán como un pueblo puro, feliz y lleno de salud. Estudiemos
el plan de Dios, y veamos cómo se realizó aquello. El Señor restringió su
alimentación. En gran escala, eliminó el consumo de carne. Pero ellos
apetecieron las ollas de carne de Egipto, y Dios les dio carne, y junto con
ella los seguros resultados. {CRA 487.1}
El
Instituto de Salud fue establecido a un costo elevado para tratar a los
enfermos sin drogas. Debe ser conducido a base de principios higiénicos. La
medicación a base de drogas debe eliminarse tan rápidamente como sea posible,
hasta que todo esté descartado. Debe darse educación sobre el régimen
alimenticio, el vestido y el ejercicio adecuados. No solamente nuestro propio
pueblo debe ser educado, sino los que no han recibido la luz sobre la reforma
pro salud deben ser enseñados cómo vivir en forma sana, de acuerdo con las
disposiciones de Dios. Pero si nosotros mismos no tenemos una norma a este
respecto, ¿qué necesidad hay de hacer tan grandes inversiones para establecer
un instituto de salud? ¿Cuándo se realiza la reforma? {CRA 487.2}
No
puedo admitir que estamos marchando según las disposiciones divinas. Debemos
instituir un orden diferente de cosas, o de otra suerte abandonar el nombre de
Instituto de Salud; porque sería totalmente inapropiado. El Señor me ha
mostrado que el Instituto de Salud no debe ser amoldado de tal suerte que
satisfaga el apetito o las ideas de cualquier persona. Me doy cuenta de que la
excusa para permitirse el consumo de carne en la institución ha sido que las
personas que buscan placer y acuden a él no están conformes con ningún otro
régimen. En ese caso, déjeselos que vayan a donde puedan obtener esa clase de alimentación.
Cuando la institución no puede regirse, aun para los huéspedes, de acuerdo con
los principios rectos, cambie entonces el nombre que ha asumido. Pero la excusa
en que se ha insistido ya no existe, porque los clientes de afuerason muy
pocos. {CRA
487.3}
Se
hace un daño real al organismo al comer constantemente carne. No hay para ello
otra excusa que el apetito depravado y pervertido. Ud. preguntará: ¿Eliminaría
Ud. completamente el consumo de carne? Contesto: Con el tiempo llegaría a eso,
pero no estamos preparados para dar este paso precisamente ahora. Con el tiempo
se descartará del todo el consumo de carne. La carne de animales no compondrá
más una parte de nuestro régimen; y miraremos las carnicerías con disgusto... {CRA 488.1}
Estamos
constituidos por aquello que comemos. ¿Fortaleceremos las pasiones animales
comiendo carne de animales? En lugar de enseñar el gusto a complacerse con esta
dieta tosca, ya es tiempo de que aprendamos a subsistir a base de frutas,
cereales, legumbres y hortalizas. Esta es la tarea de todos los que están
relacionados con nuestras instituciones. Usese cada vez menos carne, hasta
abandonarla por completo. Si se descarta la carne, si el gusto no es educado en
esa dirección, si se estimula el deseo de comer frutas y cereales, pronto habrá
una situación como la que Dios en el principio se propuso que existiera. Ninguna
clase de carne será usada por su pueblo. {CRA 488.2}
Cuando
la carne deje de ser usada como lo ha sido, aprenderéis una manera más correcta
de cocinar, y podréis suplir la carne con alguna otra cosa. Pueden prepararse
muchos platos saludables exentos de grasa y de carne de animales muertos. Puede
proporcionarse una variedad de platos simples, perfectamente saludables y
nutritivos, sin carne. Los hombres sanos deben tener abundancia de verduras,
frutas, cereales y legumbres. Ocasionalmente puede ser necesario servir carne a
algunas personas de afuera que han educado su gusto de tal manera que
piensan que a menos que tengan carne, no pueden conservar su vigor. Pero
tendrán mayor capacidad de resistencia si se abstienen de la carne que si viven
mayormente a base de ella. {CRA 488.3}
La
principal objeción que tienen los médicos y ayudantes del Instituto de Salud
para descartar un régimen a base de carne es que ellos mismos quieren carne, y
entonces arguyen que deben tenerla. Por lo tanto, estimulan su empleo. Pero
Dios no quiere que los que vienen al Instituto de Salud sean educados para
subsistir a base de un régimen con carne. Mediante disertaciones y por medio
del ejemplo, educad en otra dirección. Esto exigirá gran habilidad en la
preparación de alimentos sanos. Se requerirá más trabajo, y sin embargo
gradualmente debe ir haciéndose. Usese menos carne. Hágase que los que cocinan
y los que llevan las responsabilidades, eduquen su gusto y sus hábitos de
comer, de acuerdo con las leyes de salud. {CRA 489.1}
Hemos
estado yendo de regreso a Egipto más bien que avanzando hacia Canaán. ¿No
invertiremos el orden de las cosas? ¿No tendremos alimento sencillo y saludable
en nuestras mesas? ¿No abandonaremos los panecillos blandos y calientes, que
solamente producen dispepsia? Los que elevan la norma tanto como pueden con
miras a alcanzar el orden de Dios, de acuerdo con la luz que el Señor les ha
dado por medio de su Palabra y de los testimonios de su Espíritu, no cambiarán
su conducta para acomodarse a los deseos de sus amigos o sus parientes, ora se
trate de uno, de dos o aun de una hueste, que viven en forma contraria a la
disposición divina. Si avanzamos guiándonos por principios en estas cosas, si
observamos reglas estrictas en la alimentación, si como cristianos educamos
nuestros gustos según el plan de Dios, ejerceremos una influencia que estará de
acuerdo con la mente de Dios. La pregunta es: “¿Estamos dispuestos a ser
verdaderos reformadores en pro de la salud?” {CRA 489.2}
Es
esencial que se evite la continua monotonía en el régimen. El apetito
responderá mucho mejor si se hacen cambios en la alimentación. Sed uniformes:
no tengáis diversas clases de alimentos en la mesa en una misma comida y
ninguna variedad en la próxima. Practicad la economía en este asunto. Déjese
que la gente se queje si quiere. Déjese que ella critique si no hay comida
suficiente para agradarla. Los israelitas siempre se quejaron de Moisés y de
Dios. Es vuestro deber mantener la norma de la reforma pro salud. Puede
lograrse más en favor de los enfermos regulando el régimen de ellos que por
medio de todos los baños que pueda dárseles. {CRA 490.1}
Usese
la misma cantidad de dinero que se gasta en carne para comprar fruta. Mostrad a
la gente la manera correcta de vivir. Si esto se hubiera hecho desde el propio
comienzo en la institución de _____, al Señor le habría agradado, y habría
aprobado el esfuerzo... {CRA 490.2}
Debe
usarse cuidado y habilidad en la preparación del alimento. Espero que la Dra.
_____ ocupe el puesto que se le ha asignado, y que aconseje al cocinero, de
manera que los alimentos puestos en las mesas del Instituto de Salud estén de
acuerdo con la reforma pro salud. Debido a que alguien está inclinado a
complacer su apetito, no debe sostener que su método de vida es el correcto; no
debe, por medio de su conducta, tratar de amoldar la institución para que ésta
se acomode a sus gustos y prácticas. Los que llevan la responsabilidad de la
institución deben entrar frecuentemente en consejo mutuo. Deben avanzar en
perfecta armonía. {CRA
490.3}
Os
ruego que no arguyáis que el consumo de carne debe ser correcto, debido a que
fulano o zutano, que es esclavo del apetito, ha dicho que él no puede vivir en
el Instituto de Salud sin carne. El vivir a base de animales muertos es una
forma muy tosca de vivir, y como pueblo, debemos estar realizando un cambio,
una reforma, enseñando a la gente que hay preparaciones sanas de alimentos
que les darán más fuerza, y preservarán mejor su salud que la carne. {CRA 490.4}
El
pecado de esta era de glotonería es el comer y beber. La complacencia del
apetito es el dios a quien muchos adoran. Los que están relacionados con el
Instituto de Salud deben presentar un ejemplo correcto en estas cosas. Deben
avanzar en una forma consciente en el temor de Dios y no ser gobernados por un
gusto pervertido. Deben ser totalmente iluminados con respecto a los principios
de la reforma pro salud, y bajo todas las circunstancias deben permanecer bajo
su estandarte. {CRA
491.1}
Espero,
Dr. _____, que Ud. aprenderá más y más cómo cocinar en forma saludable.
Proporcione una abundancia de alimento bueno y sano. No practique la economía
en este sentido. Reduzca sus cuentas de carne, pero tenga abundancia de buena
fruta y verduras, y Ud. se gozará de ver el buen apetito con que todos participarán
de sus preparaciones. Nunca piense que el alimento bueno e higiénico que se
consume está perdido. Producirá sangre y músculos, y dará fuerza para los
deberes cotidianos.—Carta
3, 1884. {CRA 491.2}
[En nuestros colegios
no debe enseñarse a cocinar carne—817] {CRA 491.3}
[Médicos que comen
carne no deben ser empleados en nuestros sanatorios—433] {CRA 491.4}
721.
He estado pensando mucho acerca del Instituto de Salud de _____. Muchos
pensamientos acuden a mi mente, y deseo expresaros a vosotros algunos de éstos. {CRA 491.5}
He
estado repasando la luz que Dios me ha dado, y que por mi intermedio os ha dado
a vosotros, sobre la reforma pro salud. ¿Habéis tratado de entender en forma
cuidadosa y con oración la voluntad de Dios en estos asuntos? La excusa ha sido
que los extraños quieren tener un régimen a base de carne, pero aunque ellos
tengan algo de carne, yo sé que con cuidado y habilidad pueden prepararse
platos para reemplazar la carne en gran medida, y en poco tiempo ellos podrían
ser enseñados a abandonar la carne de animales muertos. Pero si la que cocina
depende mayormente para su consumo de la carne, ella podrá y querrá estimular
el consumo de carne, y el apetito depravado inventará toda excusa posible para
sostener esta clase de régimen. {CRA 491.6}
Cuando
vi cómo andaban las cosas—que si N _____ no tenía carne para cocinar, no sabía
qué proporcionar como sustituto de la misma, y que la carne era el artículo
principal del régimen—, sentí que debía haber un cambio de inmediato. Puede
haber tuberculosos que exijan carne. Pero ténganla en sus propias piezas y no
se tiente el apetito ya pervertido de aquellos que no deben comerla... Podéis
pensar que os es imposible trabajar sin carne. Así pensé yo una vez, pero sé
que en su plan original, Dios no hizo provisión para que la carne de animales
muertos compusiera el régimen del hombre. Es el gusto tosco y pervertido el que
aceptará al alimento... Además, el hecho de que la carne está enferma en
extenso grado, debe inducirnos a hacer grandes esfuerzos para abandonar
completamente su uso. Mi posición ahora es la de dejar la carne en forma total.
Será difícil para algunos hacer esto, tan difícil como lo es para el bebedor de
ron abandonar el trago; pero será mejor para ellos que hagan el cambio.—Carta 2, 1884. {CRA 492.1}
Haciendo frente al asunto honradamente
722.
El sanatorio está haciendo una buena obra. Hemos llegado al punto de tratar el
discutido asunto de la carne. ¿No deben tener, los que vienen al sanatorio,
carne en sus mesas, para ser instruidos a dejarla en forma gradual?... Hace
años me fue dada la luz de que no debe tomarse la posición positiva de descartar
toda la carne, porque en algunos casos ésta era mejor que los postres, y que
los platos compuestos de dulces. Con seguridad éstos causan perturbación.
Es la variedad y la mezcla de carne, verduras, frutas, vinos, té, café, tortas
dulces y pasteles concentrados lo que arruina el estómago, y coloca a los seres
humanos en la posición de inválidos con todos los desagradables defectos que la
enfermedad ejerce en su estado de ánimo... {CRA 492.2}
Presento
la Palabra del Señor Dios de Israel. Debido a la transgresión, la maldición de
Dios vino sobre la tierra misma, sobre el ganado y sobre toda carne. Los seres
humanos están sufriendo el resultado de su propia conducta al apartarse de los
mandamientos de Dios. Las bestias también sufren bajo la maldición. {CRA 493.1}
El
consumo de carne no debe prescribirse para ningún inválido por parte de ningún
médico que entienda estas cosas. Las enfermedades de los animales están
haciendo que el consumo de carne sea un asunto peligroso. La maldición del
Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias y sobre los
peces del mar; y a medida que la transgresión llega a ser casi universal, se
permitirá que la maldición se haga tan amplia y tan profunda como la
transgresión. Se contraen enfermedades por el uso de la carne. La carne enferma
de estos cadáveres se vende en los mercados, y el seguro resultado es
enfermedad entre los hombres. {CRA 493.2}
El
Señor llevará a sus hijos hasta el punto en que ellos no tocarán ni gustarán la
carne de animales muertos. No prescriba, pues, estas cosas ningún médico que
tiene un conocimiento de la verdad para este tiempo. No hay seguridad en el
consumo de carne de animales muertos, y dentro de poco tiempo la leche de las
vacas también será excluida del régimen del pueblo que guarda los mandamientos
de Dios. Dentro de un corto tiempo no será seguro usar ninguna cosa que proceda
de la creación animal. Los que acepten sin reservas lo que Dios dice y
obedezcan sus mandamientos de todo corazón, serán bendecidos. El será su escudo
protector. Pero con el Señor no se puede jugar. La desconfianza, la
desobediencia, el enajenamiento de la voluntad y del camino de Dios, colocarán
al pecador en una posición donde el Señor no puede darle su favor divino... {CRA 493.3}
De
nuevo me referiré al asunto del régimen. No podemos hacer ahora lo que nos
aventuramos a hacer en lo pasado con respecto al consumo de carne. Siempre ha
sido una maldición para la familia humana. Pero ahora lo es en forma particular
dentro de la maldición que Dios ha pronunciado sobre los rebaños del campo,
debido a la transgresión y el pecado del hombre. La enfermedad entre los
animales está llegando a ser cada vez más común, y nuestra única seguridad
ahora consiste en dejar la carne enteramente. Prevalecen actualmente las más graves
enfermedades, y la última cosa que deben hacer los médicos que han sido
iluminados es aconsejar a sus pacientes a comer carne. Debido al consumo de
carne, que en tan vasto grado se hace en este país, los hombres y las mujeres
se están desmoralizando, su sangre se corrompe y las enfermedades se implantan
en el organismo. Debido al consumo de carne, muchos mueren, y no entienden la
causa. Si se conociera la verdad, se daría testimonio de que fue la carne de
los animales la que pasó por la muerte. El pensamiento de alimentarse de carne
de animales muertos es repulsivo, pero hay algo más, además de esto. Al comer
carne participamos de sus enfermedades, y ésta siembra sus semillas de
corrupción en el organismo humano. {CRA 494.1}
Le
escribo, hermano mío, para que no se siga prescribiendo en nuestro sanatorio el
consumo de carne de animales. No hay excusa para esto. No existe seguridad en
las consecuencias y los resultados que ello tiene sobre la mente humana. Seamos
reformadores en pro de la salud en todo el sentido del término. Dése a conocer
en nuestras instituciones el hecho de que ya no se sirve carne en la mesa, ni
aun para los clientes; y entonces la educación que se da sobre el abandono
de la carne no consistirá sólo en palabras sino en hechos. Si la clientela es
menor, que lo sea. Los principios serán de un valor mucho mayor, cuando se
entiendan, cuando se sepa que no se quitará la vida de ningún ser para sostener
la vida del cristiano.—Carta
59, 1898. {CRA 494.2}
Una segunda carta para hacer frente al mismo asunto
723.
Recibí su carta, y le explicaré el asunto relativo a la carne lo mejor que
pueda. Las palabras que Ud. menciona se hallaban en una carta dirigida a _____
y a algunas otras personas en la ocasión en que la Hna. _____ estaba en el
Instituto de Salud [720]. He hecho buscar estas cartas. Algunas de ellas
estaban copiadas y otras no. Les dije que asignaran fechas a las declaraciones
realizadas. En ese tiempo el régimen a base de carne era prescrito y usado en
forma muy amplia. La luz que me fue dada indicaba que la carne sana no debía
eliminarse del todo de inmediato, sino que debían presentarse disertaciones en
la sala con respecto al uso de carne de cualquier clase; las frutas, los
cereales y las legumbres y hortalizas, debidamente preparados, es todo lo que
el organismo requiere para mantenerse con salud; pero que primeramente debía
mostrarse que no tenemos necesidad de usar carne, donde hay abundancia de
frutas, como en California. Pero en el Instituto de Salud no estaban preparados
para hacer cambios repentinos, después de usar carne en forma tan abundante
como lo habían hecho. Sería necesario que ellos emplearan carne muy de vez en
cuando al comienzo y que finalmente la abandonaran del todo. Pero debía haber
solamente una sola mesa llamada la mesa de la carne para los pacientes. Las
otras mesas debían estar exentas de este artículo... {CRA 495.1}
Trabajé
de una manera más ferviente para descartar toda la carne, pero esta
difícil cuestión debe ser manejada en forma discreta y sin imprudencia, puesto
que la carne se usaba tres veces por día. Los pacientes debían ser educados
desde el punto de vista de la salud. {CRA 495.2}
Esto
es todo lo que yo puedo recordar sobre el tema. He estado recibiendo luz
adicional para que la consideremos. La creación animal está enferma, y es
difícil determinar la cantidad de enfermedad que hay en la familia humana que
viene como resultado de comer carne. Leemos constantemente en los periódicos
acerca de la inspección de la carne. Continuamente se decomisa toda la carne de
algunas carnicerías, y el producto que se vendía es condenado como inadecuado
para su uso. {CRA
496.1}
Por
muchos años he recibido luz según la cual el comer carne no es bueno para la
salud ni para la moral. Y sin embargo, parece tan extraño que tenga que hacer
frente a este asunto de comer carne una y otra vez. He tenido una conversación
muy directa y decidida con los médicos del Instituto de Salud. Ellos habían
considerado el asunto, y el Hno. y la Hna. _____ fueron puestos en aprieto. Se
prescribía carne para los pacientes... En sábado, mientras asistía al congreso
de la Unión de Australia, realizado en Stanmore, me sentí urgida por el
Espíritu del Señor, a abordar el caso del Instituto de Salud de Summer Hill,
que queda a pocas estaciones de distancia de Stanmore. {CRA 496.2}
Presenté
las ventajas que deben obtenerse en el sanatorio. Mostré que la carne nunca
debiera colocarse en la mesa como un artículo de consumo, y que la vida y la
salud de millares de personas estaban siendo sacrificadas en los altares donde
se ofrecía carne para el consumo. Nunca presenté un llamado más fervoroso y
decidido. Dije: estamos agradecidos de que tenemos una institución aquí donde
la carne de animales muertos no se prescribe para los pacientes. Dígase que ni
un solo bocado de carne se ha colocado sobre la mesa, ora sea para los médicos,
los administradores, los ayudantes o los pacientes. Dije: Tenemos
confianza en nuestros médicos en el sentido de que este asunto será tratado
desde el punto de vista de la salud, porque los cadáveres deben siempre
considerarse como no adecuados para componer el régimen de alimentación de los
cristianos. {CRA
496.3}
No
atenué el asunto ni en una sola partícula. Dije que si los que estaban en
nuestros institutos de salud ponían carne de animales muertos sobre la mesa,
merecerían el desagrado de Dios. Mancillarían el templo de Dios, y necesitarían
las palabras que les fueron dichas: Si alguno destruyere el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él. La luz que Dios me ha dado es que la maldición de Dios
está sobre la tierra, el mar, el ganado y los animales. Pronto ya no habrá más
seguridad en la posesión de los rebaños. La tierra está corrompiéndose bajo la
maldición de Dios.—Carta
84, 1898. {CRA 497.1}
Permanezcamos fieles a nuestros principios
724.
En los últimos tiempos el número de pacientes de nuestro sanatorio ha
disminuido, debido a un conjunto de circunstancias que no podía evitarse. Una
razón por la falta de clientes es, yo creo, la posición que han tomado los que
encabezan la institución en contra de servir carne a los pacientes. Desde el
día cuando el sanatorio se abrió, se ha servido carne en el comedor. Creímos
que había llegado el tiempo de tomar una decisión definitiva en contra de esta
práctica. Sabíamos que no era del agrado de Dios que se sirviera carne a los
pacientes. {CRA
497.2}
Ahora
no se sirve té, café o carne en absoluto en la institución. Estamos
determinados a vivir los principios de la reforma pro salud, a andar en el
camino de la verdad y la justicia. No seremos reformadores a medias por temor a
perder nuestros clientes. Hemos tomado nuestra posición, y con la ayuda de Dios
permaneceremos firmes. Los alimentos provistos para los pacientes son sanos y
deliciosos. El régimen se compone de frutas, cereales y nueces. Aquí en
California hay una abundancia de frutas de toda clase. {CRA 497.3}
Si
llegan pacientes que dependen tanto de la carne que piensan que no pueden vivir
sin ella, trataremos de hacerles considerar este asunto desde un punto de vista
inteligente. Y si no quieren hacerlo, y si están determinados a usar lo que
destruye la salud, no rehusaremos proveérselo para ellos solos, si están
dispuestos a comerlo en su propia pieza y si también están dispuestos a
arriesgar las consecuencias. Pero deben asumir ellos mismos la responsabilidad
de su conducta. No sancionaremos su conducta. No nos atrevemos a deshonrar
nuestra mayordomía sancionando el uso de aquello que corrompe la sangre y trae
enfermedad. Seríamos infieles al Maestro si hiciéramos aquello que sabemos que
él no aprueba. {CRA
498.1}
Esta
es la posición que hemos tomado. Estamos resueltos a ser leales a los
principios de la reforma pro salud, y que Dios nos ayude, es mi oración. {CRA 498.2}
Deben
ponerse en operación planes que produzcan un aumento de clientes. Pero ¿sería
justo que, por el afán de obtener más pacientes, regresáramos a la costumbre de
servir carne? ¿Daremos a los enfermos lo que los ha enfermado, lo que los
mantendrá enfermos si siguen usándolo como alimento? ¿No tomaremos en cambio
nuestra posición como quienes han resuelto cumplir los principios de la reforma
pro salud?—Manuscrito 3a, 1903. {CRA 498.3}
[Té, café, y carne servidos en las piezas de
los pacientes—437] {CRA 498.4}
725.
Hay algunos en nuestras instituciones que pretenden creer los principios de la
reforma pro salud, y sin embargo se complacen en el uso de carne y otros
alimentos que saben que son perjudiciales para la salud. Digo a los tales en el
nombre del Señor: No aceptéis puestos en las instituciones mientras rehuséis
vivir los principios que esas
instituciones
representan; porque al hacerlo, hacéis doblemente más dura la tarea de los que
enseñan y de los dirigentes que están luchando para conducir la obra en forma
justa. Allanad el camino del rey. Dejad de estorbar el camino del mensaje que
el Señor envía. Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en
los primeros días del mensaje han de ser considerados tan importantes para
nuestro pueblo hoy como lo eran entonces. Hay algunos que nunca han tenido la
luz que les fue dada sobre el asunto del régimen. Es tiempo ahora de sacar la
luz de debajo del almud, para dejarla refulgir con rayos claros y brillantes.—Manuscrito 73, 1908. {CRA
499.0}
[No ha de servirse en nuestros sanatorios—424,
431, 432] {CRA 499.1}
[No ha de servirse a los ayudantes—432, 444] {CRA 499.2}
[El uso excesivo de los alimentos dulces es tan
dañino como el uso de carne no enferma—533, 556, 722] {CRA 499.3}
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